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Ocho niños han muerto por desnutrición en Antioquia

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Acompañamos a doña Carmen hasta su casa, ubicada a 20 minutos desde la ladera de Medellín, lleva en sus brazos a su bebé de tres años, quien tiene una estatura y peso de un niño de 13 meses de vida. Allí la esperan sus seis hijos con la ilusión de recibir un bocado de comida.
 “Los hijos míos son once, pero en el momento tengo seis acá menores de edad, el esposo no puede trabajar porque hace dos meses está enfermo y yo pues no salgo a trabajar porque quién me va a cuidar los niños, quien va a estar llevándolos al colegio y recogiéndolos”, expresa Carmen Urrego.
Para esta familia no ha sido fácil cargar con la cruz del hambre y la pobreza. Hace tres años fueron desplazados de Ituango, llegaron a Medellín y hoy solo pueden tener entre una y dos comidas al día. El que más come es este bebé de cinco meses de nacido, lo único que le pueden dar es agua con bienestarina.
Le preguntamos cómo viven sus hijos y con resignación así respondió.
“Ellos lloran, viven tristes, pero ellos ahí no pueden hacer nada, ellos están a lo que uno haga por ellos, yo salgo a hacer recorridos para que ellos no sufran mucho”, asegura Carmen..
Don Genaro, esposo de Carmen lleva más de dos meses sin poder salir a buscar un empleo que le permita alimentar a su familia. El drama aumenta cada día más, un drama social que cientos de padres de familia padecen en este sector de la ciudad.
 “Por los niños siempre estamos algo sufriendo, porque mientras que uno esté enfermo y no pueda trabajar, uno siempre a la caridad, no a lo que uno gane. ¿Qué tenemos que hacer? Nos toca recibir lo que nos dan, sea una papa, una zanahoria”, dice Genaro de Jesús Ariza.
Según Ana Patricia Mazo, funcionaria de un centro educativo cerca a esta familia en el barrio El Pinar, nororiente de Medellín, las cifras no son alentadoras. Más de 2.500 niños sufren de desnutrición en este barrio, es decir, la mitad de los habitantes de la localidad.
 “La alimentación es muy escasa por qué cómo te decía son madres cabeza de hogar o por lo general hay empleos informales, venteros ambulantes, construcción que no resulta pues a diario, entonces eso hace que no tengan los recursos necesarios para la manutención y en este caso la nutrición de los niños entonces apenas es la alimentación que ofrecemos los centros educativos”, cuenta Ana Patricia.
Para Carmen y sus seis hijos un plato de frijol es un manjar que no se da todos los días.
“Lo mejor serán los frijoles y las lentejas o hueso que nos dan por ahí en La Minorista”, relata Carmen. 
Y esta cifra sí que es desalentadora, entre 2005 y 2013 en Antioquia murieron 243 niños por desnutrición y en el año 2015,  ocho menores más perdieron la vida. La hija menor de Carmen salió hace poco del hospital donde fue internada por problemas de desnutrición.
“La niña más pequeña tiene un problema de desnutrición severa, ella le mandaron un tratamiento cuando tenía siete meses, la EPS no me quiso entregar las vitaminas y los alimentos de la niña”, dice Carmen.
Los niños del hambre, una tragedia que también golpea a Medellín, muy a pesar de que la capital de Antioquia tiene un presupuesto que ronda los cuatro billones de pesos, uno de los más abultados del país.
 

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