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    Cristiano Ronaldo pidió atrevidamente a la afición del Real Madrid un cambio de comportamiento, porque en la pasada fecha de la Liga española la gente chifló por momentos a los jugadores en el estadio Santiago Bernabéu tras el pírrico triunfo 1-0 sobre Osasuna. Él no es Raúl. Es decir, no es un ícono del Real. No es Casillas, ni Guti ni nadie que se le parezca. Cristiano Ronaldo es el fichaje más caro de la historia hasta el momento, 94 millones de euros, y literalmente ha sido caro. Su juego en el Madrid ha sido pobre. "A veces (los hinchas del Real) sí son impacientes. Los jugadores intentamos de todo para jugar bien y dar espectáculo pero a veces no es posible. Por eso es mejor que el público ayude animando para motivarnos a jugar bien. La energía que gastan para silbar la pueden aplicar para apoyar", aseguró el portugués. Y sí, tiene razón. El hincha idealmente debe motivar al equipo. Pero tampoco se le puede obligar a callar o a cambiar sus alaridos si lo que ve no le gusta. Menos en una escuadra que se precia de ser la mejor del siglo XX, según la FIFA, y que busca serlo en esta centuria. Al Real, como a muchos otros equipos de élite, no le basta con ganar. Fabio Cappelo les dio una Liga en 2007 y no fue suficiente. Fue despedido sin drama porque su escuadra era incipiente. El hincha de hoy generalmente no es romántico ni calmado. Critica y se enfurece. Alega, manotea, increpa. ¡Grita! El hincha hace valer ese derecho cuantas veces le venga en gana. Para eso paga. La boleta, infortunadamente, da permiso de ser un patán en público. Hay otros, mejores, que son más fiscalizadores, que sí van tranquilos al estadio a ver fútbol. Ronaldo les pide en todo caso a los hinchas del Madrid “intentar de vez en cuando entusiasmarnos a nosotros. Es difícil pero tienen que intentarlo”. Curiosa percepción, ¿no? ¿Habrá acaso mejor motivación que jugar en el Real Madrid, que le paga a él una millonada y lo trata como un príncipe? La leyenda cuenta que el primer hincha de fútbol de la historia vivió en Uruguay, a comienzos del siglo XX. Se llamaba Prudencio Miguel Reyes y amaba al Nacional de Montevideo. Recibió el apodo por inflar (hinchar) pelotas y los rugidos que pegaba animando a su escuadra. De Uruguay también es Eduardo Galeano, quien en su famoso libro “El fútbol a sol y sombra” escribió que “jugar sin hinchada es como bailar sin música”. La afición es parte de la fiesta, claro. Pero el jugador la organiza y la ameniza a su gusto. Cristiano Ronaldo puede quejarse así todo lo que quiera de los hinchas pues ellos, también con propiedad, pueden remilgar de él en igual o mayores proporciones. Vale recordar al fin y al cabo que los grandes equipos reciben aplausos fuera de casa. El hincha también tiene la grandeza de reconocer la belleza en el triunfo ajeno. Twitter: @javieraborda

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    [flv image=http://blogs.golcaracol.com/muchaspelotas/files/2010/09/UmanaCelebra020610COLa.jpg]http://static.caracoltv.com/v/n/2010/09/b528230c7b7da826cc0e00e6e7f30667.flv[/flv] El actual técnico campeón del fútbol colombiano, Diego Edison Umaña, está a la caza de su tercera estrella (ya logró una con América y otra con Junior), pero más allá de eso sigue esperando su oportunidad en la Selección Colombia o en un equipo del exterior. Umaña confesó en esta entrevista por qué es tan serio en la cancha (nada que ver con el paro cardíaco que sufrió en 2006); qué es lo más extraño que ha hecho en su carrera y aseguró, además, que no mete las manos por nadie en el fútbol. De paso, le deseó suerte a Hernán Darío Gómez en el camino que conduce al Mundial de Brasil.

