Gol Caracol
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¿A nadie le parece muy extraño que el ya nombrado seleccionador nacional no sólo no haya sido presentado sino que ni siquiera haya venido a Colombia? Me puse a hacer unas averiguaciones al respecto y, ¡horror de horrores!, descubrí que, a pesar de que hubo foto casual en Miami de Pekerman, Bedoya y Jesurún (con papeles al frente como para que se vieran muy ejecutivos), esta es la hora en que no hay contrato. Mejor dicho, ¡esta es la hora en que la Selección Colombia aún no tiene técnico! Sí, escandalícese. Yo lo hice. No hay contrato a pesar de que el 5 de enero Bedoya lo hizo oficial desde la que parece la segunda capital colombiana. Claro, fuentes de la Federación me cuentan que este jueves o viernes el argentino debe llegar a Bogotá para firmar el documento de vinculación y, de paso, presentarle al país un plan de trabajo que hasta la fecha nadie conoce (ni siquiera en la Federación: lo aceptaron sin saber qué iba a hacer), pero lo cierto es que hoy, a esta hora, no hay DT. La cosa es extraña pues, claro, la excusa oficial es que Pekerman está arreglando sus documentos (visa laboral, que al parecer es complicadísima para el técnico de la Selección, pero que el refuerzo paraguayo más chimbo del equipo más humilde del país saca sin problema en San Antonio del Táchira, a 15 minutos de Cúcuta), pero todo parece indicar que a José, a quien le ofrecieron la misma estratosférica cifra que en su momento le pusieron sobre la mesa a Gerardo Martino, le pasa lo mismo que a su compatriota: no quiere pagar los casi US$300.000 anuales impuestos que le va a dejar su oneroso contrato de más de un millón de verdes al año. Claro, hay otros peros que no se han ventilado, como que la Federación nombró técnico de la Sub-20 antes de conseguir seleccionador nacional, lo que no le gustó de a mucho a Pekerman (quien exige que uno de sus asistentes esté al lado del 'Piscis' Restrepo), pero el tema serio es el de las retenciones legales. Y hasta que no se arregle el tema de impuestos, no va a haber contrato. Así de simple. Ahora, más allá de que me molesta de sobremanera que un técnico extranjero llegue a Colombia y no pague lo que le corresponde por ley (¿será que Reynaldo Rueda no paga impuestos en Ecuador, Jorge Luis Pinto no los paga en Costa Rica o Luis Fernando Suárez no los paga en Honduras?), me preocupa en serio que estamos ya en la segunda quincena de enero y, en términos reales, no hay seleccionador nacional. Es decir, en otras partes apenas nombran a un técnico el tipo llega, arma una rueda de prensa, dice qué va a hacer y empieza a trabajar, a llamar a los futbolistas, a conocer el entorno, pero acá Pekerman aún no ha hecho nada... ni siquiera firmar su contrato o, incluso, presentarle a sus posibles jefes su plan de trabajo. Esperemos que lo que dicen en voz baja desde la Federación, que este viernes a más tardar llega Pekerman, se presenta y nos muestra a todos cómo es que vamos a volver a un Mundial, sea cierto. Si no, empezamos mal... Hablemos de fútbol en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Toda acción generará una reacción. Este post fue publicado poco después de las 10:30 de la mañana de este lunes 16 de enero, y casi a las 5 de la tarde, evitándose problemas y la avalancha de críticas que por supuesto iba a llegar al no tener aún firmado al nuevo seleccionador nacional, la Federación se curó en salud y anunció que el miércoles lo presentará (¡por fin!), haciendo énfasis en que "El nuevo estratega dará a conocer los planes de preparación para enfrentar los próximos compromisos de las Eliminatorias Sudamericanas a la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014, además del juego amistoso internacional del próximo 29 de febrero ante la Selección de México". El que no llora...
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"Dime qué jugadores contrata el Junior y te diré si hay un Char en campaña política. Ahora, está clarísimo, no hay ninguno". La frase de Alberto Salcedo Ramos, cierta y genial, refleja lo que pasa por estos días entre todos los hinchas de los clubes del fútbol colombiano: la expectativa por las contrataciones es enorme y no deja dormir a muchos el sueño de que la manida frase de "este año sí" se materialice. De lejos, tanto por nombres como por cantidad, el equipo que pareciera mejor reforzado hasta ahora es Atlético Nacional. Y digo "pareciera" porque puede que el verde de la montaña haya botado la casa por la ventana y este año vaya a tener prácticamente dos equipos de primer nivel, pero de nada sirve tener en nómina a Macnelly, Tula, Luis Mosquera, Calle, Bernal, Henríquez, Valencia, Fano y compañía, si el equipo no llega lejos en la Copa Libertadores. Es más, no quisiera hablar del título continental, pero con esa larga lista de refuerzos, buena parte de ellos de lujo, creo que como mínimo tiene que ser campeón en Colombia este año. Ahora bien, ¿le tendrán paciencia los hinchas emocionados y los dirigentes generosos a un equipo que no mande la parada desde el comienzo? Esa es la pregunta del millón, porque Nacional promete muchísimo, pero armar en tan poco tiempo el equipo que uno sabe que puede llegar a tener el verde es complicado. Mucho. Siguiendo con el protagonista de la frase de Alberto, Junior es campeón y está feliz, pero debería preocuparse por la salida de Carlos Bacca. Es decir, se le va el máximo goleador del fútbol colombiano y su ariete insignia en el último año y medio, y esta es la hora en la que no lo ha reemplazado. Luis Páez, según Cheché, va a ser el nuevo 9 y, si bien desde su campaña en la B con Itagüí me parece un delantero para tener en cuenta, creo que Junior no se ha reforzado como debiera para enfrentar la Libertadores. Nómina para pelear el bicampeonato en Colombia tiene, y muy buena, pero el continente te exige un poco más. En ese sentido no entiendo lo del Once Caldas. El actual