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La era del mito en el fútbol colombiano tiene pocos nombres colombianos y muchos llegados del sur. El Dorado, ese momento ubicado temporalmente entre 1949 y 1953, pero eterno en la memoria de todos los hinchas que nos llenamos de sueños imaginándonos a Di Stéfano y Pedernera con la camiseta de Millos, Pontoni con la de Santa Fe, el gran Heleno con la de Junior, Tito Draco con la del DIM, Vides Mosquera y Valeriano López con la del Cali, Villaverde y Barbieri con la del Cúcuta, Deambrossi con la del Bucaramanga... fue mágico, sin duda, pero prestado. Si uno repasa las sensacionales nóminas de la época se encontrará con pocos referentes nacionales: 'Cobo' Zuluaga en Millonarios, 'Caimán' Sánchez en América, Cali y Junior, 'Chonto' Gaviria en Santa Fe, 'Memuerde' García en Junior, el mítico 'Turrón' Alvarez en Nacional... los verdaderos ídolos colombianos estaban en la acera del frente, en el otro deporte que desde que en 1951 nació la Vuelta a Colombia se robaba la atención de un país que no quería saber más de violencia política. Y entre todos los nombres del ciclismo había uno que generaba amores y odios pero nunca indiferencia, la primera superestrella de las bielas, el hombre que falleció esta madrugada en Medellín, cerca a su natal Marinilla, una leyenda llamada Ramón Hoyos Vallejo. En 1953, cuando El Dorado dijo adiós al comenzar el éxodo de los cracks de otras nacionalidades, encabezados por Di Stéfano y su novela entre Barcelona y Real Madrid, Ramón Hoyos Vallejo comenzaba su leyenda ganando la primera de las cinco Vueltas a Colombia que quedaron a su nombre, récord que sólo superó en los 70 Rafael Antonio Niño. Sin embargo, 'El Marinillo' se convertiría en mito dos años después. Ramón Hoyos Vallejo llegó a los Juegos Panamericanos de Ciudad de México como el mejor ciclista nacional. Sus títulos en las ediciones de 1953 y 1954 de la Vuelta a Colombia lo habían convertido en el mayor ídolo deportivo del país, y habían convertido al departamento de Antioquia en la tierra de los más grandes pedalistas de esos tiempos. Pero el problema es que en México estaban los mejores de todo el continente, comenzando por el extraordinario equipo anfitrión, comandado por Rafael Vacca. Sin embargo, Colombia tenía lo suyo. Hoyos Vallejo no sólo tenía la experiencia local, sino que ya había tenido la oportunidad de conocer el trabajo de los grandes pedalistas europeos. Además, a ‘Don Ramón de Marinilla’ lo escudaban el cundinamarqués Benjamín Jiménez, soldado de profesión y legendario trepador de montañas, Justo ‘Pintado’ Londoño, su gran coequipero en la Vuelta a Colombia, y el mítico ‘Zipa’ Forero, el ciclista colombiano más famoso en el mundo por esos días. Ellos cuatro, operando como una máquina perfectamente aceitada, destrozaron a los cuartetos de México, Argentina, Venezuela, Brasil, Uruguay y Guatemala, y lograron las dos primeras medallas de oro en la historia del ciclismo colombiano en unos Juegos Panamericanos. Colombia, que en la primera edición de estas justas había logrado un solitario oro en atletismo con el gran Jaime Aparicio, alcanzaba gracias al ciclismo su mejor figuración deportiva internacional con los primeros lugares en el podio de Hoyos Vallejo y del cuarteto que él conformó. Además, Benítez obtuvo una más que meritoria presea de plata y en la pista Octavio Echeverri también logró el segundo lugar en los 1.000 metros contra el reloj. Ese año, además, se disputó la más legendaria Vuelta a Colombia de todos los tiempos y Ramón Hoyos Vallejo, ‘El Campeonísimo’, logró una gesta que nadie ha logrado superar 55 años después: fue campeón del certamen ganando 12 de las 18 etapas disputadas, las seis primeras de forma consecutiva. De nada valió la presencia del ex campeón Bayaert, ni el trabajo del ‘Zipa’, ni la notable actuación del equipo mexicano de Rafael Vacca; la superioridad de ‘Don Ramón de Marinilla’, como lo llamaba el locutor Carlos Arturo Rueda, era incontestable y no sólo por sus condiciones, sino por el respaldo de un equipo excepcional, la famosa ‘licuadora paisa’. El técnico argentino Julio Arrastía Bricca formó un pelotón de escuderos que garantizaron el triunfo de Hoyos o, de no ser este posible, de un pedalista antioqueño. Eran ellos los que determinaban cuándo se atacaba o en qué momento se debía ir con calma, y el término de licuadora nació porque aquel que no cumplía con sus mandatos simplemente era ‘licuado’ del lote. Por eso mismo fue que entre los siete primeros de la general no había nadie que no hubiera nacido en ese departamento. Hay una anécdota espectacular de esa Vuelta que muestra el impacto que tenía la presencia de Hoyos Vallejo en las carreteras del país: La etapa Pasto-Tulcán fue un infierno. La lluvia había deteriorado un camino de herradura y los ciclistas se resbalaban y caían por doquier. Sin embargo, al día siguiente, cuando la prueba regresaba de Tulcán por ese mismo camino, el pelotón que comandaba 'El Marinillo' se encontró con lo inesperado: la vía estaba perfecta. Apenas cruzó la meta el último ciclista de la etapa, el ingeniero jefe de la zona, Luis Palacios, convocó a todos los hombres de la región y en un tiempo récord lograron drenar la carretera, aplanarla y eliminar cualquier riesgo que esta tuviera para los pedalistas. La Vuelta a Colombia había obrado su primer milagro. Hoyos lograría su cuarto título consecutivo un año después, y lo volvería a obtener en 1958. La corona del 57 fue para el español José Gómez del Moral, quien aprovechó el retiro de la armada antioqueña para dar el segundo golpe extranjero a nuestra gran prueba. Ese 1958 fue el último episodio de ese mito nacido en Marinilla. El furor por el ciclismo en el país había dejado atrás al fútbol y los periódicos y las emisoras le dedicaban más páginas y tiempo a los pedalazos que a lo que sucedía en un campeonato de pelota en el que incluso los excampeones Nacional y Medellín se habían tenido que fundir en un mismo equipo, el Independiente Nacional, para poder participar ese año. Por eso cuando Angelo Fausto Coppi aterrizó en el Aeródromo de Techo el 18 de diciembre de 1957 Colombia entera se paralizó. A fin de cuentas, se trataba nada más y nada menos que del campeón mundial del 53, del dueño del récord de la hora por catorce años y del hombre que al pisar el Hotel Tequendama, en donde se alojó, contaba con dos títulos del Tour de Francia y cuatro del Giro de Italia. Era el mejor ciclista del mundo, el ‘Campionissimo’, y fue la primera superestrella de las bielas que llegó a nuestro territorio. Coppi llamó tanto la atención, que incluso en el diario El Tiempo dieron como un hecho su participación en la Vuelta a Colombia de 1958, ya que varios empresarios estaban reuniendo el dinero para montarle un equipo y acabar así con la hegemonía antioqueña del multicampeón Ramón Hoyos Vallejo. Esto, por supuesto, no se dio. Pero lo que sí se vivió en las carreteras del país fue el duelo particular entre Coppi y Vallejo en la tercera edición de la Clásica El Colombiano, organizada por el tradicional diario de ese nombre. Varios patrocinadores respaldaron a Coppi, y su presencia atrajo a la más nutrida delegación de figuras extranjeras que hubiera visto Colombia. En la prueba doble entre Medellín y La Pintada estarían el italiano, sus paisanos Ettore Milano y Luigi Casolla, y el suizo Hugo Koblet, campeón del Tour en 1951 y tres veces campeón de la Vuelta de su país. Sin embargo, a pesar del favoritismo y de la increíble experiencia de los europeos, el campeón fue Hoyos Vallejo. Koblet y Coppi impusieron condiciones, no se descolgaron en los ascensos y dieron cátedra sobre cómo descender, pero en el segundo y último día de la prueba, en pleno ascenso, el italiano no pudo aguantar el ritmo y ‘Don Ramón de Marinilla’ logró vencer al mejor ciclista del mundo con una ventaja escandalosa. Hoy murió esa leyenda, el primer deportista capaz de eclipsar al fútbol en un país en el que a veces pareciera que no hay otro deporte. Por eso desde esta lejana esquina de internet lo único que puedo es darle las gracias por el mito, por la gloria, por el ciclismo, y asegurarle a la memoria de Ramón Hoyos Vallejo, ‘Don Ramón de Marinilla’, que nunca será olvidado. En Twitter: @PinoCalad