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    “¿Qué hace uno para vivir cinco meses sin recibir un peso?”, le indagaron a Yonni Hinestroza en la revista Semana. Y la respuesta del jugador del Pereira fue muy triste. “Esa misma pregunta me la hago todos los días. Ayer no tuve plata para almorzar, muchas veces no tengo ni para el bus, y me ha tocado ir a varios entrenamientos sin comer. Esta semana un compañero se desmayó de hambre”. Hinestroza se refería al centrocampista Ronald Quintero, quien cayó de repente al piso durante un entrenamiento. No había comido, no tenía fuerza, no tenía como patear un balón como se merece. Eso mismo les pasa a muchos otros jugadores del fútbol colombiano. Y no sólo del Pereira o de equipos chicos. América, subcampeón de la Libertadores en cuatro oportunidades y otrora un gran conjunto de Sudamérica, alcanzó a durar ocho meses sin pagar sueldos y lleva ya varios años rozando la ruina. Ahora intenta salir del pozo y en eso trastabilla repetidamente. El fútbol no es un mal negocio, pero en Colombia está muy mal administrado y vigilado. Un equipo percibe ingresos por taquillas, premios por títulos o clasificaciones a torneos internacionales, publicidad, derechos de televisión y transferencias de jugadores. Es, como se ve, una actividad de puertas abiertas, de muchas entradas. No obstante, el actual torneo de primera división puede considerarse el peor de la historia nacional. El patrocinio se lo han devorado los directivos; lo que se ve en la cancha muchas veces es lento, aburrido; hay artimañas y abusos con los futbolistas y el nivel general no deja oportunidad de figurar en los campeonatos continentales. A todo esto se suman estadios desaliñados por la adecuación que se adelanta en los escenarios para albergar el Mundial juvenil el año próximo. Carlos González Puche, de Acolfutpro, dice sin sonrojarse que plata hay, pero que está muy mal distribuida. Si es así, parece todo lo contrario: no hay plata, los futbolistas aguantan hambre y siguen jugando porque no tienen otra alternativa. Irónicamente, uno de los que más devenga es Giovanni Hernández, del Junior. Tiene que ser el que más debe: cerca de 500 millones de pesos al fisco argentino. Un torneo de este talante, con tantas violaciones a la ley e irregularidades, debería suspenderse, aun cuando esto podría ser injusto para los pocos conjuntos que sí están en regla, como Nacional, Huila, La Equidad, Junior y Tolima. Pedir eso por el bien del fútbol es una quimera. Es más, sólo pasó con la tragedia, cuando mataron al árbitro Álvaro Ortega en 1989 y se canceló el campeonato. Jairo Clopatofsky, nuevo director de Coldeportes, órgano de control y vigilancia de la ley marco del deporte, llegó hace poco al cargo y aseguró que iba a intervenir el fútbol. Luego de una reunión con Luis Bedoya, titular de la Federación, y Ramón Jesurún, su par en la Dimayor, bajó el tono y cambió el discurso a uno más moderado, a uno que sirve para poco. Si las palabras son condescendientes, las acciones también lo serán. Por todo eso es que un jugador como Hinestroza lamenta a sus 26 años su camino por el fútbol. “Es muy duro vivir así, tan mal”, comenta. Y si bien Hinestroza mantiene vivo el deseo de jugar en un equipo grande, lo que sueña ahora es simplemente que le paguen por lo que hace. ¡Qué tristeza!

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    [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=wpWG7uy24tU[/youtube] Del Boyacá Chicó a Gimnasia y Esgrima de La Plata y de ahí a la rimbombante Liga española. El delantero logró rápidamente varios ascensos en su carrera y así llegó al Real Zaragoza. La historia de fantasía acaba de tener, sin embargo, un capítulo burlesco en contra del colombiano. Contratado para anotar, Pérez olvidó su rol y jugó, sin querer, a ser un defensor. El atacante perdió un tanto increíble, a los 74 minutos, en el debut liguero contra La Coruña, en Riazor, y el video de su error es una estampa de la desgracia de un goleador. Para fortuna de Pérez, el técnico del Zaragoza, Aurelio Gay, en lugar de enfadarse se mostró extrañado con la acción. "Ha sido una ocasión clarísima, de esas que normalmente entran. Le he dicho (a Pérez) que habíamos cambiado de campo, porque parecía que no se había dado cuenta y que en lugar de rematar despejó el balón, pero es un jugador que luego mete golazos increíbles", dijo. Habrá revancha para Pérez el 9 de septiembre, cuando Zaragoza sea local ante Málaga. Mientras tanto, el video oculta el talento que tiene para definir.

