Relató que tuvo que viajar a Estados Unidos porque un doctor la llamó a decirle que la vida de su padre estaba en peligro y tras regresar por su pequeña para llevarla a ese país le negaron la visa en varias oportunidades.
Durante 3 meses se arriesgó a enseñarle a la niña a ser otra y así poder falsificar su pasaporte y seguir su vida con ella.
Admitió que mandó sellar el pasaporte pagándole a 6 oficiales de inmigración, 1.000 dólares a cada uno.
Escondió a la pequeña en su casa y al final se casó con un estadounidense, obteniendo la documentación legal.
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Dijo que decidió contar su drama como inmigrante para hacer un llamado a las autoridades para que entiendan el dolor de una madre.