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Este martes la Selección Colombia enfrenta a Eslovenia, una selección que no le suena mucho a la mayoría, pero que mantiene la idea del fútbol de la ya desaparecida Yugoslavia, ese país que explotó en 1991 en una guerra que dejó cientos de miles de muertos y que a los mayores de 30 nos trae a la memoria equipos de ensueño llenos de técnica, de punteros endiablados, de arqueros temibles, de derrotas inexplicables... Lo que antes de 1991 era Yugoslavia, cuando precisamente Eslovenia se fue tras un referendo independentista que llevó a la primera de las guerras que partieron ese territorio, hoy lo conocemos como Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Montenegro, Kosovo y, por supuesto, la dueña de casa en el partido del martes frente a Colombia al medio día. Sí, para los menores de 30 es inevitable pensarlo: ¿un equipo con los mejores jugadores de esas selecciones? Sería tremendo: en el arco Handanovic, Oblak (con los que nos veremos el martes), Pletikosa (croata), Stojkovic (serbio) o Ujkani (kosovar); defensas como los serbios Ivanovic, Kolarov, Rukavina o Nastasic, los croatas Srna y Pranjic, el bosnio Spahic, los eslovenos Brecko e Ilic, el montenegrino Savic... ¿Y qué tal elegir de medio campo hacia arriba entre Modric, Rakitic, Mandzukic y Olic (Croacia) junto a Dzeko (Bosnia-Herzegovina), Vucinic y Jovetic (Montenegro), Matic y Dordevic (Serbia) o Bunjaku (Kosovo)? Sería una de las selecciones más temibles del mundo, y lo fue: Yugoslavia siempre generó respeto en sus rivales a pesar de perder siempre. O bueno, casi siempre. Lo que viene es la historia de la mejor generación de futbolistas de un país que ya no existe, pero con una herencia viva aún y ante la cual nos enfrentaremos el martes: La generación que perdió la guerra (Publicado originalmente en el especial Mundial Sub-20 2011 de Revista Semana) Los Balcanes generan más fútbol del que pueden digerir. Sus futbolistas siempre han sido famosos por su velocidad, su gambeta, su técnica, su poder goleador y, a la vez, porque en algún momento determinado, generalmente en los partidos decisivos, algo pasa y pierden. Hay países que nacieron para perder en el fútbol. Yugoslavia era uno de ellos. Esta nación, que fue semifinalista de los Mundiales de 1930 y 1962, conformaba equipos que maravillaban pero que nunca ganaban, con la increíble excepción de los Olímpicos de Roma 60, cuando Yugoslavia se llevó el Oro dejando en el camino a Italia y venciendo en la final a Dinamarca. Pero la costumbre era perder en los torneos grandes. Así había pasado en las finales de las Eurocopas de 1960 y 1968, y nadie dudaba que eso sucedería en Chile 1987, donde se jugó el sexto Mundial Juvenil de la FIFA. El equipo del entrenador Mirko Jozic llegó a Chile con bajo perfil, pero en primera ronda los 'plavi' ('azules' en serbio) asombraron a todo el planeta. Zvonomir Boban y Robert Prosinecki eran los encargados de generar juego para que Davor Suker y Pedrag Mijatovic hicieran goles en un equipo en el que todos eran brillantes: Robert Jarni por izquierda; Igor Simac como defensa central, Branislav 'Branko' Brnovic, como recuperador en el medio campo... Yugoslavia no tuvo rival en su grupo. Goleó a Chile, a Australia y a Togo. Tal vez esta sí iba a ser la hora de ganar. En cuartos de final se tuvo que enfrentar con Brasil, potencia de cualquier categoría que contaba con Bismarck, un 10 que prometía ser el nuevo Zico y se quedó en nada, y contra todos los pronósticos la derrotó 2-1 con goles de Mijatovic y Prosinecki. En semifinales venció a Alemania Oriental por el mismo marcador. La final fue otra cosa. El orden de su rival, Alemania Federal, parecía anular a Yugoslavia, pero Boban abrió el marcador al minuto 85. Ya estaban muy cerca del título. Sin embargo, tres minutos después un alemán fue derribado en el área. Ejecutó desde los 12 pasos el que no fallaba, Witeczek, el goleador del torneo. Ahora había que ir a definir la Copa desde el punto penal... y para alegría yugoslava, en esta ronda falló su cobro el que nunca fallaba. Los 'plavi' se impusieron 5-4: eran por fin campeones mundiales. La ilusión de empezar a figurar entre las potencias del fútbol parecía cierta. La base de la selección de 1987, que empezó a ser conocida como los 'Cileanci' (chilenos), fue tenida muy en cuenta para la clasificación a Italia 90. El técnico Ivica Osim llamó para aquel Mundial a Petric, Prosinecki, Suker, Mijatovic y Jarni. Era una selección de lujo: mezclaba lo mejor de la vieja guardia con la sangre nueva. Ese equipo nos vencería 1-0 en fase de grupos, dejaría a la España de Butragueño con un 2-1 en octavos de final y sólo Argentina, con Sergio Goycochea en los penales, pudo eliminarla en cuartos. Por la juventud del seleccionado yugoslavo se esperaba que en USA 94 llegara la revancha, pero un enemigo inesperado se les atravesó en el camino: Slodoban Milosevic. El difunto criminal de guerra se convirtió en el líder de un país fraccionado en 1987, justo cuando los 'Cileanci' comenzaban su leyenda. En 1990, con Yugoslavia metida entre las ocho mejores selecciones del mundo, el gobierno de Milosevic ya había comandado la división de una nación inventada tras la Segunda Guerra Mundial. Incluso el apoyo al equipo lo era por región: los croatas exigían a Boban, los montenegrinos sólo celebraban los goles de Mijatovic, los macedonios reclamaban la titularidad de Pancev... Eslovenia, Croacia y Serbia entraron en guerra en 1991 y un año después se unió al conflicto Bosnia-Herzegovina, justo cuando la selección de todos ellos arrasaba en su grupo eliminatorio para la Eurocopa de Suecia en 1992. Pero la guerra pasó factura. La ONU, en la Resolución 752 de su Consejo de Seguridad, suspendió a Yugoslavia de todo intercambio con el resto del mundo y eso precipitó la expulsión de los 'Cileanci' de la Euro, a la que fue Dinamarca en su reemplazo para , irónicamente, ganar el torneo. Yugoslavia fue borrada del Mundial de Estados Unidos 94, y así como el país explotó en pequeñas naciones la selección también. Suker, Boban, Jarni, Stimac y Prosinecki se fueron a su natal Croacia con la que lograron el histórico tercer lugar de Francia 98. Katanec se fue a comandar el medio campo de la nueva selección de Eslovenia, en la que luego dirigiría a Zahovic para clasificar a la Euro 2000 y el Mundial 2002, donde le hizo honor a su patria natal fracasando rotundamente. Brnovic y Mijatovic se quedaron en la nueva República Federal de Yugoslavia y bajo ese nombre compitieron en el Mundial de 1998 y en la Eurocopa 2000. Luego el equipo y el país se llamaron Serbia y Montenegro, y desde 2006 cada una es una nación y un equipo separado. Un dato curioso: si Mijatovic no se hubiese retirado del fútbol en 2004, se habría convertido en el único futbolista en jugar con cuatro selecciones diferentes: Yugoslavia, República Federal de Yugoslavia, Serbia y Montenegro, y Montenegro. Hoy muchos se preguntan qué hubiera pasado si esta selección hubiera disputado el Mundial de Estados Unidos 94 con el equipo de los 'Cilieanci' reforzado por las estrellas que aparecieron en las diferentes naciones de la disuelta Yugoslavia a finales de los 80 y comienzos de los 90: los serbios Milosevic, Savicevic, Stojkovic y Mihajlovic, el macedonio Pancev, el montenegrino Sabanadzovic, el esloveno Zahovic, los croatas Vaovic, Boksic y Stanic... Tal vez habría sido un fracaso. Los Balcanes, como ya se dijo, generan más fútbol del que pueden digerir. En Twitter: @PinoCalad