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    ¿Usted sería capaz de bajarse el sueldo voluntariamente para ayudar económicamente a su empresa? Piénselo bien. Medítelo unos segundos. Si asiente positivamente es porque en realidad la quiere mucho -quizá más de lo que deba-. Si no es eso podría ser porque tiene gorda la cuenta bancaria o porque es un mártir que está dispuesto a morir por el bien ajeno. De los últimos no quedan tantos. De los adinerados en nuestro fútbol hay menos. Amar una empresa es más bien complicado. Y si se trata de un equipo de fútbol, salvo para los hinchas, es más difícil, ya que es muy extraño que un jugador (o un técnico) permanezca varios años plantado en el mismo sitio. No se trata generalmente de una relación duradera. Si acaso de amor a primera vista. Dicen que el presidente de Santa Fe, César Pastrana, habló con los jugadores para encontrar solución a los problemas de plata. Con pinta de samaritano se acercó y los conminó a aceptar menos salario hasta la primera quincena de noviembre, cuando termina la fase ‘todos contra todos’. Los pesos que los jugadores dejarán de percibir serían devueltos a final de año, si es que el equipo clasifica a los cuadrangulares. Hoy el conjunto cardenal es líder, mañana no sabemos. De la probabilidad parte la promesa del presidente. Pastrana bajó así la renta mensual de 500 a 340 millones y cree que la “platica” se recogerá con la taquilla de dos partidos de la fase semifinal. Ese sí que es un tiro al aire. La hinchada de Santa Fe es la más diminuta, por actitud y número, de los equipos tradicionales de Colombia. ¿Y si el equipo no clasifica? ¿Y si la gente no va al estadio, como suele suceder? ¿Los jugadores pierden la plata y ya? ¿Qué pasa entonces? ¿Se bajará el sueldo la junta directiva de Santa Fe o el cuerpo técnico para pagarles a los jugadores? ¿Sería capaz esta gente de hacer algo así? ¿Copiarían el ejemplo los demás directivos de los equipos que también andan penando en su pobreza, como Pereira, Quindío, América, Once Caldas y Cali? ¿Lo harían? Ante la respuesta hipotética lo que se ve de los jugadores de Santa Fe es plausible, aunque es difícil creer que todos aceptaron de buena gana la invitación de Pastrana. Eso se nota a leguas en algunas declaraciones (Ver video). Algunos habrán dado una mano con amor o resignación, pero estos caminos no son bienvenidos, como sí un aumento. El despido es más digno que la rebaja de la paga. Recibir la mitad de los billetes por el mismo trabajo y las mismas exigencias del pasado es desmoralizador. Más delicado, claro está, es quedarse sin trabajo y por eso se prefiere lo primero, por necesidad. En Santa Fe no se quiere hacer drama de un hecho gravísimo para el fútbol colombiano. Para su bien, que clasifique a los cuadrangulares, sea campeón con valiosos jugadores y pague lo que debe. Si las cosas le salen mal no es porque los futbolistas sean ‘mercenarios’, como vituperan a veces los hinchas desde las tribunas. Esto del fútbol a veces no es del amor a la camiseta sino de jugar bien para ganar mejor.

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    Antes del encuentro frente a Bolivia, el técnico Hernán Darío Gómez aseguró: “No pensemos que nosotros somos de alto nivel y los otros no. Estamos muy parecidos, hace doce años que no vamos a un Mundial. (...) Yo creía que esos conceptos los habíamos superado". El empate a un tanto en el más reciente amistoso de Colombia parece darle la razón al entrenador. Preocupa, sin embargo, esa mentalidad, pues más allá de ser triunfalistas debería existir un deseo explícito de victoria por parte del cuerpo técnico y los jugadores. Eso es lo que se necesita para volver precisamente a una copa del mundo. Buscar la mejoría, trabajar por el triunfo, ganar. Ya van tres partidos de la nueva era de Hernán Darío Gómez. Derrota ante Sudáfrica, empate con Nigeria y ahora el 1-1 frente a los bolivianos. En la última presentación, vale decirlo, Colombia sólo contó con jugadores del torneo local y su actuación no fue la mejor. Tampoco la peor. Sin embargo, sacando del espectro el resultado y el rendimiento del equipo, el cuerpo técnico debería enviar un mensaje más proactivo. Quizá así superemos nuestra mentalidad conformista y poco ambiciosa. Eso no quiere decir que nos creamos más que los demás, sólo que lo intentamos.