subcampeón y mejor equipo colombiano del 2011, si bien tiene un buen conjunto, sumar a Avimileth Rivas y Jamell Ramos me parece poco para hacerle frente al Inter de Porto Alegre en la fase previa de la Libertadores... aunque claro, si algo ha demostrado el Once es que es copero y que sabe hacer sufrir brasileños; recordemos nada más cómo despachó a Cruzeiro en la edición copera anterior. Aunque ojo, en ese equipo estaban Dayro Moreno y Wason Rentería... Creo que Santa Fe se reforzó con nombres interesantes como Cabrera y Arias, que le pueden dar más peso a una delantera en la que Rodas estaba muy solo, y que los retornos de Otálvaro y Torres son un plus para el equipo sólo si estos dos jugadores tienen la actitud adecuada para asumir que volvieron y que deben pelear de nuevo por un puesto. Lo de Edwin Cardona, en cambio, me parece un tiro al aire. El antioqueño puede ser un crack o una total pesadilla, y ojalá la sobreexposición mediática que va a sufrir en Bogotá (porque por ser la capital siempre se le hace más ruido nacionalmente hablando a lo que pasa acá) no lo pese a su liviana cabeza. Si sólo habláramos de fútbol, la pareja Pérez-Cardona es para chuparse los dedos... ojalá Edwin madure al lado del argentino. En Millonarios me gusta la llegada de Yhonny Ramírez. Creo que es uno de los mejores volantes centrales del país y que precisamente por estar en Chicó no era tan visible su capacidad de marca y generación de fútbol. Llega a ocupar la posición de Rafael Robayo, ídolo de la hinchada, y su reto es demostrar que eso no le va a pesar, pero si tiene la cabeza bien puesta creo que es un jugador con muchos más recursos técnicos que el bogotano. Hablando de los azules, uno se encuentra con que la hinchada está ansiosa y quiere más, lo que es lógico. Dos semifinales y el título de la Copa Postobón dejaron un gran 2011 que, la verdad, no entiendo cómo es que fue pordebajeado por algunos que se olvidan que un año atrás ese mismo equipo era una miseria deportiva y estaba al borde de la extinción administrativa; pero en este 2012 la obligación está en hacer aún más y pelear por la estrella y por una gran campaña en Sudamericana.Tal vez por eso los refuerzos parecen poco. Pero más allá de que Matías Urbano debe llegar con goles y de que los nombres de Cosme, Castro y Berrío no generen tanta expectativa, creo que el lunar está atrás: la defensa de Millos fue su punto más débil en el 2011 y debería tener caras nuevas o, al menos, generar una apuesta diferente a la lentísima pareja Cíchero-Pedrito Franco, especialmente por el primero. Me preocupa de sobremanera el Cali y su falta de refuerzos: una cosa es que hayas sido campeón, como el Junior, y que le apuestes a lo que ya te generó éxito, y otra es que hayas fracasado rotundamente, como el cuadro azucarero, y no tengas más opciones que seguir con lo mismo. Insúa tiene muchísimo trabajo por delante y hay que ver si las ruinosas finanzas de la Corporación aguantan otra mala campaña. En cambio, me gusta la apuesta del nuevo de la A. Patriotas sabe que este año su objetivo es salvarse y defender el puesto que con tanto sacrificio se ganó en Primera, y no está haciendo contrataciones absurdas ni rimbombantes. Nombres como los de Juan Diego González, Elkin Serrano, Weimar Olivares, Pacho Delgado o Norbey Salazar tal vez no sirvan para pelear estrella, pero sí para salvar la categoría. Claro, mi única petición (que igual no puedo hacerla) es que al arquero Carlos Chávez no lo vayan a banquear por Alvaro Solís. Con todo el respeto que me merece Solís, a Chávez ya le tocó padecer demasiado y al ser el héroe que logró el ascenso de Patriotas al menos debería ser el titular en el primer partido de los boyacenses en la A. Otro que se está armando para no descender es Real Cartagena, que sumó a los veteranazos Hayder Palacios y Gonzalo Martínez, cosa que creo que le hace falta al Pasto, mientras el señor Hernando Ángel volvió a hacer de las suyas y el Quindío tendrá como refuerzos a los mejores jugadores de Centauros (Universitario de Popayán) el año pasado, con lo que 'Pecoso' Castro volverá a tener el reto enorme de armar un equipo de la nada. Algo que también deberá hacer Alexis García con Equidad, la gran decepción del 2011 que, a diferencia de los milagrosos, tiene nombres con cartel como Motta, Giraldo y Quintero. Tolima siguió con su costumbre de llevarse los buenos jugadores del Huila (Morelos, Andrade, Henry Rojas), pero creo que Bernal le apuesta de nuevo a hacer muchísimo con poco, y su vecino también está conformando una nómina con jugadores de bajo perfil que pueden dar sorpresas como Tapia, Barros, Soto o Palomino. Nombres y nombres. Los confirmados están en esta lista de Golcaracol.com, pero los rumores pululan. La única duda que tengo es, si terminando el 2011 el Cúcuta Deportivo estaba en una crisis financiera absurda, si estaba suspendido su reconocimiento deportivo por Coldeportes, si no tenía un peso y mandó a los jugadores a vacaciones para no seguirles debiendo quincenas, ¿cómo es que a la fecha lleva diez refuerzos? La única explicación posible se llama Ley 550 o de quiebras... esperen noticias al respecto en estos días. Hablemos de fútbol en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Parece que cuando te eligen como Vicepresidente de la República de Colombia te nombran también Presidente Honoris Causa de la Federación Colombiana de Fútbol. Si Angelino Garzón logra concretar el amistoso contra Turquía que propuso desde Estambul (en donde no sé si estaba en misión oficial del gobierno o de Colfútbol), habría que hacer oficial de una buena vez su puesto en el Comité Ejecutivo del máximo ente del fútbol colombiano. Digo yo, ya todos sabemos su buenas migas con Jesurún y su capacidad de influir tanto en la administración Santos como en todo lo relacionado al fútbol local; ¿no sería mejor que dejara de actuar como un poder oculto de los dirigentes en el gobierno nacional?