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Diego Latorre, delanterazo del Boca Juniors de comienzos de los 90 y hoy uno de los buenos comentaristas del fútbol argentino, fue el protagonista de una entretenida entrevista de Emilse Pizarro en la revista del diario La Nación de Buenos Aires de la que quiero rescatar esta pregunta y su respuesta: "Hace más de treinta años que estás en el mundo del fútbol, ¿cómo mantenés el gusto por el juego en sí mismo con tantas cosas turbias alrededor? Me dejo sorprender por los jugadores, por los partidos. Vuelvo a ese estado primitivo en el que todo me causaba ilusión, porque si no, no puedo. Esta industria está tan alejada de lo que nosotros hemos vivido, de lo que piensa y siente un pibe cuando toca una pelota. Yo lo veo en mi hijo, está fresco. Si te ponés a analizar, más allá de que hay un camino, que es el de la profesionalización inevitable, el fútbol en sí sigue siendo el mismo. Lo que pasa es que uno ya no se maravilla porque sospecha de todo; la gente sospecha de los árbitros, de sus propios jugadores que quieren ir para atrás contra su técnico. Sospecha que son pechos fríos. A mí cuando un jugador controla la pelota y hace algo lleno de talento, imaginación, todavía me pasa que me gustaría hacerlo a mí. Creo que soy yo el que lo está haciendo. Vivo cuando yo hacía esas cosas. Un sombrero, una jugada, un gol... Esas cosas te quedan. Esa pasión no la voy a perder nunca". La verdad, hoy me gustaría tener ese entusiasmo de Latorre, hoy quisiera hablar del talento de Yimmi Chará, del gran momento de Daniel Bocanegra, de "lo bonito del fútbol", pero es que tantas cosas turbias alrededor me hacen decir simplemente que no puedo. Hoy, en vez de pensar en la emotividad de nuestro fútbol, me acordé de Manuel Galarcio. Tal vez usted no recuerde al recio defensa central que pasó por el Bucaramanga con su particular peinado y sus rústicas maneras, pero el tipo se hizo un nombre en las canchas por duro y fuera de ellas por su expediente judicial, que incluye porte ilegal de armas y el homicidio culposo de dos ciclistas a los que atropelló. Sin embargo, hay un capítulo oscuro y nunca explicado con el nombre de Galarcio que bien vale evocar. En el 2004 se jugaba la última fecha de los cuadrangulares de la Primera B y Valledupar, el equipo en el que Galarcio era titular, líder y uno de los capitanes, recibía a Real Cartagena. Cúcuta necesitaba una victoria sobre Alianza Petrolera para ser finalista y los cartageneros urgían de una goleada en tierras vallenatas para ir derecho a la final. Al minuto 85 el motilón estaba clasificando gracias a un 3-1 a sus vecinos de Barranca y al 0-0 en cancha valduparense, pero de pronto todo cambió y en menos de seis minutos la defensa que comandaba Galarcio recibió cinco anotaciones y el Real pasó a la final con un histórico e inexplicable 0-5. Por supuesto, no se puede probar que se arreglara el partido, es imposible para mi señalar que Galarcio y el Valledupar se "vendieran", pero lo cierto es que Real Cartagena pasó a la final, ascendió, y su primer refuerzo para el 2005 fue el defensa central Manuel Galarcio. Como dice el viejo y conocido refrán, "la mujer del César no sólo debe ser casta sino parecerlo", y nada de lo que pasó ahí se vio como casto. Con el tiempo se descubriría que Valledupar estaba bajo la influencia del paramilitar Jorge 40, que en unas grabaciones publicadas por la Revista Semana en 2007 dijo sin pudor que "ellos (los del Real Cartagena) conmigo tienen cierta gratitud", y señaló que iban a llegar refuerzos provenientes del América (club en el que luego jugaría Galarcío, vea usted), pero bueno, no vamos a entrar en esos detalles... Lo más complicado de ser periodista es saber digerir la sobrecarga de información que recibes. La gente cree que porque uno trabaja en deportes se la pasa todo el día viendo fútbol y sí, es cierto, pero el fútbol no es sólo un programa de TV, es un negocio que en Colombia, y en muchos otros lugares, tiene oscuros y truculentos intereses detrás. Y eso, como dice Latorre, "está tan alejado de lo que nosotros hemos vivido, de lo que piensa y siente un pibe cuando toca una pelota", que a veces te abruma, te golpea en donde más duele: en la dignidad. Por eso te vuelves malpensado. Muy malpensado. En 2005, por ejemplo, me tuvieron que esconder en el baño del Diario Deportivo porque los "primos" de Aldo Leao Ramírez fueron hasta la oficina a sacarme una rectificación a las buenas o a las malas, y mientras mi entonces jefe Germán Blanco los calmaba, yo gritaba que me dejaran hablar con ellos (era joven, pendejo y alzado... salvo lo primero, sigo igual). ¿Qué había escrito yo? Una fuerte crítica al papel del entonces volante de Santa Fe en la final frente a Nacional, pues me había enterado de su preacuerdo con el club verdolaga y justo, casualmente, había bajado su nivel en el partido por el título frente a su futuro equipo. ¿Se vendió Aldo en esa final? No, no puedo demostrarlo, pero no se vio bien, como no se vio bien lo de Galarcio, o como no se vio bien lo de Germán Centurión, un desastre para el Pasto en el partido de vuelta de la final de Copa Colombia frente a Santa Fe en 2009, y en 2010 flamante refuerzo cardenal. Por eso tengo que decirlo de frente: no se vio bien lo que pasó el domingo en Barranquilla. Recapitulemos: se juega el descenso y por el juego limpio hay simultaneidad en los partidos de Uniautónoma y Fortaleza, lo que no deja de ser irónico pues en la fecha anterior también había drama, pero Fortaleza jugó el sábado por la noche y Uniautónoma el domingo por la tarde. Claro, ahí la seguridad de Bogotá pesó más que el juego limpio pues era peligroso tener a las barras de Nacional y Millonarios a la misma hora, pero tal vez si se hubiese optado por hacer partidos diurnos y no apostarle al rating del juego nocturno la cosa habría sido mejor. En fin... El caso es que se juega el descenso y en el segundo tiempo, cuando el empate en Barranquilla está mandando a Uniautónoma a la B, hay un apagón en las luces de oriental del estadio Metropolitano... No puedo afirmar que alguien recurrió al viejo truco de apagar el interruptor, maña que llegó a nuestro país junto a muchísimas otras desde Estudiantes de La Plata con Zubeldía en Nacional y Bilardo en el Cali; es más, bien vale la pena recordar que no es el primer apagón en el Metropolitano producto de la lluvia (el monumental aguacero de 2013 que hizo que el Colombia vs. Ecuador se suspendiera por hora y media tuvo aún más drama cuando antes de empezar el segundo tiempo las luces sufrieron un bajón). Es decir, es normal, pasa, pero no se ve bien que pase justo cuando el dueño de casa se está jugando el descenso. Tampoco se ve bien que el gol de Uniautónoma llegue cuando el partido de Fortaleza justo termina, y queda la suspicacia de Ricardo 'Gato' Pérez, presidente de los descendidos, quien dejó en el ambiente un mal sabor al recordar que el arquero del Huila, (Ernesto Hernández, un gran arquero, por cierto, al que poco esfuerzo se le vio en el gol de Michael Barrios), llegó a Neiva desde Uniautónoma. Pero ahí debo decir también que no se ve nada bien la falta de entrega y hambre de Fortaleza en sus recientes partidos. Es decir, ¿tiene en sus manos el salvarse del descenso y juega a no perder frente a Chicó y Pasto? No, no se ve bien. Menos cuando hace dos semanas te enteras de que el equipo está en venta, de que tuvo la posibilidad de irse a Itagüí (ya no va a pasar: el dueño de Águilas Doradas no da el aval para que jueguen en "su" plaza) y de que el nuevo comprador está más interesado en comprar al equipo en la B pues le sale más barato y más rentable. Es lo jarto de esto, a veces el fútbol te da pena por todo lo que está detrás de él. Por eso es buena la sentencia de Latorre. Porque es preferible pensar en el enorme talento de Aldo y en todo el fútbol que ha dejado en Santa Fe, Nacional, Morelia, Atlas y la Selección, que malpensar en su paso del rojo al verde. Porque a veces necesitas sólo pensar en el juego para volver a enamorarte de él y dejar atrás las sombras que lo amargan. En esas ando... Twitter: @PinoCalad PD. Celebro la sanción a Wilson Lamouroux, inexplicablemente árbitro FIFA, a quien decidieron suspender tras no sancionar un penal clarísimo a favor de Uniautónoma en su partido frente a Millonarios. Si el descendido hubiese sido el equipo barranquillero, el nombre del juez llanero hoy estaría en boca de todos por su pésimo comportamiento en un partido definitivo, pero no dejemos pasar la oportunidad para recordar qué mal juez es.
