Santos López Alonzo, militar guatemalteco, es el principal responsable de la masacre de Dos Erres que dejó 199 civiles muertos.
El 4 de diciembre de 1982, 40 kaibiles, fuerza elite del Ejército guatemalteco, llegaron al pueblo de Dos Erres en búsqueda de información de los comandos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR} que se movilizaban en la zona.
En el operativo, los uniformados rodearon el pueblo y encerraron los hombres en la escuela y a la mujeres y menores en la iglesia. Luego de los interrogatorios, comenzaron las torturas: los bebés fueron asesinados a garrotazos, las mujeres eran violadas antes de quitarles la vida y los hombres fueron llevados a una zona lejos de Dos Erres para fusilarlos.
Tras el brutal asesinato, kaibiles y Ejército arrojaron los cadáveres al pozo donde normalmente los campesinos sacaban agua y los cubrieron con tierra.
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La masacre, en la que murieron alrededor de 199 campesinos, fue ordenada por el régimen Efraín Ríos Montt y cumplida por escuadrón elite, del que hacía parte Santos López Alonzo.
Treinta y cuatro años después, en 2016, López Alonzo, uno de los perpetradores de la masacre, fue deportado de los Estados Unidos a Guatemala. A su llegada fue procesado por asesinato y delitos de lesa humanidad. Tras un juicio de un año, el kaibiles fue condenado a 5.160 años de prisión -se le dio 30 años por cada víctima y otros 30 por delitos de lesa humanidad.
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No es la primera condena por la masacre de las Dos Erres. En agosto de 2011, la justicia guatemalteca condenó a 6.060 años de prisión a Manuel Pop, Reyes Collin y Daniel Martínez Hernández, todos miembros del escuadrón de la muerte.
Luego de la masacre, el pueblo de las Dos Erres fue abandonado a perpetuidad. Los pocos sobrevivientes que alcanzaron a escapar se negaron a volver a la zona. Solo queda una cerca como recuerdo de una de las 669 matanzas que vivó Guatemala durante el régimen del terror de Montt.