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Un golpe muy duro recibieron los hinchas del equipo azul el pasado miércoles, al enterarse que su gran ídolo, Rafael Robayo, definitivamente se quitaría la camiseta de sus amores tras no llegar a un acuerdo económico con las directivas del club. “Me duele la partida de Millonarios, pero lastimosamente no se pudo llegar a un acuerdo y ahora tengo que pensar en mi futuro y el de mi familia”, fueron las palabras con las que Robayo dio la lamentable noticia a través de la red social de Twitter. “Espero volver a Millos porque es el equipo del cual soy hincha y al cual quiero por todo lo que viví”, agregó el comunicado con el que se despidió de la fanaticada. Seis años con el club, en los que celebró 20 goles en 187 partidos, llegaron así a su final. Las palabras del ‘corazón azúl’, como se le conoce al deportista, paradójicamente rompieron más de un corazón de sus fieles seguidores, quienes se ilusionaban con armar un gran equipo para la Copa Sudamericana y mejorar la campaña del año anterior, en el que levantaron el trofeo de la Copa Postobón y estuvieron muy cerca de llegar a la final de la Liga, campeonato que no ganan hace 24 años. Aunque no se puede decir que sin Robayo Millonarios no va a llegar lejos, sí es seguro que su ausencia se va a notar muchísimo y el equipo tendrá que ‘remar’ todavía más duro para alcanzar los objetivos trazados. Y es que Robayo no solo es un buen jugador; el volante, con su personalidad, entereza para correr todo el partido, facilidad para quitar el balón y claridad para entregarlo, además de marcar goles en los momentos clave, se transformó en el gran ídolo de una hinchada exigente que no le da sus afectos a cualquiera. Después del paso por el equipo de grandes futbolistas como Alfredo D’Stefano, Amadeo Carrizo, Adolfo Pedernera, Nestor Raul, Rossi, Alfredo Castillo, Francisco ‘Cobo’ Zuluaga, Delio ‘Maravilla’ Gamboa, Willington Ortiz, Alejandro Brand, Jaime Morón y Arnoldo Iguarán (ofrezco disculpas si se me escapa alguno), quienes ganaron cosas importantes, Millonarios no tenía ese gran referente que toda hinchada necesita para soñar. En los últimos 20 años, nombres como los de John Mario Ramírez, Ricardo Lunari, Andrés Chitiva, Bonner Mosquera, Héctor Búrguez, Andrés Pérez y Gabriel Fernández obtuvieron reconocimiento, pero no alcanzaron a rotularse como ídolos, ¿por qué? Porque no fueron campeones. Ninguno de los anteriores mencionados estuvo durante el título de la Copa Merconorte en 2001, galardón que sirvió por varios años como “consolación” para los seguidores azules. Robayo, en cambio, sí fue campeón. Después de fallar en su primer intento al llegar a las semifinales de la Copa Sudamericana de 2007; el pasado 27 de octubre, tras derrotar 2-0 a Boyacá Chicó en ‘El Campín’, el bogotano de 27 años levantó el trofeo de la Copa Postobón y consumó así su estatus de ídolo. Aunque el 2011 pudo ser de ensueño, tras ser llamado también por segunda vez a la selección Colombia de mayores para el juego ante Argentina en Barranquilla por Eliminatorias (había sido convocado en el 2010 para los amistosos ante Venezuela y México), el año se vio ensombrecido luego de que Millonarios fuera increíblemente eliminado por Junior en las semifinales de la Liga Postobón, tras sacar en el encuentro de ida una diferencia de 3-0, ser remontado por el mismo resultado en Barranquilla, y sucumbir en la definición por penaltis. Quizás, aquella del 14 de diciembre fue la noche más amarga para Robayo, quien a pesar de haber dejado hasta la última gota de sudor en la cancha del Metropolitano, abandonó la misma con lágrimas en sus ojos, un llanto que brotó desde lo más profundo del ‘corazón azul. Ahora, con Robayo ido para el Chicago Fire de la MLS de Estados Unidos, Millonarios tendrá que afrontar el 2012. ¿Estuvo bien haberlo dejado ir? ¿No se hubiera podido hacer un esfuerzo económico mayor para retenerlo? El tiempo dará la respuesta… Por: Juan Carlos Calderón Medina. En Twitter: @calderon_medina
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El técnico José “Cheché” Hernández, José Amaya, Giovanni Hernández y el goleador Carlos Bacca fueron algunos de los que ofrecieron todas sus palabras y plegarias a un ser todopoderoso que les fue vital, según dijeron, para conseguir con Junior el más reciente título del torneo nacional. Lo manifestaron a su manera, siguiendo una consigna. Es la fe y eso está a salvo de cualquier objeción. Al campeón, a “Junior, tu papá”, se le vio unido en torno a una creencia. Por eso, al consumarse la conquista frente al Once Caldas, sus jugadores vistieron camisetas que taparon los colores, el escudo del equipo de Barranquilla y la publicidad de pastas La Muñeca. Con respeto lo digo: pareció también el triunfo de una iglesia cristiana y no el de una escuadra deportiva. El patrocinador perdió dinero. Y los símbolos de Junior visualmente se escondieron. A pesar de las buenas intenciones, en la foto del recuerdo, en ese momento orgásmico que se da cuando se levanta una copa, no se pudo ver el rojo y el blanco de los representativos colores del Junior. Para la historia de la imagen quedó el blanco y un estampado negro en el pecho que reza: “La gloria es para Cristo”. Antes de ataques vacíos de razón, aclaro que no soy ateo, aunque tampoco un aficionado de la fe. El punto es qué tanto un futbolista no creyente puede estar en desventaja en un equipo que se codifica en Colombia en torno a un Dios, como lo hizo el nuevo campeón. Hace poco, Emerson Leão, ex arquero de la selección brasileña y ahora técnico, hizo una reflexión sobre el tema. "Ya dirigí un equipo que, de 20, 16 eran de una comunidad. Usted hablaba aquí y el pastor cambiaba allá. Dije: 'Presidente, vamos a tomar una acción'. Y él dijo: 'Pero Leão, entonces nos vamos a quedar sin jugadores'". En Colombia, vamos por una línea similar. La religión está demasiado presente alrededor de un partido de fútbol. Ejemplos de fervientes jugadores y exjugadores hay por montón. No son sólo los mencionados al comienzo de este texto. Recuerde, por ejemplo, a Víctor Cortés o al “Pipa” de Ávila, que rechazaba el diablo de la camiseta del América y se lo tapaba con un esparadrapo. También hay técnicos fanáticos que difícilmente pronuncian una frase sin hacer referencia a Dios. Para la muestra reciente está el propio “Cheché” Hernández o Jesús “Kiko” Barrios. La Dimayor castiga como se debe a quien se quita la camiseta, pero debería prestarle más atención a la religión en la celebración de los títulos, antes de que lleguemos a la exageración a la hora de dar las gracias por todos