
El ejército israelí ha mantenido un asedio sobre la Franja de Gaza desde 2023 y controla todos sus accesos después de haber lanzado una ofensiva a gran escala en respuesta al ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023. Casi dos años después, la gente que ha sobrevivido a los bombardeos ahora lucha contra el hambre. Se habla de personas demasiado débiles para caminar y que se desmayan en las calles.
Moataz Harar, jefe de urgencias del Hospital Al-Shifa, afirma que “la mayoría de los pacientes ingresados recientemente en el hospital no sufren heridas de guerra, sino desnutrición severa. Incluso algunos de nuestros profesionales médicos se han desmayado por falta de alimentos”.
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Ghada Al-Fayoumi tiene siete hijos y muestra la impotencia que sus exiguas fuerzas le permiten tener: “No tenemos ni un bocado de comida, es inexistente. Aquí, desde la mañana, estamos bebiendo agua. Así pasamos nuestros días, solo bebiendo agua”.
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La boca seca, la piel pegada a los huesos y el peso de una vida que ya no parece vida. Rafiq Jadallah lo vive en carne propia, y comenta que “la desnutrición me ha debilitado tanto que ya no puedo darme la vuelta solo. Mi vista se ha deteriorado. Ahora mi madre y mis hermanos me ayudan; antes, lo hacía todo solo". (Lea también: Gaza sobrevive entre la guerra y el hambre: “Rezo para que el siguiente misil no caiga sobre mí”)
La situación de los niños desnutridos en Gaza es dolorosa
Los hospitales de Gaza se están llenando de bebés al borde de la muerte por desnutrición y de madres desesperadas pidiendo ayuda, indefensas, también desnutridas, con sus frágiles niños en brazos y aterrorizadas de que en cualquier momento dejen de respirar.
Entre ellas está Najah Barbakh y su hija Seela, de 11 meses, cuyo peso se ha desplomado a 4 kilos, menos de la mitad de lo que debería pesar. Era una niña sana, nació sin ninguna enfermedad y ha perdido el 60% de su masa corporal.
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Najah Barbakh, su madre, dice desesperada que "desde que la di a luz ha sido pequeña y no crece. Su estado empeora en el hospital y cada vez que llego a casa, la veo cada vez más débil. Los bebés como ella, de 11 meses, deberían sentarse erguidos. Debería pesar al menos entre 11 y 10 kilos. Mi hija no puede sentarse erguida ni jugar con sus hermanos; se queda boca arriba y eso es todo".
El doctor Hmad Al-Farra es el jefe de la unidad pediátrica del Hospital Nasser y habla de su caso, que es el mismo de muchas madres en Gaza: “El problema era que su madre sufría de hambre y desnutrición severa, lo que le impedía amamantarla. Además, no encuentra fórmula ni leche para alimentar a Seela. Como podemos ver, Seela ahora sufre de desnutrición aguda, muy severa; ha perdido todo el músculo y grasa. Solo tiene piel sobre los huesos”.
No hay leche de fórmula, las madres están desnutridas y la lactancia materna, así, no fluye. ¿El resultado? Decenas de bebes en los huesos.
Otros, como Rezan Abu Zaher, de 4 años, no soportó más; o Yousef Al-Safadi que apenas tenía 6 semanas de vida cuando murió. Son vidas arrebatadas por el hambre, madres y padres que lloran impotentes por no poder hacer nada. El pasado 22 de julio se reportó la muerte de 21 niños en 3 días. Según la autoridad sanitaria controlada por Hamás, en Gaza ha habido más de 40 muertes relacionadas con el hambre en julio, incluyendo 16 niños; y 111 desde el comienzo de la guerra, 81 de ellos menores de edad. No obstante, los datos no han podido ser verificados de forma independiente por entidades internacionales.
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Así, el hambre golpea a cada puerta del enclave palestino como lo advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien lamentó que "basta con mirar más allá del show del horror en Gaza, con un nivel de muerte y destrucción sin paralelo en los últimos tiempos".
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que “una gran parte de la población de Gaza se está muriendo de hambre. No sé cómo llamarlo sino hambruna masiva. Y es causada por el hombre, eso es muy claro, y esto se debe al bloqueo”.
