"Nos plantamos para que Maduro entienda que se tiene que ir. Nos tiene pasando hambre”, dicen vestidos de blanco y con banderas.
Los manifestantes se plantaron en la estratégica autopista Francisco Fajardo, al este de Caracas, y otras vías en las capitales de los estados Zulia, Mérida, Lara, Anzoátegui y Bolívar.
Algunos comen emparedados y toman agua o jugos. Otros amortiguan con paraguas los rayos del sol y hay quienes hasta llevaron sillas de playa. Para entretenerlos, una trapecista hace acrobacias en un aro colgada de un puente en la autopista. A ratos cantan el himno nacional y consignas como: "Libertad".
La oposición exige elecciones generales y respeto a la autonomía del Parlamento, único poder público que controla, y asegura que seguirá en la calle hasta lograr "restituir el hilo constitucional".
"Las protestas pacíficas continuarán hasta que el señor Maduro respete la Constitución y cese su autogolpe. Si no hay respuesta de la narco corrupta cúpula madurista, al finalizar la jornada de hoy anunciaremos siguientes acciones", advirtió el líder opositor Henrique Capriles.
"¡Elecciones ya!"
Las protestas, que iniciaron el 1 de abril y dejan ya 21 muertos, se desataron después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicó las funciones del Legislativo. Aunque dio marcha atrás en esa decisión tras la presión internacional, la oposición exige la salida de Nicolás Maduro del poder.
El presidente socialista dijo el domingo querer "elecciones ya", en referencia a los comicios de gobernadores postergados y que debieron celebrarse en diciembre pasado.
Crisis en Venezuela: Maduro dice querer elecciones y oposición...
"Si convocan a elecciones regionales, hay que participar pero seguir en las calles hasta cambiar el poder", reaccionó el diputado opositor Miguel Pizarro.
Los comicios de alcaldes están previstos para este año y las presidenciales para 2018, un adelanto es descartado por el gobierno.
"Estoy listo para lo que diga el Poder Electoral", insistió Maduro, quien asumió en abril de 2013 tras vencer por estrecho margen a Capriles, inhabilitado políticamente hace un mes al ser acusado de corrupción como gobernador del estado Miranda.
Siete de cada diez venezolanos, según las encuestas, rechaza la gestión de Maduro, asfixiados por una crisis económica con severa escasez de alimentos y medicinas y la inflación más alta del mundo.
"Vengo porque estoy cansado. Recorrí más de 20 farmacias para comprar un antibiótico sencillo. Esto no puede ser así. Espero que al menos consigamos elecciones", dijo Yorwin Ruíz, de 26 años, en el plantón del este de Caracas.
Pese a las advertencias de los opositores, Maduro reiteró su llamado al diálogo, congelado en diciembre luego de que sus adversarios lo acusaran de incumplir acuerdos, que incluían un cronograma electoral.
"Le pido al papa Francisco desde aquí que nos siga acompañando en el diálogo, porque hay una conspiración en Roma contra el diálogo en Venezuela y aquí también", aseguró el mandatario, sin abundar sobre ese complot.
“¡No nos vamos a rendir!”
Agentes antimotines dispersaron temprano con balas de goma y gases lacrimógenos pequeñas barricadas instalada en La California, en el este de Caracas, y en Nueva Esparta (Isla Margarita, norte), pero la jornada en general transcurre en calma.
La mayoría de las manifestaciones de este mes degeneró en disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que las dispersan con bombas lacrimógenas y balas de goma. En algunos casos, acabaron en fuertes disturbios y saqueos por las noches.
"Venezuela se planta contra la dictadura (...) a pesar de la represión. No nos vamos a rendir", dijo el vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara.
El gobierno y la oposición se responsabilizaron mutuamente por los hechos de violencia que dejan hasta ahora 21 muertos, cientos de detenidos y heridos, y varios comercios saqueados.
Pero el sábado, miles de opositores se movilizaron escoltados por la policía y sin mayores incidentes hasta la Conferencia Episcopal en la denominada "marcha del silencio" por los fallecidos.
El domingo, una protesta improvisada de opositores fue dispersada en San Cristóbal (oeste, fronteriza con Colombia) después del clásico del fútbol venezolano entre Deportivo Táchira y Caracas FC.
La noche del viernes hubo pequeñas protestas y brotes de disturbios. El jueves una batalla campal en el sector popular de El Valle, con tiroteos, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.