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Santa Marta es uno de los destinos favoritos para vacacionar tanto para colombianos como para visitantes extranjeros, no solo por sus aguas cálidas y paisajes caribeños, sino también por los reconocimientos que ha acumulado en los últimos años. No por nada fue incluida en la lista de Los 9 destinos de América Central y del Sur que debes visitar en 2025, según la revista Condé Nast Traveler. Para esta temporada de fin de año, los samarios esperan seguir activando la economía local con la llegada de turistas de todo el mundo, muchos de ellos interesados en disfrutar días de descanso frente al mar.
Además de elegir la playa perfecta para relajarse, una de las inquietudes más frecuentes entre quienes planean su viaje es cuánto cuesta alquilar elementos básicos como toldos, sillas y otros accesorios que facilitan la estadía en la arena. Aunque el acceso a las playas de Santa Marta es público y gratuito, la renta de estos elementos tiene un costo que puede variar según la temporada, la ubicación y el tipo de equipo que se solicite.
En varias de las playas más populares, el alquiler de un toldo o carpa suele oscilar entre $35.000 y $60.000 pesos colombianos por día. En muchos casos, los precios más bajos corresponden a toldos básicos con dos sillas y una mesa, mientras que estructuras más amplias o con más comodidades pueden alcanzar los valores más altos. Algunos turistas han compartido en redes sociales experiencias en las que han visto alquileres de toldos con camas de playa por hasta $80.000 pesos,en zonas como Inca Inca.
En cuanto a las sillas de playa, los precios también varían según el tipo y la ubicación. Las conocidas como sillas asoleadoras, que permiten recostarse de forma más cómoda, suelen costar alrededor de $10.000 pesos por unidad al día. Estas son particularmente populares en playas como El Rodadero o Playa Salguero, donde muchos bañistas buscan pasar varias horas bajo el sol. Por otro lado, las sillas plásticas básicas, más sencillas y económicas, se alquilan comúnmente por unos $4.000 pesos por día.
Es importante tener en cuenta que estos precios no son fijos, sino que responden al acuerdo entre los usuarios y los prestadores locales. Por esta razón, durante temporada alta como diciembre y enero, es habitual que la tarifa aumente levemente debido a la alta demanda, mientras que en temporada baja es posible encontrar precios menores o incluso negociarlos directamente con los proveedores.
Otro aspecto a considerar es que algunos operadores ofrecen paquetes que incluyen varios elementos, lo cual puede representar una opción más conveniente para grupos o familias. Por ejemplo, un toldo con dos sillas y una mesa puede tener un precio más atractivo si se compara con el alquiler individual de cada artículo. Sin embargo, siempre es recomendable verificar la calidad del equipo y las condiciones de uso antes de concretar el alquiler.
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La variedad de playas en Santa Marta también influye en los precios. En destinos de alta afluencia turística como El Rodadero o Playa Blanca, los costos tienden a ser más altos, en parte por la cercanía a servicios, restaurantes y actividades acuáticas. En cambio, en playas más apartadas o menos concurridas, como Playa Cinto, Playa Gairaca o Playa Bonito Gordo, los precios pueden ser más bajos, aunque allí puede no haber tanto servicio de alquiler disponible directamente en la arena.
Además de los toldos y sillas, muchos visitantes también alquilan otros accesorios como camas de playa, que ofrecen una experiencia más cómoda para quienes planean permanecer largas horas, o incluso paddleboards y equipos de snorkel en zonas donde estas actividades son populares. Estos servicios suelen ser ofrecidos por terceros especializados y sus precios dependen de la duración del alquiler y del tipo de equipamiento.
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Si bien la renta de toldos y sillas supone un gasto adicional al de transporte, hospedaje o alimentación, para muchos turistas representa una inversión que mejora la experiencia de disfrutar las playas caribeñas sin preocuparse por buscar sombra o incomodidades. La oferta en Santa Marta es amplia y flexible, lo que permite a los visitantes adaptar su presupuesto y preferencias según sus necesidades.
Informarse con anticipación sobre las tarifas, comparar opciones y negociar cuando sea posible son acciones clave para aprovechar al máximo el tiempo bajo el sol del Caribe colombiano.
HEIDY ALEJANDRA CARREÑO BELTRAN
NOTICIAS CARACOL