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Un bloqueo casi total que Israel empezó en marzo por 80 días, y aunque se flexibilizó en mayo, la ayuda humanitaria que logra entrar al enclave es mínima en medio del mar de necesidades.
Ross Smith, director de Preparación y Respuesta ante Emergencias del Programa Mundial de Alimentos lo dimensiona, señalando que “la crisis de hambre en Gaza ha alcanzado niveles de desesperación asombrosos. Según la información disponible, aproximadamente un tercio de la población lleva varios días sin comer, incluyendo mujeres y niños. (…) Más de 100.000 mujeres y niños sufren desnutrición aguda grave y necesitan tratamiento lo antes posible”.
Médicos Sin Fronteras afirma que un cuarto de los niños de 6 meses a 5 años y de las mujeres embarazadas y lactantes atendidos en una semana, en las instalaciones de este organismo en Gaza, padecen desnutrición.
Israel niega su responsabilidad en la hambruna de Gaza
El gobierno de Benjamin Netanyahu asegura que llega suficiente comida a la Franja y culpa de los problemas de distribución a los desvíos de Hamás, que supuestamente saquea los camiones, y a la mala gestión de los grupos de ayuda. Sin embargo, dentro de Israel no todos están de acuerdo y reclaman con voces cada vez más vehementes en las calles el fin de la guerra y del bloqueo a sus vecinos.
Más de mil palestinos han muerto intentado recoger ayuda en puntos de distribución desde finales de mayo, según la ONU, con ayuda que es suministrada bajo el amparo de Israel y Estados Unidos.
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Morir de hambre o morir en busca de alimento es el caótico escenario alrededor de la ayuda. Decenas de personas han fallecido, incluidos niños, no solo por ataques, también por asfixia en estampidas en las inmediaciones de los centros de ayuda humanitaria. En propias palabras, incluso de los más jóvenes, estos puntos son un engaño.
Abdullah Alian jura "que esta ayuda es una trampa, no ayuda. Nos disparan, nos lanzan bombas y nos rocían gas pimienta picante en los ojos".
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Los ataques en los centros de ayuda humanitaria se volvieron casi que el blanco diario, un desafío más en medio de la ya cruenta guerra. Mohmmaed Garbou’ ruega porque “miren a la gente con compasión. Ya basta. La gente muere en Gaza. Queremos comida, pero no hay. Me veo obligado a acudir a quienes nos mataron y llenaron de sangre Gaza”. Y mientras tanto, debe ir en busca de un saco de harina o cualquier alimento para saciar el hambre que ataca, también sin piedad.
“Es muy difícil. Queremos comer, queremos vivir. ¿Qué debemos hacer? No es fácil; solo tomamos lo necesario para sobrevivir”, dice otro palestino desesperado.
Según la GHF, la organización a cargo de esa distribución, algunos de los incidentes, como los de las estampidas, han sido por causa de personas armadas y afiliadas a Hamás dentro de la multitud. Fuentes médicas expresaron que las víctimas se dirigían a centros de distribución donde encontraron las puertas de acceso cerradas y allí comenzó el caos.
Hombres y mujeres agotados, incluso niños, se desplazan sin fuerzas hasta los puntos de distribución que hay en la Franja. Shereen Azzam se pregunta si “¿trajeron a las mujeres que dan a luz, a generaciones y jóvenes para matarnos allí? ¿Es eso lo que pretenden hacer los estadounidenses? En serio, se acabó lo de los estadounidenses. Esto no es ayuda, es humillación y un insulto para nosotros”.
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No solo están frustrados y humillados, también enfurecidos, como Umm Yasser, quien dijo que al llegar por ayuda "nos encontramos con que nos disparaban gas pimienta. Me ardía la cara y las manos. Tengo todo el cuerpo lleno de pimienta. ¿Qué quieren de nosotros? Nos dijeron que viniéramos, ¿entonces, entramos o nos vamos?”.
Umm Raed reclama que "busquen una solución. No pedimos nada. Pedimos comer y alimentar a nuestros hijos. Les juro que ni siquiera pruebo el pan; no me lo meto en la boca, se lo doy a mis hijos".
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Hay enojo, indignación y pocas fuerzas, pero muchos las sacan de donde sea para darle alimento a sus hijos, así les cueste su propia vida en el intento.
NOTICIAS CARACOL/AFP/EFE