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Diego se disculpó y juró que jamás le había levantado la mano a una mujer. El video, sin embargo, parecía decir otra cosa. Maradona se postraba agresivo ante su exnovia, patán, malsano, y la amenazaba con una actitud desafiante. Nadie al final dijo nada. Pasaron los días y, como siempre, cegamos los ojos creyendo que un ídolo puede hacer lo que se le dé la gana sin reparo alguno. Asegurar que Maradona solo alzó mal la mano para hacer el gol más tramposo del mundo suena a mentira. Otra vez el tal "Dios" de muchos se equivocó y muchos ya lo olvidaron sin que él pidiera perdón. Yo no. La figura de Maradona ha sido una montaña rusa, con vaivenes, perdones y agresiones, además, claro está, de otra que derrochó talento. Pero hoy en día es una caricatura de lo grande que fue. Lo que pasó es un periódico de ayer. Sí. Pero lo que sucedió también sirve para el futuro: demuestra la gran hipocresía de todos nosotros. En primer lugar, de los medios de comunicación, de los argentinos especialmente, que prefirieron tratar el tema superficialmente, en lugar de exponer este pésame como la antesala de un caso más de violencia de género. Esto por si acaso no fue intimidad y tampoco debería entenderse como algo normal. Además, nos recordó que tantos crédulos (ridículos) que se confiesan hijos de ese D10S son incapaces de encontrar en él una figura carnal, digna de escarnios sociales. No hay que equivocarse: se puede exaltar la magia de Maradona en la cancha hasta la eternidad, pero no subestimar lo vulgar que ha hecho fuera de ellas. Maradona "Jugó, venció, meó, perdió”, narró Eduardo Galeano en una crónica sobre el crack después del Mundial de 1994, luego del famoso doping. Pero Maradona no meó hace unos días, ¡la cagó otra vez! Está sucio hace rato gracias a sus incontables escándalos. Y es una pena que eso pase sin mayores reflexiones por parte de los periodistas y de sus incontables hinchas. Lejos quedaron los tiempos en que el futbolista era solo el de la cancha. Ya el jugador es una marca, una estampa de un negocio y, a pesar de eso, la posibilidad de ejemplo e inspiración para nuevas generaciones. “Messi ya superó a Maradona pero a los de nuestra generación nos cuesta asumirlo”, dijo Marcelo Gallardo en una frase que encaja perfectamente en estos días. “Maradona es el gran ídolo futbolístico argentino, pero no deja de ser eso”, apuntó con absoluta razón Fabián Cubero. Ojalá esta fuera una diatriba, pero no lo es. La gente debe conocer a quién idolatra. Gracias a Dios hay buenos sucesores de Maradona en la actualidad. “Cuando los ídolos se desvanecen en su propia humanidad da grima”, escribí alguna vez sobre la mentira que fue Lance Armstrong en bicicleta. Quien ame a Maradona debe saber que el amor es ciego. Con cualidades y defectos que no nos excusan de hacernos ciegos ante sus continuas barbaridades. Si Maradona, estimado lector, amenazará como en el video a su mamá, a su hija, a su hermana, la percepción sería diferente, ¿no? Los días pasaron y ya está bueno de ese escándalo. Una frase de Juan Villoro en el “Obituario de Maradona” resume un sentimiento: “Ningún héroe deportivo ha llorado tanto en público, jurado tantas cosas por sus hijas, aceptado con tal sinceridad haberla cagado”. Me parece que él, Maradona, como todos, se puede equivocar, aunque nosotros ya deberíamos dejarlo de ver en estos casos como lo que fue en 1986. Seguir a @javieraborda
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“Tuve miedo de morir”, afirmó Albania Altin Lala, segundo entrenador del seleccionado albanés cuándo al promediar el minuto 41 del primer tiempo del partido entre el equipo de su país y Serbia, todo se convirtiera en caos al sobrevolar un dron con una bandera que decía "Gran Albania", haciendo alusión a un proyecto nacionalista que aspira reunir en un mismo estado a las comunidades de origen albanés de Kosovo, Montenegro, Macedonia y sur de Serbia, además de la propia Albania. El encuentro por la clasificación a la Eurocopa que organizará Francia en 2016, se llevó a cabo en el estadio del Partizán de Belgrado, algo inédito, ya que el conjunto albanés, con siete kosovares en su plantel, visitaba Serbia por primera vez desde su último partido en 1967, por lo que ya había sido considerado un encuentro con un alto contenido político. La UEFA había prohibido la asistencia de hinchas albanos al estadio. Es que Kosovo, dónde se habla mayoritariamente albano, proclamó su independencia de Serbia en 2008 y los serbios no la aceptaron. Tomislav Nokolic, presidente de Serbia disfrutaba el partido desde su palco antes de que Stefan Mitrovic, jugador serbio, al percatarse del mensaje en la bandera decidiera bajar el dron, lo que provocó la reacción de los jugadores albanos terminando todo en una verdadera batalla campal, dónde hubo golpes entre los jugadores y con la policía serbia, así como un estallido de protesta entre los seguidores serbios, que comenzaron a lanzar bengalas y objetos al terreno de juego, obligando al el árbitro inglés Martin Atkinson, a dar por suspendido el partido. En Pristina, capital de Kosovo, cerca de 5.000 albanokosovares que seguían el encuentro a través de una pantalla gigante de televisión, estallaron de júbilo tras la suspensión del partido, gritando consignas como "Gran Albania" y "Victoria". La comunidad albanesa de Kosovo, que es mayoritaria, aprovechó la desintegración de Yugoslavia para aspirar a la independencia de Serbia, pero todo acabó con una sangrienta intervención de la OTAN en 1999. Tras el acuerdo de paz, el gobierno local declaró en febrero de 2008 la independencia, reconocida por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, pero rechazada por Serbia. Tampoco es admitida por Naciones Unidas, de ahí que Kosovo no pueda ser miembro de la FIFA ni de la UEFA, sólo puede participar en encuentros amistosos. Este incidente se produjo a escasos días de la visita de Edi Rama a Belgrado, la primera de un primer ministro albanés en 70 años. Olsi Rama, su hermano, fue detenido algunos días después del encuentro acusado de organizar los hechos de sabotaje, el Ministerio del Interior serbio, afirmó en un comunicado que Rama ocupaba un asiento en la tribuna presidencial desde donde controlaba el dron con un mando a distancia. “El fútbol no debería ser usado nunca para emitir mensajes políticos”, declaró Joseph Blatter, presidente de la FIFA, sobre lo ocurrido en Belgrado. La UEFA también está bajo la lupa porque permitió que Albania y Serbia estén en el mismo grupo por la clasificación a la Eurocopa 2016, pero este duelo no aparece en la lista de ‘Partidos Prohibidos’ por la UEFA. España-Gibraltar, Armenia-Azerbaiyán y Rusia-Georgia son los únicos choques que el máximo organismo del fútbol europeo vigila en los sorteos para evitar incómodas coincidencias. “Gibraltar no jugará encuentros de clasificación contra España. Siempre tratamos de arreglar las cosas adecuadamente y prever con antelación estas situaciones”, había advertido Michel Platini, presidente de la UEFA. Armenia y Azerbaiyán están enfrentadas desde su independencia de la URSS por el enclave de Nagorno Karabaj, territorio fronterizo entre ambas naciones. Aunque de población armenia en su gran mayoría, este enclave pertenecía a Azerbaiyán cuando ambas formaban parte de la Unión Soviética. En el caso de Georgia y Rusia, el enfrentamiento de sus selecciones en un campo de juego está vetado por la UEFA debido al conflicto que mantienen por la disputa de Osetia del Sur, región del Cáucaso que se declaró independiente en 1983, y en 2008 fue reconocida oficialmente por Rusia, lo que motivó la molestia de Georgia al considerar que este territorio le pertenecía. Después de una sentencia del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), la UEFA se vio obligada, en 2013, a aceptar como nuevo miembro a Gibraltar, que en la fase de clasificación para la Eurocopa 2016 participará por primera vez en una competición oficial. Aunque con la limitación impuesta por el máximo organismo del fútbol europeo, que impide un enfrentamiento directo con España debido al histórico conflicto territorial sobre el Peñón. Lo que no muchos saben, es que durante el sorteo el destino puso a ambas selecciones en un mismo grupo, pero la UEFA lo tenía todo previsto y evitó el problema cambiando de grupo a Gibraltar. Sin duda para la FIFA, la peor combinación es el fútbol con la política, ya que si no se controla, puede convertirse en un coctel explosivo. Daniel Santamaría Jaramillo. @Danielsaja03
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Gol Caracol
