Un día después de la entrevista con Los Informantes, Gustavo Quintana, más conocido como el doctor muerte, falleció de un infarto que lo sorprendió dormido. Estaba sano, tranquilo y lleno de ganas de vivir. El médico se ganó ese apodo debido que hizo más de 500 eutanasiasy ayudó a morir pacientes terminales que le rogaron por su intervención. Él quería seguir luchando para que los colombianos, sanos o enfermos, pudieran decidir sobre su propio final.
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Por su parte, Yolanda Chaparro, una abuela valiente, dio la misma pelea hasta su último suspiro, pues libró una batalla legal durante más de un año contra el sistema de salud para que se respetara su decisión de morir tras ser diagnosticada con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
La batalla de dos colombianos por un buen morir.