los logros y desventuras en el fútbol. Esto no es una afrenta a la fe; es un componente inmerso en el balompié mundial. La FIFA prohíbe que en las canchas se presenten mensajes políticos o religiosos y por eso mismo le llamó la atención a Brasil cuando ganó la Copa Confederaciones en 2009. Los hombres del “scratch”, al igual que hicieron los jugadores de Millonarios cuando perdieron hace poco ante Junior en semifinales, armaron un círculo, se tomaron de las manos en la mitad del campo y empezaron a rezar. Como Leão, a veces me siento "cansado" de escuchar tanto de Dios cuando un futbolista hace un gol o bota un penalti, pero eso, claro, ya es un tema de gustos, libertades y convicciones respetables. La fe y la religión bien aprehendidas abren el camino del progreso personal. Sin embargo, allende de la libertad de culto, se le debe exigir a la Dimayor que obligue a los equipos a usar sus uniformes a la hora de celebrar los campeonatos, al menos para la foto. Es lo mínimo. Porque si de respetar se trata, seguramente existen hinchas de Junior que no aman tanto a Cristo y quienes creen, como yo, que Dios está presente tanto como uno quiera y que esas manifestaciones religiosas en el fútbol quitan más de lo que ponen. En Twitter: @javieraborda
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Su cara lo dijo todo. Carlos Chávez acababa de convertir el penal que le daba un ascenso histórico a Patriotas, había sido el responsable del triunfo más importante en la historia del club, pero su expresión de desconsuelo contradecía el momento. Él, el arquero del equipo boyacence, no sólo es vallecaucano y se formó en las divisiones inferiores del América; Carlos Chávez es hincha de los diablos y, como en la peor pesadilla de cualquier aficionado, acababa de enviar a segunda división al club de sus amores. Creo que la realidad del fútbol en general se vio en esa postal: Chávez, un profesional, le respondió al equipo que le paga su salario, por el que puede ser jugador y responder en su casa, sacrificando su pasión de infancia... es duro aceptarlo, puede matar el romanticismo, pero el fútbol es una profesión y los jugadores, por más que sean llamados "peseteros" (nosostros y nuestros extranjerismos baratos), como todos los que trabajamos tenemos que ser responsables y cumplirle a la empresa que nos contrató, en este caso Patriotas y con un penal definitivo. El problema es que la realidad particular del fútbol colombiano también salió a flote después de eso: a Chávez lo amenazaron en Cali, donde vive su familia, y hoy en día teme por su vida. Esto, tan inaceptable, tan absurdo, tan nuestro, es flor de cada día en un fútbol con hinchas violentos porque la sociedad es violenta per sé. Cuando la vida ajena no tiene valor, cuando los muertos en los noticieros son cosa de cada día y no pasan de ser números sin nombre, es inevitable que se generen situaciones como esta: la vida no nos duele. Pero bueno, el tema de la descomposición de nuestra sociedad, que es lo que ha llevado a que tengamos muertos sin nombre en todos los barrios del país por la excusa de los colores de una camiseta, es sólo un elemento más de este circo llamado fútbol colombiano; el elemento trágico, el lamentable. Porque la historia de violencia de nuestro fútbol es larga, desde los presidentes y dueños de clubes asesinados por su vínculos con grupos al margen de la ley, pasando por su innegable relación con el narcotráfico en los últimos 35 años (que por ejemplo le pasó factura deportiva al América con el descenso pero que también ha castigado con crisis y malos resultados a Millonarios, Santa Fe, Pereira, entre otros), hasta los jovencitos que se dan puñal en carreteras y esquinas porque, sin falta de más oportunidades, creen que la vida es sólo pertenecer a la barra de un club de fútbol. El elemento ridículo de esta historia pasó por las declaraciones de algunos dirigentes del América: eso de buscar salvarse del descenso en el escritorio es algo cómico pero, con todo lo que ha pasado en los últimos meses, incluso comprensible. Es decir, la Dimayor y sus absurdos vacíos jurídicos permitieron que se llegara a eso: el partido sin puntos entre Quindío y Nacional, el hecho de que el verde ganara la demanda pero no los puntos, el juego con un solo punto entre Chicó y Junior (en donde tampoco le dieron las tres unidades a los tiburones de forma incomprensible), las sanciones mal aplicadas... En fin, la propia organización del torneo llevó a que se pudiera plantear la posibilidad de dirimir el descenso en el escritorio, pero menos mal el América decidió echarse atrás. A fin de cuentas, fijo demandaba, la Dimayor decidía que los dos perdían el punto a pesar de la victoria jurídica escarlata, pero que igual Patriotas ascendía porque ganó en los penales, porque ese día hubo luna llena, porque tres gavilanes volaron en fila, o algo así... es lo que en Twitter muchos llamamos #DimayorStyle: todo lo absurdo es posible. Porque sí, así es nuestro fútbol, una tragicomedia... y lastimosamente no la mejor. La discusión sigue en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD 1: "Los de la Federación ni sienten vergüenza por el pueblo colombiano; porque es Colombia, no es el Pibe Valderrma, no es Leonel Alvarez, no es Bolillo Gómez: ¡es el pueblo colombiano!": estas declaraciones de Carlos Valderrama son imperdibles. Una cosa es que un pendejo como yo señale el pésimo manejo de los dirigentes de nuestro fútbol y pida a gritos un cambio, y otra que el jugador más importante de la historia de nuestro fútbol, el capitán de la Selección en tres Mundiales, diga que lo de Bedoya, Jesurún, Alvarito González y compañía es impresentable. Yo respaldo al Pibe en esta lucha. No sé usted... PD 2: Este miércoles tendremos campeón y tanto Once Caldas como Atlético Junior han hecho méritos para lograr la estrella. Por eso me alegra que el perdedor no se quede sin nada como suele ser la costumbre de nuestro campeonato y sus reglas. Si Junior es campeón, el Once también irá a la Libertadores gracias a la reclasificación. Si el blanco es el del título, la tabla general del año premiará a los tiburones con el último cupo a Sudamericana... ojalá que en la tan anunciada reforma de reglamento y estatutos que habrá en la Dimayor para el 2012 se acuerden de premiar de alguna forma a los subcampeones, porque la lista de equipos que ha estado peleando título y se ha quedado sin nada es larga: Huila, Equidad, Pasto, Real Cartagena... PD3. No sé si vuelva a escribir antes del 24 pero, por si acaso, gracias por estar con Gotas de veneno en esta nueva aventura en Golcaracol.com: ¡feliz navidad!