Simon Kuper, el mismo de esa maravillosa biblia de fútbol y antropología económica llamada Soccernomics, tiene un libro delicioso del 2003 llamado Ajax, The Dutch, the War: Football in Europe during the Second World War, en el que le recuerda a los ingleses en particular y a los europeos en general ese momento de la historia en el que todos parecían amar el Nazismo, y pone como ejemplo el fútbol de la época. Claro, hoy Hitler es sinónimo del mal con bigotes y es fácil hablar del estereotipo del alemán racista y amante de las ideas totalitarias que nos caricaturiza cada película de Hollywood sobre la II Guerra Mundial, pero lo cierto es que en los años 30 el mundo veía a Alemania como un modelo a seguir y a Hitler como el deber ser del un líder. Suena absurdo, pero es que la historia es absurda. Hasta los grandes enemigos de la Alemania Nazi en la guerra eran admiradores de ella antes de 1939, no nos olvidemos a Hitler como hombre del año en la revista Time de Estados Unidos en 1938 (foto); o de Eduardo VIII, cabeza del Imperio Británico, señalado como proNazi y que tuvo que abdicar en diciembre de 1936, diez meses después de subir al poder, para casarse con la divorciada Wallis Simpson, señalada por múltiples biógrafos como simpatizante de Hitler. Entender los momentos históricos en su contexto es complejo pues nuestros ojos miran con el filtro de los los prejuicios actuales, pero lo cierto es que en la década del 30 el mundo era Nazi: Alemania había pasado de ser la gran perdedora de la I Guerra Mundial a una potencia industrial y militar en muy poco tiempo y, como suele pasar, el desarrollo económico llevaba a que muchos ignoraran las atrocidades contra las minorías (judíos, polacos, gitanos, homosexuales) y los atropellos contra todo aquel que tuviese una voz que le llevara la contraria al régimen. El discurso de orden, progreso y seguridad triunfaba pisando vidas que poco les importaban a los beneficiados (si les suena actual y cercano, no es mi culpa). Ahí es donde Kuper recuerda cómo la selección de Inglaterra en 1938 visitó a Alemania en el Estadio Olímpico de Berlín y saludó al führer con el brazo derecho extendido, saludo imperial tomado por los Nazis del fascismo italiano de Mussolini, quien con él por esos mismos años había convencido a sus compatriotas de que el gran imperio romano, en donde así se saludaba al César, nunca había muerto. Los amigos de la maravillosa Revista Un Caño de Argentina recuerdan la historia en este buen artículo de Pablo Cheb, y destacan que en medio de las tensiones políticas de ese 1938, cuando Alemania ya se había anexado Austria en busca de las "fronteras naturales del Tercer Imperio" y afilaba sus garras para comerse a Polonia, los jugadores fueron obligados a realizar el "heil Hitler" por la FA, pues así era la cosa: Alemania era el deber ser y era una descortesía romper los protocolos de homenaje al líder mundial. Lo lindo es que Un Caño también nos recuerda que los seleccionados ingleses también saludaron así a Mussolini en 1939, justo antes de la Guerra, pero claro, para nuestra mirada actual los malos eran los alemanes, no los italianos... en fin. La pregunta es: ¿Colombia también fue Nazi? Más allá de la idiotez salida de contexto, anacrónica y sin sentido de los neonazis colombianos de hoy en día que apoyan al procurador Ordóñez y hablan de "raza superior" en una nación pluriétnica y multicultural, en los 30 las ideas del nacionalsocialismo calaron profundamente en nuestra sociedad. No se trató solamente de migración alemana entre guerras, como relatan las novelas El jardín de las Weismann de Jorge Eliécer Pardo y Los Informantes de Juan Gabriel Vásquez, se trató de una relación política tan cercana, que incluso Colombia entró en la mirilla de la sospecha de Estados Unidos al comenzar en 1939 la II Guerra Mundial, como bien lo retrata esa tremenda investigación de Silvia Galvis y Alberto Donadio llamada Colombia Nazi. Teníamos juventudes con camisas pardas, lineamientos políticos de clara tendencia Nazi (encabezados por Laureano Gómez), reuniones del partido llenas de esvásticas y banderas alusivas al nacionalsocialismo alemán (ver foto al lado de una reunión en Barranquilla, tomada de Colombia Nazi), pero sobre todo teníamos una idea fundamental del fascismo que se basaba en buscar la superioridad de la raza. Insisto, hoy parece un mal chiste, pero incluso el primero Ministro de Educación (1934) y luego Canciller de la República (1938) Luis López de Mesa era un defensor de una política de mejoramiento de la raza en la que se prohibiera el mestizaje con indígenas y negros, y se estimulara la llegada de alemanes. Fue él quien cerró las fronteras del país a los judíos que huían de Alemania. Pero la superioridad racial era un tema vital para las diferentes naciones del mundo de los 30, no sólo para Colombia: la raza italiana tenía que demostrar que era superior y por eso no quiso disputar el Mundial del 30 en Uruguay, no fuera que ese equipo con negros los humillara como había pasado con las otras naciones europeas en los Olímpicos del 24 y el 28, y precisamente por eso se convirtió en cuestión de estado ganar los Mundiales de del 34 y 38, con amenazas a técnico y jugadores a bordo en el ya mítico "vencer o morir" de Mussolini. Hitler siguió el ejemplo y organizó los Olímpicos de Berlín en 1936 para demostrar la superioridad de la raza alemana, hecho que quedaría para la historia en Olympia, un documental en dos partes de Leni Riefenstahl, la genio cinematográfica de la propaganda Nazi, en las que se muestra la belleza, el poder físico, el sacrificio y el heroísmo de la considerada "raza superior" por ellos, López de Mesa y Laureano. Por supuesto, el deporte era la clave para tener una "raza superior" y Colombia lo entendió pronto. En 1928 se realizaron los primeros Juegos Deportivos Nacionales para reunir a lo más granado de la juventud y tratar de seguir el ejemplo de Uruguay, primer país sudamericano en lograr medallas de oro en los Olímpicos, codeándose así con las potencias mundiales. Bien lo escribió la entonces popular revista bogotana El Gráfico ese año, tras el bicampeonato olímpico de los uruguayos: "Colombia no ha participado aún en el torneo universal; su bandera no ha flotado con las ondulaciones del triunfo en el palenque cosmopolita como lo hicieron los pabellones del Uruguay y la Argentina. Ello se debe a que nuestro país asimila de manera tardía los sistemas implantados en los Estados de alta civilización”[1] El tema era ese: ser "civilizados", ser" europeos", ser más blancos, y la clave era el deporte, como bien lo registró la ya desaparecida revista Deportivas en su primer número en 1931: “Es que el deporte está absorbiendo la gloria que correspondió exclusivamente a los ejércitos. Es una ventaja de la civilización. El deportista es en su verdadero concepto un arquetipo físico y moral de la raza”[1]. Por eso, para mejorar la raza, el presidente de la República entre 1930 y 1934, Enrique Olaya Herrera, tomó medidas como respaldar los Juegos Deportivos Nacionales de Medellín en 1932 y, sobre todo, firmar el decreto 1734 de 1933 para que se creara la Comisión Nacional de Educación Física con el fin de construir un estadio nacional en Bogotá, lograr que Colombia participara en el Mundial de fútbol de 1934 y desarrollar y divulgar los deportes en la clase obrera. Lo primero se cumplió en 1938 con la inauguración del 'Nemesio Camacho' El Campín, lo segundo se quedó en veremos (la primera Selección Colombia fue de 1935) y lo tercero condujo a la aparición de clubes de obreros en diferentes fábricas del país como Indulana o Unión en Medellín, que se fundirían en el Atlético Municipal, al que hoy conocemos como Atlético Nacional. Pero la medida que nos metió de lleno en la idea de deporte como mejoramiento de la raza y refuerzo de la identidad nacional fue la creación de los Juegos Bolivarianos de 1938. Alberto Nariño Cheyne llevó a Berlín 36 la idea de unas justas regionales en Sudamérica que sirvieran para ampliar el calendario olímpico y promovieran la idea de panamericanismo que imperaba en la región tras la guerra entre Colombia y Perú de 1932 (en la que, por cierto, fue fundamental el apoyo de los inmigrantes alemanes), y entre vítores y banderas con esvásticas se anunció la primera edición de los Juegos entre las naciones bolivarianas que se disputarían en Bogotá, que ya tenía el plan del estadio El Campín y contaba con las canchas y campos de la Universidad Nacional. Estos quedaron para la historia por el triunfo general de Perú (para malestar nacional pues las heridas de la guerra aún estaban abiertas), por la polémica que generó la conformación de la Selección Colombia de fútbol a cargo del argentino Fernando Paternoster (subcampeón mundial del 30), ya que cada región exigía a sus jugadores y al final nadie quedó contento, especialmente porque los de la franja roja nos golearon 4-2 (vale la pena recordar, ese equipo de Perú había sido cuartofinalista de Berlín 36, eliminado en una polémica histórica marcada por el racismo); por el oro colombiano en baloncesto (en la que además fue la primera transmisión radial del que luego sería el legendario Carlos Arturo Rueda), por la inauguración del estadio El Campín y, sí, por la demostración proNazi de nuestras juventudes bolivarianas. Repito, hoy es fácil criticar, pero recordemos cómo las delegaciones de los cinco países saludaron en la inauguración el palco del presidente Alfonso López y en la clausura en de Eduardo Santos (justo coincidió el cambio de administración) con la mano derecha en alto al mejor estilo Nazi como se ve en estas fotos: La publicidad del evento también fue una deliciosa muestra de cómo nos había influenciado la Alemania Nazi; repasemos: Sí, Colombia también fue proNazi y se vio simbólicamente en esos Juegos Bolivarianos del 38, pero sobre todo en nuestra forma de asumir el deporte como una cuestión de mejoramiento de la raza. Parafraseando a Borges, el nazismo fue popular -muy, muy, muy popular- porque la estupidez es popular. Lo irónico es que aún pasa... En Twitter: @PinoCalad [1] El Gráfico No. 698. Bogotá. Agosto 2 de 1924