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    Salir de un estadio a las 10:30 p.m. en nuestro país puede ser muy peligroso. No sólo por esos hinchas-maleantes que se quedan en los alrededores buscando peleas bajo sustancias alucinógenas o etílicas, sino por los atracadores que, por desgracia, nunca faltan en las calles. A los partidos del miércoles en la noche ya nos hemos acostumbrado, pero no tanto a los del viernes y el sábado bajo la luna. Así seguimos. Por la cuarta fecha del torneo, el viernes 6 de agosto, jugaron La Equidad y Once Caldas desde las 7:30 p.m. Y el sábado lo hicieron Nacional y Quindío a partir de las 8:30 p.m. Hay algo positivo en desmoronar el horario de cada jornada para que la gente tenga posibilidades de ver varios encuentros por televisión o en los estadios. Se puede hablar de la democratización del fútbol y del esfuerzo por hacerle llegar a los aficionados las acciones de la pelota. Asimismo, de la posibilidad de negocio para quienes comercializan con los derechos del torneo. Antes no era así y la oferta en número de encuentros que se transmitía por TV era pobre. El cambio, el avance, porque de hecho lo es, tiene sus beneficios. A los equipos, incluso, les llega un dinero adicional cuando les pasan por la pantalla sus juegos. A pesar de esto, hay que pensar en lo tedioso que resulta un partido de poca monta un viernes en la noche o los que en ocasiones se programan muy tarde los sábados, cuando para muchos es más agradable disfrutar de otros quehaceres o simplemente permanecer guardados en casa. En España causó reticencia que se haya aprobado la sola programación de encuentros de Primera División los lunes y los de Segunda los viernes, contando efectivamente que ya hay juegos para todos los fines de semana, más los de los martes, miércoles y jueves por competiciones europeas o por Copa del Rey. Aquí es igual pero con la Libertadores, la Sudamericana y la Copa Colombia. A propósito del caos, Marca publicó el 31 de enero: “Estamos provocando que la gente acabe desapareciendo, poco a poco, de los estadios”. “Esta iniciativa crea una saturación muy negativa que acabará matando la gallina de los huevos de oro”. La desparramada programación del torneo colombiano aleja a las personas de la cancha. No tenemos cuatro partidos realmente atractivos por fecha para transmitir cinco de viernes a domingo en horarios inadecuados. Si el debate sucedió en una de las ligas más poderosas del mundo, qué será de nosotros que callamos. El séptimo día es el mejor para el fútbol. Y si bien no todas las contiendas pueden ser ya a la misma hora y el mismo día, no estaría mal buscar más la luz natural para jugar en Colombia. De noche asustan más los ladrones.

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    En las Olimpiadas de la Antigua Grecia los atletas corrían desnudos por el reconocimiento, la tradicional corona de olivo y una comida opípara. El que gane la prueba élite de la Media Maratón de Bogotá (MMB) este domingo será premiado con un carro y, si es colombiano, recibirá 12 millones de pesos adicionales. La Media Maratón capitalina ha ido creciendo. Hace 10 años, participaron en la prueba 24.820 personas. Hace cinco, 40.796 y el año pasado salieron a las calles 44.186, según datos oficiales de los organizadores. Muchas de estas personas que no son deportistas profesionales corren al estilo ‘Forrest Gump’, otras lo hacen por superar sus propias metas. Algunas, incluso, ven en la prueba de los 10 kilómetros (no en la profesional de 21) la oportunidad de escapar de la rutina o de satisfacer el deseo innato de competir. Si se quiere, hasta de comerse una mazorca como premio en el parque Simón Bolívar o, bien, recibir la medalla que acredita su presencia. Esta carrera es nuestra y para los bogotanos, en especial, debe ser motivo de orgullo, tal como sucede con Rock al parque o el Festival de teatro. Son eventos que sacan a relucir virtudes, más que defectos. Son oportunidades para disfrutarlas como bien plazca. No es en el monte sagrado de Olympus donde se corre. Y qué importa. Los primeros pasos se dan en pleno centro de Bogotá, donde abundan, aunque ya no como antes, indigentes y ladrones. El impulso acaba en El Salitre, en un mini mundo rodeado de árboles y atracciones. Por unas horas, la ciudad es otra. Esa es la dirección correcta. Promover el deporte siempre será beneficioso. Hace poco, la ciclovía en la capital colombiana cumplió 35 años y también se ha convertido en ejemplo de la región. La MMB, única en Latinoamérica con el sello ‘Gold Label’, lleva ‘apenas’ una década haciéndose familiar y cada vez es más importante. Debe seguir así. En la mitología griega, Niké (nombre que tomó, sin tilde, la famosa empresa deportiva estadounidense para armar su emporio) era la diosa de la Victoria y se presentaba fugaz, capaz de correr y volar a gran velocidad. Eso la distinguía. Su símil en la mitología romana era Victoria. Sin importar el motivo, participar de la Media Maratón puede traer para cualquiera su propio triunfo, su propia gracia. Sin duda, vale la pena correr.

