El papá de Laura Escandón falleció ante la mirada impotente de sus hijas y esposa. Pasaron más de un día sin sepultarlo porque solo hay 50 entierros diarios.
“Nos tocó ver cómo se fue yendo lentamente por falta de oxígeno toda la madrugada”, contó la samaria.
“Desde la noche que mi papá empezó a complicarse, estuve buscando cómo llenar uno de los oxígenos que tenía en mi casa, estuve buscando una ambulancia, una clínica, un doctor, un enfermero que nos ayudara a sacarlo de la crisis en la que estaba, nunca pasó”, relató.
“Llamé 50 veces al 911 por una ambulancia y nunca llegó. Estuve con mi mamá, mi hermana luchando para que no se nos fuera y nos dejó”, lamentó la mujer, que vive hace 12 años con su familia en Guayaquil , una de las ciudades más golpeadas en Ecuador por el coronavirus, donde más de 3.600 personas se han infectado y 180 han fallecido.
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Después de muerto “duramos con él en la casa 24 horas, ya que no hay quién retire los cuerpos, todo está colapsado, en los cementerios solo entierran 50 cuerpos diarios y por más que se contrató una funeraria y se compró una bóveda nos toca esperar al día de hoy en la mañana para ver si es posible enterrarlo”, contó la mujer, que confirmó que aunque sus pulmones están limpios, teme por sus dos hijos, de 2 meses y 3 años, que actualmente no se están quedando con ella.
El esposo de la samaria, Rafael Barrios, fue el primero en contraer el COVID-19 .
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“Lo único que pido es un médico que nos dé un tratamiento, ya sea un neumólogo que nos monitoree desde Colombia por medio de videollamada, ya que en Guayaquil no se consigue nada”, concluyó.