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Pasó lo creíble, no lo increíble: Junior goleó 3-0 a Millonarios y logró su paso a la final gracias al acierto en los penaltis, en los que falló el as Máyer Candelo. Hasta ahí llegó lo que supuestamente todos debíamos anhelar, la disputa del título entre los dos equipos más tradicionales de la capital, la disputa épica, la contienda extraordinaria. Pero ahora que Millonarios ya no está, que ya se fue, habría que preguntarse si los medios nos equivocamos al hablar tanto de lo hipotético, al ilusionar propagandísticamente, al mejor estilo de Joseph Goebbels, a los hinchas con una final que se desvaneció más pronto de lo que la mayoría aparentemente imaginaba. Ese fue el primer error de muchos otros. Se erró al hablar de finales de “ensueño” o “merecidas”, lo cual faltó a la verdad y nos hizo caer, una vez más, en el equívoco de la generalización del lector, espectador, oyente y televidente. No pude ir al estadio El Campín este miércoles (me salvé del aguacero y los trancones), pero personas que sí soportaron en vano la lluvia confirman que el hincha santafereño no esperaba con total gracia a Millonarios en la final. Si fuera así no hubiera tronado en las gargantas la celebración tras el gol de penalti de Carlos Bacca, el de la clasificación de Junior. Fuera del estadio había mucha gente que tampoco quería esa final. Familias que viven cerca del estadio temían lo que pudiera pasar por culpa de un gol o una derrota. En la celebración del campeonato la ciudad pudo quedar peor de lo que está, lo cual ya casi parece imposible, y en la decepción de la caída la situación pudo tornarse fatal o muy violenta. El deseo estuvo más en la propia prensa que en el hincha o en los propios jugadores (nunca vi a Millonarios confiado, al menos no con sus declaraciones previas al partido en Barranquilla). Según la urna virtual de Noticias Caracol y El Espectador, el voto que ganó por la posible final fue Millonarios-Once Caldas (40.65%), no Santa Fe-Millonarios (38.34%). Nunca hubo consenso, no en 3412 votos. ¿Se falló por ‘exceso’ de subjetividad en esta oportunidad? Pues no hay duda de que la final entre Millonarios y Santa Fe era perfecta para vender un producto informativo, aun a expensas de tener que centralizar el contenido. Era llamativa y en eso no había nada de malo. La falla estuvo en publicar propias pasiones aprovechándose de las ajenas. Cabe un segundo lunar: hay muchos periodistas hinchas de Millonarios al frente de los medios de comunicación que no intentan siquiera mostrar algo de imparcialidad. A otros simplemente se les escapan sus vocaciones o les conviene que sus equipos ganen. Pasa aquí y en todo el mundo. El mejor ejemplo es que si le va bien a la selección Colombia, nos va bien a todos. En los medios, quiero decir. La realidad finalmente nos ha vuelto a aterrizar. Junior no era imposible y no lo fue. El “premio a una afición como la de Millonarios y Santa Fe” tendrá que esperar un poco más de “merecimiento”. Soy escéptico y creo que ese tipo de manejo en la información deportiva no cambiará pronto en nuestro país. Usted lo puede palpar ya mismo cuando se habla de “apoyo total” de la afición de Junior ante Millonarios cuando en realidad fueron 17.358 espectadores al Metropolitano. Hubo apoyo y muy valioso, sí, pero no se me antoja absoluto. Ahora aparecen muy acomodados los colegas periodistas que se la pasan felicitando a los finalistas y luego hablan de “justos” títulos. Puede que sea verdad, el problema está en que en todos los campeonatos, año tras año y con cualquier ciudad y equipo, dicen lo mismo. Me parece que eso solo es para tratar de quedar bien con los campeones de turno y sus seguidores. Sacan pecho sólo en las buenas, como los malos amigos. En Twitter: @javieraborda
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Este miércoles se definirán los finalistas de la Liga Postobón II. Y ojo, nada está escrito porque sí, el 3-0 de Millos fue muy bueno, pero el Junior tiene con qué dar la pelea y clasificar (le metió 4-0 al Quindío, 3-0 a Equidad e hizo 23 goles en 10 partidos como local... aunque también le metieron 14), y claro que el empate de Santa Fe fue valioso, pero Once Caldas ya le ganó este semestre en Bogotá por 1-2. Lo que quiero decir es que aún quedan 90 minutos y ni los hinchas tiburones y blancos se pueden dar por derrotados, ni los azules y cardenales deben hablar aún de final bogotana. Por eso hoy yo voy a contar pequeñas historias de todas las finales posibles, porque esto está abierto, porque los cuatro semifinalistas tienen argumentos para reclamar el título y porque aún nos quedan una fecha para seguir soñando con la final ideal: ¿cuál es la suya? Millonarios vs. Santa Fe: el clásico/final Por los resultados del domingo es de la que muchos están hablando, aunque tal vez en la transmisión televisiva fueron demasiado enfáticos en el tema. Nunca se han enfrentado en una final semestral, pues Millos nunca ha disputado una. Santa Fe estuvo en la del Apertura 2005 cuando fue subcampeón de Atlético Nacional. Antes, cuando los torneos eran anuales y las finales tenían todo tipo de formatos (octogonales, cuadrangulares, hexagonales... así hemos sido siempre) sí se enfrentaron varias veces. La última vez que Millos fue campeón, en 1988, se enfrentó a Santa Fe en el octogonal final de ese año. Los rojos fueron cuartos, detrás de los azules, Nacional y América. Un año antes, en la estrella 12 de los embajadores, los cardenales también fueron rivales en el octogonal final, y esa vez finalizaron terceros, detrás otra vez de los rojos de Cali. Lo realmente curioso de esto, es que la estrella 11 de Millonarios también tuvo a Santa Fe como rival. En 1978 los dos cuadros bogotanos se enfrentaron en el cuadrangular final y para la historia quedó la vuelta olímpica del 20 de diciembre en la que los azules celebraron el título después de un 3-1 al rojazo. Claro que Santa Fe también sabe qué es ganar una estrella a expensas del rival de patio, y su último título, en 1975, se lo llevó al imponerse en el hexagonal final de ese año, cosa que logró en buena medida a los tres puntos que obtuvo en el doble enfrentamiento con el subcampeón Millonarios (en ese entonces las victorias daban dos unidades). Lo mismo pasó en el cuadrangular final de 1971: Santa Fe sumó una victoria y un empate frente a Millonarios y quedó empatado con Nacional, lo que llevó a un duelo de desempate en el que el primer campeón lo fue por quinta vez. Así que, si se da, sería la primera final/final entre los dos grandes de Bogotá, pero no la única vez que se verían para dirimir un título. Lo raro, lo irónico, es que los últimos títulos de cada