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Gol Caracol
El mono volvió. Muchos años pasaron para volverlo a ver en nuestra casa a Ricardo Lunari. Con solo 6 meses el argentino nos enamoró con goles y buen fútbol. Ese subtítulo lo celebramos como una estrella, con recibimiento por la calle 26 y fiesta en el parqueadero del Campín. Jorge Franco dijo que no había dinero para retenerlo e hicimos una vaca en medio del vino ese día. Puse dos mil pesos para que se quedara. Los sueños del hincha. Ahora soy menos cándido que en esos días. Mi amor por Millonarios (y la edad) me ha vuelto más reflexivo y menos exitista que en aquellos días. A lo mejor menos optimista y soñador. Una persona que quiere a Millonarios como el profe Lunari, es sin duda lo que siempre uno soñaría como director técnico de Millonarios. Un profundo sentido de pertenencia, aceptación general de la hinchada y ganas de triunfar. Pero visto que con la misma pasión que creamos ídolos los destruimos, es preciso que pensemos nosotros los hinchas, que nos puede dar Ricardo Lunarí en el 2015. Porque más allá de la pasión hay que ver el modelo futbolístico que ofrece Lunarí. Es imposible medir su capacidad real con este equipo. Pero si podemos ver señas de quien es como técnico Ricardo Lunari. Lo primero es que ha sentado a vacas sagradas del vestuario y eso es una buena señal. Va a mandar en el camerino y ya sabe quiénes no deben seguir en Millonarios. Ya en el terreno se ve su vocación ofensiva. 16 goles han marcado los azules, promedio de 2 goles por partido vs 0.75 goles por partido que tuvo el equipo de Lillo este semestre. Logró recuperar a Uribe y Reina se ve más suelto al lado de Mayer y no en una banda como se utilizaba al principio. Atrás no hay mayor cambio. 1.88 goles por partido aunque se logró sacar en 0 tres veces al arco. El funcionamiento sigue siendo irregular y por momentos los jugadores no saben cuál es su rol en la defensa. Las transiciones son rápidas pero desordenadas y los relevos en la mitad se quedan cortos. Todo esto envuelto en un pobre nivel de todos los jugadores. El más regular ha sido Cadavid. Lo que me inquieta del profe Lunari es su lectura de los partidos. En Pereira, Cali y contra el DIM falto mano del técnico. Los balones parados parecieran que no se trabajaran. Los cambios fueron un problema más que una solución. Las variantes tácticas fueron nulas. Cuando los jugadores no dan, se espera que la mano del técnico se note en el equipo. Estos dos partidos son por cumplir. Sí la opción, digna del primer milagro de la Madre Laura, de clasificar a los cuadrangulares se da esperamos ver cómo logra motivar y luchar por hacer una presentación digna de la historia azul. No dudo del profesionalismo de Lunari pero guardo mis reservas sobre su capacidad como timonel del equipo más grande del país. Guardando las distancias, Pep y Mourinho salieron avantes en sus primeras experiencias como técnicos. Pero los casos de fracaso también están ahí. Esperemos que elija bien a los refuerzos y que mejore en las fallas vistas. Ya no es el mono: estamos en manos del Profe Lunari. MINUTO FINAL: Los refuerzos tienen que llegar rápido. La institución necesita recursos y los abonos no tendrán fuerza sin que lleguen jugadores (buenos jugadores) rápido. A ponerse las pilas Gustavo Serpa. MAURICIO GORDILLO GUEVARA @MAUGOR
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Gol Caracol
Sin saberse al día y hora de estas letras sobre gestiones efectuadas y como este espacio no ha sido solo crítico sino también de propuestas sobre nuestra actualidad, me permito someter a discusión de nuestra hinchada los nombres de varios jugadores del FPC con un nivel desempeño probado y conocido que podrían vestir nuestros colores sin temor a arrugarse. Se trata de una visión sin poner reparos en colores de rivales, pasados y malquerencias. Hay que tomar muchas decisiones inteligentes para reforzar al equipo con menos corazón y más razón. Pragmatismo puro y duro para el caso. Hago el ejercicio de escritorio con jugadores de los cuales tenemos referencia más próxima y que deben servir de referente a los encargados de las decisiones deportivas en Millonarios FC para determinar qué tipo de jugador debería venir para 2015 desde otras ligas (extranjero o colombiano). Es decir, si llegan de otro país deben ser iguales o superiores en su nivel a los mencionados a continuación (va por orden alfabético del equipo actual): ----------------------------------------------- AGUILAS DORADAS Javier López (defensor central) ALIANZA PETROLERA Deiver Machado (lateral izquierdo) Juan Pablo Nieto (volante de segunda línea) CALI Juan David Cabezas (volante de primera línea) Andrés Pérez (volante de primera línea) (¿¿quién carajos lo dejó ir de Milllonarios en 2009??) Miguel Murillo (delantero externo y de área) Luis Fernando Mosquera (Volante de segunda línea) Miguel Caneo (Volante de segunda línea) Carlos Lizarazo (Volante de segunda línea) CHICÓ Juan Pérez (centro delantero) DIM Diego Herner (volante central) Germán Cano (delantero de área) Daniel Hernández (volante de segunda línea) Gilberto García (lateral derecho) Jhon Hernández (volante de primera línea) Cristian Marrugo (volante de segunda línea) ENVIGADO Andrés Mateus Uribe (volante de segunda línea) EQUIDAD Diego Novoa (arquero) JUNIOR Sebastián Viera (arquero) Andrés Felipe Correa (defensor central) Vladimir Hernández (volante de segunda línea o delantero extremo) Guillermo Celis (volante de primera línea) NACIONAL Alejandro Bernal (volante carrilero por derecha, segunda línea) Harrison Otálvaro (volante de segunda línea) Oscar Murillo (defensor central) Alexis Henríquez (defensor central) Juan David Valencia (lateral izquierdo o volante carrilero por izquierda) Santiago Tréllez (delantero de área) Daniel Bocanegra (lateral derecho) Sebastián Pérez (volante de primera línea) ONCE CALDAS Jose Fernando Cuadrado (arquero) Harrison Henao (volante de segunda línea) Sergio Romero (delantero de área) Johan Arango (volante de segunda línea o delantero externo) César Arias (delantero externo) PASTO Kevin Rendón (defensa lateral por derecha o volante de primera línea) Juan Sebastián Villota (volante de segunda línea) SANTA FE Juan Daniel Roa (defensor lateral por derecha) Luis Carlos Arias (volante extremo por izquierda) TOLIMA David Macalister Silva (volante de primera línea) Jimmy Chará (delantero externo o volante de segunda línea) Félix Noguera (lateral izquierdo) Julián Quiñonez (defensor central) UNIAUTÓNOMA Michael Barrios (delantero extremo) ----------------------------------------------- Señores de la Junta de Millonarios, Presidente y empleados de media dirección, todos con responsabilidad en los refuerzos de Millonarios FC: tienen dos semanas de octubre (ya pasó una), todo Noviembre y todo Diciembre de 2014. Que no pase lo de los últimos años y que por eso se les crítica con razón: llega la pretemporada de Enero y ni idea de nada. Si los señores encargados de hacer las contrataciones y negociaciones en nuestro amado equipo contratan a tres (3) de estos cuarenta y un (41) posibles refuerzos, sabremos que ya van entendiendo del asunto. Si no, seguiremos como un hazmerreir todo gracias a que -aparentemente- la primaria y única fuente de información de jugadores es un archivo de excel que se maneja desde el cubículo oficinista del muy mentado Nicolás García. El argumento molido de "...a Millonarios por ser Millonarios le piden siempre mucha plata por un jugador...", es una excusa floja, muy floja. A todos los equipos grandes del mundo les piden plata por los jugadores buenos. La diferencia está en la capacidad de moverse y negociar hábilmente. No es tán difícil.