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    Hace poco, la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) emitió un comunicado vergonzoso y no porque evidencie el relajo en el que se encuentra el torneo con partidos aplazados y sedes sinsentido. Las razones son de tipo ortográfico. Además de mayúsculas erráticas, signos de puntuación mal puestos, apena la violación a las reglas de acentuación. Y ni siquiera con palabras rebuscadas, como si esto sirviera de excusa, sino con algunas cotidianas como: ‘situacion’, ‘proximo’, ‘pais’, ‘asi’, ‘serian’, ‘Medellin’ y ‘conto’. Hay gazapos hasta con su propio patrocinador, al que presentan como ‘Postobon’ o ‘Póstobón’ cuando en realidad es ‘Postobón', empresa que pagó casi 50 mil millones de pesos para ver su nombre bien puesto en todo el balompié nacional. Claro que es más fácil destruir y criticar, pero en el teclado a veces se convierte en un deber. En este caso porque la página web en mención es la que presenta oficialmente todos los campeonatos oficiales del país. Es nuestra cara. Nada menos. Tristemente, se escribe (no en el citado comunicado sino en otras partes de la página) ‘Chico’ cuando el equipo se llama 'Chicó', ‘El Campin’ cuando es 'El Campín'; un día después de jugarse el partido Nacional vs. Rionegro se sigue presentando (el 22 de julio) un resultado de 1-0 y fue en realidad 2-0. Son constantes y muchas las equivocaciones, por desgracia. Errores cometemos todos. La CBS publicó durante al menos cuatro horas en su página web que Holanda había ganado el Mundial el pasado 11 de julio. En 2008, El Tiempo confundió en una foto al ministro ecuatoriano Gustavo Larrea con un dirigente comunista argentino en una cita con el fallecido guerrillero “Raúl Reyes”. En diciembre de 1997, Colombia se creyó que Liliana Cáceres, a sus 16 años, estaba embarazada de nueve bebés y al final todo resultó ser una barriga llena de trapos. La lista puede ser interminable. ¿Qué hacemos para evitar entonces tantos desaciertos? Lo mínimo es contar con personas realmente capacitadas en un medio de comunicación. Si no, que dejen su trabajo a otros que sí estén preparados. ----------------------------------- TODO EL COMUNICADO "Comunicado especial DIMAYOR "La DIMAYOR, da a conocer la situacion de los equipos que utilizarán sedes alternas, debido a las obras realizadas en sus estadios, con miras al proximo campeonato Mundial sub. 20 a disputarse en nuestro pais en el 2011. "Actualmente y hasta que comience el Mundial Sub. 20 del 2011, se estarán desarrollando obras de infraestructura y de adecuación de los campos de juegos, asi como también de los estadios que serian sedes del certamen Internacional. "Durante La Liga Postobon II 2010, son varios los estadios que ya entraron en obras y que han obligado a que sus equipos jueguen algunos o todos los partidos del campeonato en estadios alternos. "Los equipos que jugarán partidos fuera de sus sedes principales son: Junior, Medellín, Nacional y Once Caldas. "Caso Junior "- Para los partidos de La Copa Postobón, Junior solicitó jugar en el Romelio Martínez. "- Para los partidos de Liga Póstobón, el equipo barranquillero solicitó jugar en el estadio Jaime Morón de la ciudad de Cartagena. El enfrentamiento contra Nacional, se jugará después de que se entregue el estadio "Metropolitano". "La DIMAYOR y la oficina de seguridad de Colfútbol, enviaron unas sugerencias para tener en cuenta con respecto al uso de estas plazas. "Caso Nacional "El equipo solicitó el aplazamiento del encuentro con Millonarios. El resto de sus partidos, los jugará en el Parque Estadio de Envigado hasta que entreguen el Atanasio Girardot. "Caso Medellin "El equipo solicito jugar en Bello, Antioquia "Caso Once Caldas "El equipo solicitó jugar sus partidos en estadio de Riosucio, Caldas. "Los equipos que jugarán toda La Liga Postobón II, en estadios alternos son: América, Pereira y Quindío "Casos Pereira y Quindío "Estos dos equipos, jugarán en Cartago en el estadio Alfonso López, hasta la entrega de los estadios. "Caso América "Hasta el momento el Club América de Cali, no ha solicitado, cuál será su sede oficial para el semestre. "En principio, se jugará el partido con Santa Fe en Girardot, pero esto no asegura que será la plaza designada para el equipo durante el campeonato. "Dentro de las visitas a los estadios del Valle del Cauca, se realizaron observaciones y sugerencias para las modificaciones en sus estadios "Antes de comenzar el campeonato, La DIMAYOR y la oficina de seguridad de Colfútbol, realizaron visitas a algunos estadios, donde se jugarán los partidos de los equipos que no cuentan con escenarios habilitados. Este, conto con su respectivo informe a cada uno de los presidentes. "Se entiende, que los estadios donde se jugarán los partidos, no cuentan con los más altos estándares de calidad, pero ofrecen, las condiciones mínimas requeridas por los estatutos de LA DIMAYOR y por el decreto 1717 del 19 de mayo de 2010. El cual adopta, el protocolo Nacional de Seguridad. "Esperamos contar con el apoyo de los equipos, hinchas y medios de comunicación, para el desarrollo de la Copa y Liga Postobón II 2010. El Campeonato Mundial sub. 20 en 2011, es un compromiso de todos los colombianos".