uno siempre hayan necesitado la presencia del otro. Junior vs. Once Caldas: la de este siglo Era la final del Apertura 2003 y Once Caldas llegaba como favorito gracias a una gran campaña en la que sólo había perdido tres partidos entre las 18 fechas regulares y los cuadrangulares semifinales. Pero Junior, sin embargo, se veía como un equipo más experimentado y su nómina estaba mucho más curtida en eso de pelear finales. Fue una serie sufrida, reñida y cerrada con un 0-0 en Barranquilla, y los penales aparecían en el horizonte cuando Sergio Galván, el goleador histórico de los blancos, puso el 1-0 definitivo para la segunda estrella para Manizales, la primera en 52 años y medio. La revancha se demoró, pero llegó. En el Apertura 2009 el favorito era Junior, no sólo por su fuerte campaña llena de goles y con un gran poderío como local, sino porque Once Caldas había clasificado como octavo a la instancia semifinal y no alcanzaba a convencer. Incluso la victoria 2-1 en Palogrande parecía corta para viajar al Metropolitano, pero allí, el 28 de junio, el equipo de Javier Alvarez dio la sorpresa y fue aplastante: 1-3 para volver a dar una vuelta olímpica y convertirse en la pesadilla blanca de los tiburones. Antes de estos dos duelos, se enfrentaron en los octogonales finales de 1986 y 1983, y en el hexagonal final de 1976 sin mayor fortuna para ninguno, salvo el subcampeonato juniorista del 83. Millonarios-Once Caldas: cuentas del pasado La historia registra que contra el Millonarios de Pedernera, Di Stéfano y Rossi, ese que se ganó a punta de lujo y espectáculo el apodo del 'ballet azul' no pudo nadie; ni siquiera el Real Madrid de la época... pero lo cierto es que sí hubo alguien que le puso su tatequieto y fue el Caldas. Claro, el Once Caldas nace en 1961, pero en 1950, cuando el equipo azul ya era campeón de Colombia y se convertía en leyenda, el Deportes Caldas, inmediato antecesor de nuestro actual blanco-blanco, dio la sorpresa y acabó, al menos por una temporada, con lo que iba a ser la era dorada del azul. Ese Caldas era una máquina de hacer goles gracias a Julio 'Stuka' Ávila, Segundo Tessori y Carlos Arango, y por eso terminó con 91 a favor en 30 fechas. Pero además era sólido atrás, en donde tenía al ya legendario Víctor Kriscuonas Vitatutas, un lituano enorme que fue algo así como nuestra 'araña negra' por sus atajadas. Millonarios, amo y señor del fútbol colombiano entre 1949 y 1953, sólo tiene una mancha en esa historia y es blanca. Y claro, puede que no fuera el Once Caldas, pero así como todos los títulos de la desaparecida Unión Soviética los heredó Rusia, en Manizales esa estrella del Deportes Caldas pasó a manos del actual equipo cuando el primero se fusionó con el también extinto Once Deportivo. Santa Fe-Junior: esa piedra en el zapato... En Barranquilla no olvidan que Santa Fe le impidió a Junior ser campeón en el 2000. Era la última fecha del cuadrangular final y el tiburón llegó a Bogotá para enfrentarse a un león que tenía que ganar y esperar que América y Tolima empataran para aspirar al título. Con el triunfo la estrella se iba para el Atlántico, era así de simple, y Marquinho abrió la cuenta en el primer tiempo: Junior era campeón. Pero Aldo Ramírez empató en el 65 y, con el 2-0 escarlata en Cali, al rojiblanco le tocó conformarse con el subtítulo mientras los cardenales terminaron cuartos. En los octogonales finales de 1988 también se hicieron daño y ninguno se llevó nada, así como en el 87 y 83. Eso sí, en el cuadrangular final de 1979 Santa Fe se aprovechó de Junior y gracias a eso fue subcampeón del América, y en el 77 el que sacó ventaja fue el tiburón para ser campeón por primera vez. Dos años antes, en la última estrella del rojazo, un 3-0 sobre los barranquilleros había sido definitivo para llegar a la última fecha como líderes del hexagonal final. Comentarios o más historias en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad
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Gol Caracol
El tipo estaba maravillado. Para un señor común y corriente, por más que sea el vicepresidente de la República de Colombia, darse cuenta de todo el poder, el lujo y la influencia de la Fifa es algo maravilloso. Más cuando se es, de veras -literalmente-, un hombre normal que ha tenido un ascenso laboral tan largo como el de Angelino Garzón. Lo que nunca vio venir el otrora sindicalista y nunca se imaginó ninguno de los periodistas que cubrimos el Mundial Sub-20, es que ese encantamiento, porque la Fifa y el mundo del fútbol, desde su presidente Sepp Blatter hasta la alegría del más humilde hincha sobre la faz de la tierra son encantadores, iba a ser tan bien aprovechado por la dirigencia del fútbol colombiano. Uno los veía juntos en todas partes. Angelino y Ramón Jesurún iban a cada estadio casi que de la mano, echaban risa, secreteaban... todo bajo la mirada algo preocupada de Luis Bedoya, quien era el que tenía en el bolsillo al antecesor de Garzón (Pachito Santos), y a quien me contaron que no le parece nada gracioso que alguien le haga sombra a su todopoderosa presencia sobre el fútbol colombiano. Algo curioso, por supuesto, cuando desde hace rato su supuesto liderazgo sobre esta disciplina queda en veremos cada vez que Alvaro González Alzate abre la boca dejando entrever que el que manda es él... En fin, ya llegaremos a eso; vamos por partes. Desde que se posesionó y asumió la labor de garante del gobierno en el tema del Mundial Sub-20 y en la supuesta revolución al fútbol que iba a hacer la administración Santos (nótese que utilizo intencionalmente el pasado), Angelino Garzón pasó de autoridad que llega a ordenar el caos de nuestro balompié a compinche de los dirigentes, y eso es cada vez más notorio. Esta curiosa cercanía del vicepresidente y los mandamases del fútbol ha dado para todo: desde sobrecostos inexplicables en las obras del Mundial Sub-20 (que por supuesto fueron pagados por todos nosotros, los alegres contribuyentes) hasta, lo peor, una serie de actuaciones absurdas de los socios de Dimayor en las cuales Coldeportes no hace nada porque Garzón mueve fichas para que no pase nada y no se vea comprometida la labor de su compadre Ramón. El caso más descarado fue el del Cúcuta: la burla de los dirigentes del equipo motilón a sus jugadores, a las leyes laborales y en general a todo el estamento del deporte en Colombia no tiene precedentes. Y ahí siguen, tranquilos, en vacaciones y sin pagarles a sus jugadores con el beneplácito del estado que, supuestamente, debe proteger a los futbolistas (empleados/ciudadanos) y no a los clubes (empresas privadas). Pero hay algo más en esta curiosa alianza vicepresidente-dirigentes. Algo tan loco, tan