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Gol Caracol
Quienes somos fanáticos del fútbol sabemos que existe una conexión diferente con el deporte rey. Durante toda nuestra vida apoyamos a nuestro club y a nuestra Selección con pasión, entusiasmo y con unos niveles de lealtad inimaginables. Lloramos, reímos, sufrimos y celebramos. Invertimos nuestro tiempo, dinero y emoción con la satisfacción de representar la identidad del club que amamos. El fútbol y los hinchas se basan en una relación recíproca y dependiente; sin los fanáticos, el fútbol no tiene razón de ser. No obstante, la creciente popularidad de esta disciplina ha conllevado un cambio de identidad. Hoy en día, el fútbol pasó de ser un evento local que congregaba a la comunidad de cada barrio, ciudad o país; a ser un medio muy importante en la industria del entretenimiento y con un foco comercial de alcance global sin precedentes. El mayor representante de este nuevo modelo a nivel internacional es el fútbol europeo. De acuerdo al último informe financiero de la UEFA, el ingreso generado en todas las ligas adscritas a esta Confederación ronda los USD 18 billones en la temporada 2012/13, de los cuales USD 12.5 billones pertenecen a las cinco principales ligas del Viejo Continente (English Premier League, Bundesliga, La Liga, Serie A y Ligue 1). En ese marco, el exuberante crecimiento de la industria del fútbol se ha cimentado en una apertura de los clubes a nuevas fuentes de ingreso tales como los derechos televisivos y la estrategia comercial. Así, la transformación en el rol del fútbol y el cambio en su modelo de gobierno debido a la priorización de una estrategia extremadamente comercial y ligada a la excesiva monetización, ha sido denominada por el sociólogo inglés Robert Giulianotti como “hipercomoditización”. Bajo este nuevo escenario, el afán desmesurado por convertir al fútbol en un mecanismo de generación de riqueza para ciertos actores del ecosistema futbolero implica que los activos para alcanzar los objetivos económicos y deportivos se vuelvan cada vez más escasos. Los jugadores se han convertido en bienes de lujo, y los clubes se empeñan en sostener unos costos y salarios que están creciendo a ritmo desorbitante, con el fin de garantizar el entretenimiento. A manera de ejemplo, Deloitte menciona cómo en la Serie A y la Premier League el índice financiero de salarios/ingresos está en un preocupante 71%. Este panorama per se no se vislumbraría tan alarmante si la totalidad de los actores de la industria se viera equitativamente beneficiado. Sin embargo, aspectos como malos manejos de los directivos, especulación financiera a corto plazo, bajos niveles de transparencia, corrupción, crecimiento de la deuda de los clubes y aumento de los precios para los hinchas dentro y fuera del estadio, entre otros; son cada vez mas recurrentes. A manera de ejemplo, la BBC publicó en Octubre de 2014 #PriceOfFootball, un estudio sobre los precios del fútbol en 176 clubes del Reino Unido y 31 de Europa, arrojando datos relevantes: es más costoso comprar un abono anual de un equipo de la quinta división de Inglaterra que algunos tipos de abonos del Real Madrid o Barcelona; o que el precio promedio del abono anual en Inglaterra ha crecido en un 716% desde 1989, promovido primordialmente por el enfoque comercial de la Premier League. En esta nueva dinámica es el hincha el que más se ve afectado: su relevancia ha sido relegada a temas secundarios y la influencia en el proceso de toma de decisiones de los clubes y del fútbol en general es casi nula, pues aquellos actores que detentan el acceso al capital son quienes dictaminan el devenir del deporte. Esta situación contrasta irónicamente con la razón de ser de los hinchas del fútbol: apoyo incondicional, lealtad y voluntad de gasto en el club sin necesidad de éxito; es el estado del arte de cualquier tipo de cliente y/o consumidor de una marca. A lo anterior se debe agregar el impacto de las nuevas tecnologías y el boom del Internet, que ha reforzado y refrescado el deseo de algunos hinchas por retomar la importancia de su voz. La posibilidad de acceder desde cualquier lugar a información al instante permite al fanático estar continuamente involucrado con la actualidad del fútbol, generando un canal de doble vía entre el club y el hincha. En ese orden de ideas, la nueva ecuación “fútbol-tecnología-negocio” ha moldeado nuevas categorías de hinchas. La agencia Repucom en su estudio “World Football 2014” menciona cómo el 32% de los fanáticos utiliza internet móvil para mantenerse informado, mientras que 1 de cada 4 accede a las redes sociales para interactuar en torno al fútbol. A partir de ello, Giulianotti identifica los principales segmentos de hinchas en función de su grado de involucramiento y lealtad con un equipo de fútbol (ver Imagen 1). Imagen 1: Categorización de los hinchas Dentro de estas 4 categorías, resalta el liderazgo del segmento de “fanáticos”, aquellos que tradicionalmente acompañan al equipo dondequiera que vaya y quienes han tomado la vocería en torno al desencanto que ha derivado de una relación desbalanceada hacia los hinchas. A través de acciones concretas que buscan despertar el sentimiento colectivo, este segmento enfatiza en una interacción más directa y transparente con los demás actores de la industria del fútbol, en pos de la consecución de objetivos tangibles que influencien el proceso de toma de decisión. No obstante, y a pesar de estas iniciativas, el status quo del fútbol se mantiene renuente en una alta proporción a ser más inclusivo con los hinchas. Por tal motivo y frente a sucesos que han afectado a equipos, comunidades e hinchas por mala gestión de los clubes y un alto grado de desinterés frente a sus puntos de vista, un nuevo movimiento social ha venido consolidándose durante los últimos años: el “punk football” o activismo de hinchas. El aspecto fundamental de este nuevo movimiento se centra en la organización colectiva de hinchas en torno a un mismo propósito, generalmente fomentando la acción y el cambio frente a una situación particular que está afectando sus intereses. Sumado a ello, aspectos como el empoderamiento, la co-creación y las redes de colaboración en esta era digital les permite diseñar, organizar e implementar acciones colectivas que reviven el poder del hincha, fomentando mecanismos de presión online y offline. Este “lobby” se segmenta en dos dimensiones. La primera, denominada movilización, se centra en situaciones en las que los hinchas acatan la estructura de propiedad de los clubes y/o el marco institucional del fútbol, pero tienen interés en modificar aspectos puntuales del día a día (experiencia en el estadio, decisiones directivas impopulares) o a nivel estructural (cambio de sede, precios, cambio de nombre del equipo, entre otros). Muchas veces, incluso, estás iniciativas son bien recibidas por clubes y otros actores del fútbol, derivando en estrategias conjuntas que benefician a todos. La segunda categoría, denominada propiedad, sí tiene reparos frente a la estructura de poder y, bajo la premisa de que los hinchas contribuirían con un mayor grado de transparencia e interés a la gestión de los equipos, se concentra en acciones colectivas que les permitan acceder a una porción parcial o total de la propiedad de los clubes; una insurrección directa de los hinchas hacia el poder. La aplicabilidad de una u otra opción depende igualmente del marco institucional y las externalidades que existan en cada situación. Por ejemplo, casos en los que el marco legislativo provee más atribuciones a los hinchas (como Alemania o Suecia, donde la ley promueve que los hinchas sean los dueños de por lo menos el 51% de cada equipo), son más proclives a utilizar la movilización como evidencia del poder del hincha. Por el contrario, escenarios en los que prima la desregularización como el caso de Inglaterra, y en menor medida Colombia, tienden a fomentar una mezcla de movilización y propiedad, con el objetivo de influenciar cambios en el marco institucional que permitan rescatar el poder del hincha y su voz y voto dentro del fútbol. A pasos lentos, el poder del hincha ha resurgido y ello se evidencia con logros a nivel institucional e individual en algunos clubes. En el caso de Europa, por ejemplo, algunas pequeñas victorias institucionales a nivel UEFA como el Fair Play Financiero (que por más fallos y vacíos que tenga, busca atacar situaciones de descontrol de intereses privados que perjudicaban al club y sus hinchas) o el Oficial de Enlace con los Aficionados -SLO- (impuesto por la UEFA, se trata de un nuevo cargo obligatorio dentro de la estructura de todo equipo europeo, responsable de la relación entre los hinchas y el club), denotan una senda hacia el cambio. De igual forma, la formalización de Federaciones de hinchas en algunos países europeos realzan el interés por volver más tangible la voz del hincha a través de un órgano de gobierno que recopile intereses de los fanáticos y los traslade a los otros actores del ecosistema futbolero. En ese ámbito, quizás el mayor logro que se ha generado en el marco de la institucionalidad se refiere a la posibilidad legal de crear asociaciones de hinchas (por club/ciudad) que a través de una arquitectura legal y administrativa, manejen un fondo financiero común que les permita organizarse para explorar oportunidades de acceso a la propiedad de clubes. En el caso más extremo, que es el del Reino Unido, los Supporters’ Trusts (asociaciones de hinchas con personería jurídica) emergieron precisamente como una respuesta a esos malos manejos que por falta de control y transparencia se le daban a los clubes, llegando hasta el punto de quiebre en el que los hinchas decidieron hacerse con el poder, basados en las premisas del “Punk Football”. La experiencia inglesa (sumada a las buenas prácticas ya existentes en países pro-hinchas) ha sido un caso excepcional, puesto que significa revertir la estructura de poder de agentes privados hacia los