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    Si fuera por el deporte, ojalá Colombia nunca se hubiera librado del yugo español y tuviéramos hoy su legado. Más allá de que la profesionalización de distintas disciplinas haya sucedido en Europa mucho después del famoso 20 de julio de 1810 –por ejemplo, la liga española se fundó en 1929 y la colombiana como la conocemos ahora empezó en 1948-, las raíces allá se han conservado y han producido frutos en los últimos decenios. Nosotros hablamos de independencia y en realidad eso no es tan acertado, así hace 200 años sí se haya producido el inicio de la ruptura de la esclavitud, la servidumbre y la pleitesía obligada hacia los españoles. Incluso hasta de despertar. Dos siglos atrás, cierta gente que vivía en nuestra tierra pensaba que el caballo y el hombre eran un sólo ser viviente, un gigante de cuatro piernas y dos cabezas. Ahora no somos tan ingenuos. Eso queremos creer, aunque la patria sigue siendo boba. Entre Colombia y España hay 7990 kilómetros de distancia, aproximadamente. Entre el nivel deportivo de uno y otro hay mucho más trecho. Es triste rememorarlo y reconocer tantas diferencias, tanta ventaja. El mejor fútbol visto en la última época en Colombia (hablar de ‘El Dorado’ es nostálgico y lejano) dependía del dinero del narcotráfico. Pablo Escobar con Nacional, los hermanos Rodríguez Orejuela con América y Gonzalo Rodríguez Gacha con Millonarios hicieron valer su negocio ilícito con nóminas costosas y ganadoras. Lo demás ha sido literalmente extraordinario. La gloria del deporte colombiano depende en gran parte de milagros, de héroes, de atletas que entrenan en medio de la pobreza y que, por desgracia, nos dejan saber su sed cuando piden casas dignas de habitar apenas asoman sus éxitos. Si no, de aquellos que libran cruzadas con el dinero familiar, como Juan Pablo Montoya, o de quienes han gozado de un respaldo económico para cumplir sueños, como Camilo Villegas. Son pocos los procesos que en realidad se planean, se estructuran y consiguen sus objetivos. El tenis, verbigracia, trata de dar mejores pasos en este inicio de siglo, al tiempo que el patinaje es el único en el que de verdad ‘somos’ (son) superiores, el único en el que se está en la élite. No hay que mentirse. El deporte colombiano depende de eso. De sucesos, personajes o equipos asombrosos pero no llevados de la mano del Estado, ni de la patria, ni del país, si acaso del patrocinio privado. Y mientras no pase nada distinto en la mayoría de disciplinas, seguiremos en las mismas, con fe en victorias sobresalientes y espontáneas. Creyendo en el talento por encima de las adversidades y confiando en nuestra independencia relativa. A pesar de todo, es lo que hay y lo que queda. La independencia que celebra Colombia es plausible por estos días porque recuerda que ya no somos esclavos de los españoles. Pero de esa libertad y orden que nos enseña el escudo nacional hay que decir que seguimos cautivos de la pobreza, atados a ella y prisioneros de tantos males que menoscaban el país y que obviamente también le hacen caries al deporte.

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