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En marzo de 2014, Colombia quedó consternada por el brutal ataque con ácido sulfúrico que sufrió Natalia Ponce en el rostro, brazos, una pierna y medio abdomen. El hecho fue perpetrado por un hombre identificado como Jonathan Vega. La agresión desfiguró la cara de Ponce y le causó importantes secuelas tanto físicas como psicológicas.
Natalia tuvo que someterse a más de 10 cirugías reconstructivas y gracias a su increíble fortaleza durante este doloroso proceso se convirtió en un símbolo de resiliencia y una figura visible de las víctimas de este flagelo.
Este mediático caso impulsó la creación de la Ley 1773 de 2016, que endurece las penas para los ataques con ácido en Colombia.
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El agresor, Jonathan Vega, fue condenado a 21 años y 10 meses de prisión tras hallarlo culpable del delito de tentativa de homicidio. El hombre estaba obsesionado con su víctima antes del ataque.
Esta ley colombiana se promulgó para combatir las agresiones con sustancias químicas en Colombia, por la indignación nacional del caso de Natalia Ponce de León.
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Los principales aspectos de esta legislación son:
Esta legislación es un gran paso contra estos ataques en el país y para proteger a las víctimas.
Tras la agresión a la que sobrevivió, Natalia Ponce de León se convirtió en una activista y voz de las víctimas de la violencia de género en el país. En el 2015, creó una Fundación sin ánimo de lucro que lleva su nombre y que busca defender y proteger los derechos de los sobrevivientes de ataques con químicos.
La Fundación Natalia Ponce de León ofrece asesoría y acompañamiento psicológico y legal a las víctimas con el fin de mejorar su calidad de vida y contribuir satisfactoriamente en su reinserción social tras el ataque.
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