Más de 260 temblores han sacudido las regiones del norte de Chile tras el terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter del pasado martes, que dejó seis muertos y cuantiosos daños materiales, además de casi un millón de evacuados, informaron hoy fuentes oficiales.
Tras el terremoto del martes se han producido 265 temblores en la zona, de los que 29 han sido perceptibles, dijo a los periodistas Miguel Ortiz, jefe del Centro de Alerta Temprana de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).
El más potente de esos sismos ocurrió a las 23.43 horas del miércoles (02.43 GMT de hoy), con una magnitud de 7,6, que llevó a las autoridades a decretar una segunda evacuación masiva en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, frente a la eventualidad de un tsunami.
Ortiz dijo que esta segunda evacuación afectó a 270.000 personas, que se comparan con las 972.000 evacuadas el martes, cuando la alarma de tsunami se extendió a todo Chile.
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Entre los evacuados esta vez estuvo la presidenta Michelle Bachelet, quien se alojaba en un hotel de Arica situado a sólo 40 metros de la playa.
La alarma se levantó dos horas después, aunque mucha gente prefirió no volver a sus hogares y pasó la noche en áreas de seguridad.
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Según Ortiz, en la región de Tarapacá, la más afectada por el terremoto, hay habilitados ocho albergues, en los que permanecen 1.313 personas, de los que 1.262 corresponden a Iquique, la capital regional, mientras en la región de Arica y Parinacota hay seis albergues, con una cincuentena de damnificados instalados en los mismos.
Bachelet, que visitó hoy la localidad de Camarones, en Arica, anunció que el Gobierno unirá las tareas de reconstrucción a un plan de desarrollo regional previsto en su programa.
"Cuando uno enfrenta un desastre hay varias etapas, la primera es la emergencia, la protección de vidas y esa es la etapa en la que todavía estamos", explicó la mandataria a través de una red regional de radios.
"Si bien es cierto que nadie quisiera que haya más réplicas no podemos asegurar que no haya réplicas fuertes, con consecuencias", al insistir en la necesidad de atender primero la situación contingente para después emprender las tareas de reconstrucción.
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En la primera etapa se debe asegurar la provisión de los servicios básicos y que los afectados tengan abrigo y comida, subrayó.
Remarcó, además, que las decisiones se tomarán en las mismas zonas afectadas: "Los grupos de trabajo se harán aquí, no en Santiago, porque no será desde Santiago que les diremos a los ariqueños qué tendrán qué hacer", sostuvo.
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