Ya son varios los ciudadanos que, por intentar colarse en Transmilenio, han terminado abucheados y rodeados de pitos.
Y es que la campaña lanzada recientemente por las autoridades, consistente en repartir pitos para que los usuarios de los buses rojos los hagan sonar cuando una persona intenta colarse, ha resultado muy efectiva, de acuerdo con los primeros balances.
El escarnio público, por encima de otras campañas, parece ser la respuesta a un un problema que va más allá de colarse y que repercute en la seguridad del sistema de transporte, en la economía del mismo e incluso en la posibilidad de que las personas involucradas sean víctimas de un accidente.
Cultura ciudadana, representada en respetar las normas básicas de convivencia, es lo que se espera recuperar en la ciudad.
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