absurdo, tan colombiano, que por supuesto tiene que ser ideado por las cabezas de nuestro fútbol: reencauchar a Hernán Darío Gómez. Mientras en la Federación le están buscando reemplazo descaradamente a Leonel Alvarez, y digo descaradamente porque 1, van tres partidos de eliminatoria; 2, ¿si no le tenían fe para qué lo nombraron? y sobre todo 3, los que se deberían ir son ellos, los dirigentes -y desde hace rato-, la idea propuesta públicamente por González Alzate de nombrar de nuevo a 'Bolillo' ha tomado más y más fuerza en los altos círculos del poder. La recomendación presidencial (es decir, de Juan Manuel Santos) es un técnico extranjero, pero en la Federación prefieren no gastar tanto. Los nombres libres en el mercado como para generar un impacto positivo entre la afición (hastiada de los dirigentes y de los fracasos de nuestra Selección) representan mucha plata y, aunque la hay, y mucha gracias a lo que dejó el exitosísimo Mundial Sub-20, para ellos un técnico de prestigio internacional representa no una inversión sino un gasto. Y no sólo por su salario: un DT serio le va a exigir a la Federación toda una infraestructura de trabajo, una serie de partidos internacionales, canchas... mejor dicho, un respaldo absoluto a un plan de trabajo serio. ¿No se acuerdan de que por eso fue que Marcelo Bielsa no fue técnico de Colombia? Porque al ver la infraestructura de nuestra Federación prefirió no meterse en ese moridero. Por eso se apostó por Bolillo en su momento: porque es barato, muy, muy barato para el medio, y porque ofrecía un conocimiento y una experiencia que podían darle peso al plan de llegar a Brasil 2014. Pero Gómez la embarró, fue protagonista de un escándalo nada bueno para su imagen y terrible para la Federación, y se tuvo que ir. Y recordemos, no se fue precisamente bien, se fue en medio de una ridícula falta de posición de Bedoya que, a la postre, terminó aceptándole la renuncia a Gómez porque Bavaria, patrocinador principal de la selección, dijo que era intolerable para la imagen de la compañía que el seleccionador nacional hiciera lo que Hernán Darío hizo. Y entonces llegaron la eliminatoria, las dudas que dejó Leonel Alvarez por su falta de experiencia y manejo de camerino, una nueva muestra de ausencia de pantalones largos de Bedoya (Luisito, si vas a echar a Leonel, échalo, pero no juegues con él y con la afición colombiana teniéndolo en remojo y diciéndole que lo respaldas cuando no has hecho otra cosa que buscarle reemplazo. ¡Sé serio!), y de nuevo las declaraciones de González Alzate (nunca refutadas por Bedoya, lo que demuestra quién manda a quién) diciendo que Bolillo debería volver. Pues bien, es un hecho. Hernán Darío Gómez vuelve. Con el respaldo de Angelino Garzón se hizo un acercamiento con la oficina de la Primera Dama y la Alta Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, y el regreso de Bolillo va a ser utilizado para enviar un mensaje de reconciliación y reivindicación. La campaña es algo así como: "los hombres que agreden a las mujeres pueden cambiar, el técnico de la Selección lo hizo". Más allá de que sea buena o mala esta iniciativa (y ojo, a mi me parece muy bueno que se hable de la violencia de género y que siempre esté presente y se busque el cambio de nuestros machos retrógrados), a mi me tiene absolutamente asombrado el manejo político de la situación y la increíble relación de la dirigencia con las altas esferas del poder en Colombia. Es más, por lo que me contaron, el veto de Bavaria, que es lo único que falta para que se concrete el regreso de Bolillo, se va al piso precisamente por el respaldo gubernamental a la propuesta de los dirigentes. El amistoso contra México del 29 de febrero, sería su regreso. Ahora, lo realmente lamentable de este asunto es que los dirigentes de nuestro fútbol y el gobierno se unan no para sacar el fútbol adelante, no para mejorar las condiciones de nuestros futbolistas y clubes, y no para darle por fin un orden al desgreño que vive nuestro campeonato (el último episodio de Chicó-Junior ratifica el circo en el que vivimos), sino para urdir estrategias que los favorezcan a ellos. Y es lamentable porque una vez más queda demostrado que, aunque todos creamos que el fútbol es nuestro, que es una fiesta de todos y que nuestra pasión nos da derechos a sentir derechos sobre él, los dueños del balón son otros. Y el secreto de su poder es, precisamente, que a veces nos lo prestan sólo para ratificar todo el poder que tienen. Ese es el encanto de la Fifa. Angelino ya se dio cuenta de eso... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Una de las cosas maravillosas de Internet es la rapidez con la que se suceden las cosas. Este post fue publicado originalmente a las 10:27 de la mañana de este 7 de diciembre, y en menos de tres horas ya había generado la primera reacción. Cristina Plazas, Alta Comisionada para la Equidad de la Mujer, dijo que ningún dirigente había hablado nunca con ella y señaló que el regreso de Gómez es intolerable para su oficina: "Que Bolillo vuelva después de dos meses es hacerle conejo a las mujeres", fue la frase exacta (acá puede escuchar el audio). Incluso, la propia Plazas me buscó por Twitter y me pidió que rectificara. Yo, por supuesto, le respondí que lo que conté en este post es lo que me contaron tres fuentes diferentes y de entornos diferentes (deportivo y empresarial, para ser más específico), pero que por supuesto iba a hacer esta posdata explicando su posición. A esta reacción, que no dejaré de aplaudir, se sumó la del propio Vicepresidente de la República. Garzón no me buscó, pero en su Twitter fue escueto y dijo que no, que él no iba a intervenir para que regresara Bolillo y que todo era mentira. Luego, gracias a esta cadena de sucesos, en La Luciérnaga habló Luis Bedoya y dijo que Leonel sigue siendo el técnico y, ojo, esto es lo más importante de todo, utilizó el verbo "ratificar", mismo que también usó don Hernán Peláez al decir en su popular programa que lo escrito en este blog no es cierto. Y no, gracias a que se publicó no lo es. Pero iba a serlo. El plan estaba en marcha y aún Alvaro González Alzate va a insisitir en él en la reunión del Comité Ejecutivo de la Federación de la próxima semana, pero lo bueno, lo de pararse a aplaudir porque aún hay ética en esas altas esferas del poder, es que gente como Cristina Plazas no está dispuesta a prestarse para eso. Lo dije en Twitter y lo escribo acá de nuevo. Lo realmente importante de señalar estas cosas, de contar estas intrigas que se tejen, es que así se evita que pasen. ¿O ya se les olvidó que el torneo de 20 clubes era un plan que iba marchando muy en secreto hasta que algunos periodistas lo contamos?
