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El cadáver desmembrado era el de un joven de 17 años que había desaparecido el domingo 12 de enero en Dublín, Irlanda.
Se trataba de Keane Mulready-Woods, cuya muerte ha conmocionado al país.
Delincuentes, según testigos, arrojaron desde un carro una bolsa y un grupo de adolescentes alertó a la Policía sobre el contenido: partes de un cuerpo donde no estaban ni la cabeza ni el torso.
Dos días después, los bomberos atendieron la emergencia de un vehículo que ardía en llamas y al controlar el fuego encontraron restos humanos dentro de este.
Autoridades identificaron las primeras partes del cuerpo y creen que el resto del cadáver pertenecen a Keane.
Según medios irlandeses, el joven fue asesinado por mafiosos que se disputan el control por las drogas en Drogheda, de donde era originaria la víctima, y como una presunta venganza contra otra banda.
Es "un ataque brutal y salvaje contra un niño y es completamente inaceptable en cualquier sociedad democrática normal", dijeron quienes investigan el crimen.