Hacía dos siglos La Heroica no había sido sometida a un encierro obligatorio. Incluso el alcalde, temeroso por el COVID-19, se hizo una prueba que dio negativo.
Pablo Morillo, conocido como el pacificador, fue el hombre que en los años 1800 obligó a los habitantes de Cartagena a resguardarse por el régimen de terror que sembró bajo las órdenes de la corona española.
Pero ahora, quien somete al encierro es el coronavirus, que dejó desolado el centro histórico del distrito, un panorama desolador que también se observa en las playas.
Hasta William Dau, que lidera la cruzada de salvamento y salud, se sometió a una prueba de coronavirus porque “Cartagena necesita un alcalde saludable, sano, para estar al frente durante estos 4 años. Yo soy el papá de Cartagena y tengo que cuidar a mis hijos”.
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Y hay quienes guardan la esperanza de volver en poco tiempo a la normalidad.
“Confío en Dios, que esto va a pasar prontico y que todo va a salir bien. Oro mucho por eso y por todas las personas que no conozco e, inclusive, por las que ya tienen el virus”, dice Astrid Agámez.
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El toque de queda en Cartagena inicia este viernes en la tarde y termina el martes en la madrugada.