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Gol Caracol
Vale la pena ir. La entrada a la exposición "Un país hecho de fútbol" es gratis y en ella se encuentran muchos recuerdos que evocan historias. Historias de goles, de derrotas y de la maldita violencia que nos acompaña hace tiempo. La muestra en el Museo Nacional de Bogotá estará abierta al público hasta el 18 de marzo. Encontrará desde típicas chucherías (que a mí me encantan), hasta artículos de gran valor y postales históricas de nuestra prensa. Creo que en la exposición faltaron más recursos de video y audios. Dos frases me quedaron retumbando. La primera, una presentación un poco vacía del propio museo: ¨Dentro de los hinchas que ha tenido la Selección de Mayores se encuentran los presidentes de la República¨. La segunda, un texto de Gabriel Meluk en El Tiempo, antes de que jugara Colombia ante Inglaterra en el Mundial de 1998: ¨¿Que Inglaterra tiene a Owen y Shearer? Pues nada, Colombia arranca con Léider Preciado". Siguen algunas fotos que me llamaron la atención, pero es innegable la alta carga de subjetividad. Mejor ir personalmente al museo, hay tiempo. Así era el uniforme de Colombia cuando, en 1945, participó por primera vez en un torneo reconocido por la Conmebol, el Suramericano de Chile, hoy Copa América. El primer micrófono inalámbrico utilizado en una transmisión radial. Reportero Voz de Colombia, 20 de julio de 1951. Así presentó El Tiempo el gol olímpico de Marcos Coll en el Mundial de Chile 1962. El álbum del Mundial de Chile. Álbum casero, ojo a Pelé. La camiseta de Colombia en las Eliminatorias a España 1982. Esto duele. Colombia, confirmada como sede del Mundial de 1986 para después salir con la estúpida renuncia. Hoy extrañamos a un dirigente como Alfonso Senior... El adiós a Galán, la horrible violencia. Abajo, el primer triunfo de Colombia en las Eliminatorias a Italia 1990, frente a Ecuador. Rumbo al Mundial. ¡Grande El Pibe, aun sin el número 10! La camiseta del "Bendito" Fajardo en Italia 1990. De lo mejor que me encontré. César Gaviria haciendo fuerza en el partido ante Alemania. Foto de El Espectador. El día inolvidable, el 1-1 ante Alemania. Higuita, convertido en escudo nacional gracias a una caricatura de Grosso. Samper, como muchos políticos, tratando de sacar ventaja de la situación. Él fue una pésima elección para el país, y la Selección, una gran desilusión en USA 1994. La mítica portada de El Gráfico después del 5-0. A la derecha, el álbum del Mundial. Claro que sí, la goleada ante Argentina fue de película. La boleta rumbo a la pesadilla, la derrota 3-1 ante Rumania. La conquista de la Copa América. ¿Podremos de nuevo festejar un título, una clasificación al Mundial? Ojalá que sí. Faltan muchos trofeos en nuestro museo. Web de la exposición
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Gol Caracol
Ya quisieran la NASA o las más respetadas comunidades científicas del mundo contar con la capacidad inventiva de quienes administran el fútbol colombiano. Especialmente por las joyas que han dejado este semestre. El repertorio es bárbaro. Digno de mentes avanzadas. Tanto, que desafía el sentido común de los miles de aficionados. Y es que es difícil de creer, por ejemplo, que la Dimayor aplace sin temor alguno la fecha de sus semifinales para prolongar en exceso una decisión vergonzosa. No puede llamársele de otro modo al descaro que cometieron con Deportes Quindío, Atlético Nacional y América de Cali. La Comisión Disciplinaria decidió, por segunda vez en la historia del rentado nacional, dejar un partido sin puntos. Sin vencedor ni vencido. En un contrasentido absoluto; se demoró tres instancias para acomodar su fallo y condenar al Deportes Quindío por la intervención de su técnico sancionado Fernando Castro en el partido contra los verdolagas en Armenia. Y aquí se enreda todo, porque el demandante se quedó sin premio. Los de Santiago Escobar, terribles dentro de la cancha, dependían de esas unidades de escritorio para clasificar a cuartos de final. No las consiguieron y, de paso, dejaron tranquilo al América, perjudicado en caso de una determinación contraria. Justamente fue el peso del América -su historia, sus títulos, su hinchada- el que impidió tal exabrupto. ¿Qué se le habría dicho a un grupo de jugadores con carencias que lo que hicieron con fútbol se lo quitaban desde un estrado? Estoy seguro, medio país se le venía encima al ente que preside Ramón Jesurún. De fracturas, marihuanas y otras perlas Ya sabrá, querido lector, que la Dimayor no es ni mucho menos un organismo “tacaño” en materia intelectual. Su brillantez da para más. Mucho más. Apúntele a su sumario de patentes el castigo de ocho fechas que le impuso a Andrés Cadavid por fracturar en la tibia y el peroné a José Luis Tancredi. Desmedida o no, no es siquiera equiparable a la sanción que debió tener Diego Álvarez, agresor, con la misma gravedad, del bogotano David Silva, jugador del Real Cartagena. Y no se compara porque Álvarez se fue en limpio. Tal vez influyó que en la patada (http://www.youtube.com/watch?v=0NKRVt_VZrY) del jugador de Nacional no se vio un hueso roto, ni era en Bogotá y, con el perdón de los hinchas cartageneros, era en contra de un equipo chico. Y aquí es donde tanta inventiva toma sentido: la Dimayor se amaña según las circunstancias, se acomoda, se vuelve hipócritamente correcta. Prueba de ello es el caso Wílder Medina. Al delantero, díscolo, valga decirlo, le echaron al país encima por cuenta de un consumo de marihuana que transformaron en dos. Por el mismo hecho, así lo nieguen, lo juzgaron dos veces. En la primera sanción estuvo cuatro meses fuera de las canchas y en la segunda le metieron un año. No contaban los genios de la Dimayor –entendida como un conjunto- con que el antioqueño recurriría a la justicia ordinaria para hacer valer sus derechos laborales. Cómo no recordar innovaciones magistrales como la demanda que le ganó Itagüí al Medellín en dos instancias, no aplazar partidos por compromisos internacionales pero sí pedirlo a Santa Fe para favorecer al Cúcuta Deportivo, hacerse el de la vista gorda con las deudas a los futbolistas y alcahuetear administraciones irresponsables, entre otras. Tal vez tanta inventiva tiene al país futbolero obnubilado. Quizá las cosas se hacen tan bien que nuestro balompié brilla en el continente. Probablemente, la gestión de la Dimayor es tan elocuente que sus resultados se ven en el nivel del campeonato. Si es así, ha tardado una postulación internacional. Tanta brillantez merece un premio. Ronny Suárez Twitter: http://twitter.com/ronnycol86