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Maromas de una madre comunitaria para completar ración de los niños que cuida

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En Itagüí, una madre comunitaria asegura que debe poner el 15 por ciento de los alimentos con los que sostiene a los niños de su hogar.
Algunos productos llegan dañados y otros no alcanzan para cubrir los requerimientos nutricionales de los pequeños.
La regional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), encargado del tema en Antioquia, dijo que no podía pronunciarse sobre el tema.
“Toca sacar (del suministro) de la casa, nosotros aportamos más del 15 por ciento de lo que nos hace falta, nosotros ponemos de nuestro bolsillo. A mí, mis niños me piden más y yo no soy capaz de decir que no, les doy más sopa o seco, porque el niño queda con hambre”, relata Martha Ossa, una madre comunitaria.
En un cajón guarda el mercado que le distribuyen los operadores del ICBF, alimentos que deben durarle 15 días y ser racionados para 13 niños.
“Esta es la minuta, la parte del mercado que nos mandan para 13 niños. Como pueden ver las cantidades son mínimas y un paquete de lentejas hay que partirlo en dos, igual que el blanquillo, son todo por gramos”, describe la mujer, que tiene su hogar en la Loma Los Zuleta.
Pese a que la papa y la carne no alcanzan y algunas verduras llegan dañadas, las madres de familia aseguran que sus hijos no están desnutridos, gracias a la encargada de este hogar.
“El bienestar familiar ha mermado mucho la alimentación de los niños, pero eso no importa porque martha se las ingenia y se rebusca el alimento de los niños”, dice Daylin Pineda Campero, una mujer que deja a su hijo al cuidado de Martha.
“La profesora está triste porque le están dando muy poquita alimentación a los niños, pero igual ella los alimenta muy bien”, asegura Xiomara Álvarez, otra mamá.
Mientras las madres comunitarias dan la pelea para que les mejoren las condiciones, en un paro que ya completa ocho días, las mamás miran expectantes y los niños siguen creciendo entre juegos, risas y una precaria alimentación.

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