Una ráfaga de viento le hizo perder el control, obligándolo a cambiar el curso y a aterrizar peligrosamente en un vecindario de Brasil. Todo quedó grabado.
El hombre tuvo que descender en un área poblada y se estrelló de frente contra el muro de una casa, cayendo de espalda contra el suelo.
No sufrió heridas de gravedad y tampoco dejó de agradecerle a Dios por haberse salvado de “una bella caída”.
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