hinchas. Según Supporters Direct, la entidad que fomenta el modelo cooperativo de propiedad de hinchas en el Reino Unido y Europa, actualmente existen 35 equipos en el Reino Unido que son propiedad exclusiva de los hinchas y más de 220 asociaciones que realzan la voz del hincha con o sin participación en las juntas directivas de los clubes. Hoy en día, los ejemplos más representativos se encuentran en la League 2, es decir la cuarta división inglesa, donde cuatro equipos son gestionados por los fanáticos: AFC Wimbledon, Exeter City, Wycombe Wanderers y Portsmouth (el mismo equipo que ganó la FA Cup en 2008 y por desastrosos manejos financieros descendió 3 categorías y estuvo a punto de la extinción, hasta que el Pompey Supporters’ Trust decidió comprar el equipo). De manera similar, casos representativos como el Swansea City (equipo de la Premier League en el que los hinchas tienen el 20% de la propiedad y una silla en la Junta Directiva) o el FC United of Manchester (equipo creado por los hinchas en contraposición a la compra del Manchester United por la familia Glazer de Estados Unidos), exhiben un cambio de paradigma. Ello, sumado al ejemplo de clubes alemanes, algunos españoles (Real Madrid, Barcelona o Athletic Club), portugueses (Sporting de Lisboa), entre otros; contribuyen al replanteamiento de un nuevo orden dentro del fútbol europeo. A nivel de iniciativas lideradas por hinchas en clubes o ligas, el caso de Inglaterra es el más diciente, dado el valor que tiene el fútbol y el resguardo de la tradición que se busca con esta disciplina. Apalancados por las nuevas tecnologías, campañas nacionales como #PriceProtest, #FootballWithoutFansIsNothing, #NoToGam£39 se han centrado en fomentar la reconsideración de los altos precios de boletería para los hinchas o enfrentar medidas unilaterales de los entes institucionales para explotar comercialmente el fútbol inglés. Igualmente, iniciativas como #Safestanding, #WatchingFootballIsNotaCrime o la campaña #KickItOut, entre otros, buscan fomentar una mejor experiencia en el estadio y mayor armonía en la relación de los hinchas con autoridades y/o frente a temas como racismo y diversidad. Asimismo, iniciativas colectivas que han generado resultados tangibles demuestran que la voz del hincha está cada vez más fuerte. Tal es el caso de #CityTillWeDie, campaña liderada por los hinchas del Hull City, en contra de la iniciativa del dueño del equipo, Assem Allam, de cambiar el nombre a Hull Tigers. Tal fue el éxito de esta manifestación iniciada en Internet pero implementada en el mundo real, que la FA (Asociación de Fútbol de Inglaterra) denegó el cambio de nombre al dueño. Éste, en represalia con esta decisión, puso el equipo a la venta. Otra campaña con éxito fue #BringCityHome, mediante la cual hinchas del Coventry City presionaron a los dueños del club para que el equipo retornara a su estadio original, el Ricoh Arena, que había sido cambiado por motivos comerciales. Después de marchas, manifestaciones en el estadio y una fuerte exposición mediática, los dueños decidieron acatar la demanda colectiva. En ese orden de ideas, la combinación de un entorno adecuado, la existencia de una infraestructura y marco favorable para la difusión de la voz del hincha junto con una exposición mediática, generan un resultado que sí está forjando cambio. Está más en la conciencia y convencimiento de los propios fanáticos en llevar a cabo acciones colectivas que en la factibilidad o no de la consecución de los objetivos. Por ello, en industrias de fútbol nacientes como la latinoamericana o la misma colombiana, esta tendencia hasta ahora está iniciándose. De un lado, en el caso colombiano, la nueva Ley del Deporte (Ley 1455 de 2011) busca formalizar en primera instancia el marco institucional del fútbol. La mencionada ley promulga, entre otros apartes, que toda entidad deportiva debe tener al menos 5 socios y ninguno contar con más del 20% de capital suscrito y pagado, lo que implica que las actuales empresas o asociaciones de equipos profesionales migren hacia un nuevo modelo de negocio, específicamente hacia sociedades anónimas o corporaciones sin animo de lucro. No obstante, esta transición no ha sido tan efectiva y todavía muchos equipos incumplen con esta prerrogativa y tienen en su haber malas prácticas de gestión. O, como acaece en otros apartes del derecho, utilizan el marco legal para eludirlo. Tal es la razón de ser de la campaña #AsambleaYa, promovida por los accionistas minoritarios de Millonarios y que busca reunir a este tipo de socios para lograr el 10% mínimo de las acciones que permita citar a una Asamblea Extraordinaria en la que los accionistas con mayor peso en la institución rindan cuentas sobre los manejos administrativos, financieros y accionarios dentro del equipo. De igual forma, la iniciativa #NoMasLigaPostobon, fomentada por representantes de diferentes hinchadas, tiene como objetivo desplegar un mecanismo de presión y exposición sobre la condición de Postobón como patrocinador oficial de la Liga, poseer acciones en los canales de televisión que transmiten el rentado nacional y además ser dueño de un equipo de fútbol (aspecto que, cabe resaltar, en otros países es prohibido). Si bien estos dos ejemplos muestran una reacción de los hinchas contra el status quo de la industria en Colombia, casos como el del cambio de sede reciente de las Águilas Doradas o la situación del América de Cali podrían ser canalizadas de una manera más eficiente a través de iniciativas de los hinchas. Si bien estas iniciativas han sido efectivas en muchos casos y realzan el poder del hincha, poseen unas desventajas tácitas como su naturaleza reactiva (siempre en respuesta a una situación extrema en contra de los hinchas) y/o su falta de interrelación con otras iniciativas (generalmente el hincha se preocupa por sus propios problemas). No obstante, está comprobado que si se fortalece el trabajo en conjunto y se fomentan aspectos como colaboración en red, co-creación y empoderamiento de los hinchas en un espacio virtual, el impacto de estas iniciativas puede ser aún mayor. Por ello y para ello nace FanVox, una iniciativa creada por dos estudiantes colombianos de posgrado en el Reino Unido que, unidos por la pasión por el fútbol e incentivados por esta problemática, decidieron conceptualizar e implementar una plataforma digital que centraliza la voz de los fanáticos del fútbol, con el fin de rescatar su relevancia en la industria. En ella, los hinchas pueden expresar, compartir y consolidar sus opiniones, al mismo tiempo que establecen una red de cooperación para influenciar el proceso de toma de decisiones de los principales protagonistas de la industria del fútbol, a través de la proporsición de iniciativas. Con un lanzamiento piloto en noviembre de 2014 en versión web y mobile app, FanVox será el espacio privilegiado para canalizar la voz del hincha y promoverla a la audiencia general e industria de manera asertiva, para así fomentar una interacción mucho más balanceada dentro de la industria del fútbol. Así las cosas, se puede aseverar que el poder del hincha está en un punto de inflexión muy interesante que le permitirá a los fanáticos, de manera organizada y centralizada, generar un cambio para bien en la industria del fútbol. El hincha, no obstante, debe darse cuenta que sin violencia y bajo unas premisas claras, definitivamente puede innovar y generar disrupción en el fútbol. Ello, igualmente, debe venir acompañado de ciertos aspectos del entorno, y por ello es sumamente importante que en Colombia se empiece a pensar en un cambio institucional hacia la creación de una federación de hinchas, como también el fomento a aquellas asociaciones que de manera transparente quieran involucrarse mucho más en la gestión de los clubes. No se debe olvidar que el fútbol se ha cimentado en el capital social durante los últimos 150 años; la industria del fútbol no puede obviarlo. #LaVozDelHinchaSeraEscuchada Por: Daniel Velásquez Co-Fundador de FanVox @FanVoxCo
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Gol Caracol
Murió la madre de José Néstor Pékerman y al otro día el técnico, en lugar de regresar para estar con su familia en eso que llaman “el último adiós”, decidió quedarse para dirigir a Colombia contra Canadá, un partido absolutamente intrascendente. Semejante actitud se sale del común entendimiento, de la costumbre de acompañar cadáveres y cenizas y, al final de cuentas, de nuestra propia cultura. El fútbol no debe ser más importante que la vida y, en este caso, la muerte. Pero así no pasó con Pékerman. “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”, diría Eduardo Galeano. La decisión del técnico argentino, excluida de cualquier juzgamiento, por supuesto, debe reconocerse. Calificarla es un atrevimiento. Sin embargo, desde una sana tribuna al menos merece consentimiento. Lo que hace Pékerman demuestra, más allá de eso que califican de “compromiso”, respeto hacia su trabajo, si es que ya no lo había demostrado. Y sorprende. Yo espero al menos que el día que muera mi madre, si es que acaso yo no me adelanto, no tenga que ir a trabajar. Y tampoco que prefiera eso sobre el luto. Se trata de la prioridad que tienen las cosas, los momentos. Santa Fe se jugaba la vida contra Vélez Sarafield en la Copa Sudamericana y Ómar Pérez, la figura, el crack, recibió la mala noticia de la muerte de su abuelo. Entonces el reto era diferente, no un pobre amistoso, y Ómar Pérez marcó el gol más triste de su carrera porque su equipo quedó eliminado. Hay muchos casos similares que se deben reconocer, repito. No debe ser fácil tomar una decisión así. Lo que hizo Pékerman refleja un amor genial por este deporte. Nos recuerda la diferencia ente él deber y el querer. Este amor, romántico, es muy diferente al que pregonan falsamente quienes son capaces de matar porque el otro viste otra camiseta. “De la vida aprendí que hay que sufrir por el fútbol y no por amor”, nos cantaría Bob Marley. Seguir a @javieraborda