Las Fuerzas Armadas de Sudán arrestaron el lunes a dirigentes civiles, entre ellos el primer ministro por haberse negado a apoyar un "golpe de Estado", anunció el ministerio de Información tras semanas de tensiones entre militares y civiles que comparten el poder desde 2019.
Es un "golpe de Estado militar", denunció la Asociación de Profesionales, una de las puntas de lanza de la revuelta de 2019 que puso fin a 30 años de dictadura de Omar Al Bashir en ese país de África oriental, uno de los más pobres del mundo.
Junto al sindicato de médicos y bancarios, esa asociación llamó a la desobediencia civil en Jartum, hundida ya en el caos, sin internet y con las calles repletas de gente en un contexto de gran inestabilidad tras un fallido golpe de putsch apenas un mes atrás.
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"Pido a las Fuerzas Armadas que liberen inmediatamente a los detenidos", exhortó este lunes el enviado de la ONU para Sudán, Volker Perthes, juzgando "inaceptables" las detenciones.
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Estados Unidos, cuyo emisario Jeffrey Feltman estuvo la víspera misma en la oficina del primer ministro Abdallah Hamdok, detenido este lunes, afirmó estar "profundamente preocupado" y advirtió que "cualquier cambio del gobierno de transición pone en peligro la ayuda estadounidense".
Por su parte, el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell llamó en Twitter a la comunidad internacional a "volver a encarrilar la transición sudanesa", y la Liga Árabe también manifestó su "profunda preocupación" y llamó a "todas las partes a respetar" el acuerdo de reparto de poder.
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En un país donde las telecomunicaciones son cada vez más aleatorias y la televisión estatal fue tomada por asalto por las fuerzas armadas, solo subsistía un canal abierto: los comunicados del ministerio de Información publicados en Facebook.
"Los miembros civiles del Consejo de Soberanía de transición y varios ministros del gobierno de transición fueron detenidos por las fuerzas militares conjuntas", dijo esa fuente en un primer momento.
"Tras haber rechazado apoyar el golpe de Estado, las fuerzas armadas detuvieron al primer ministro Abdallah Hamdok y lo llevaron a un lugar no identificado", agregó el ministerio luego.
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De nuevo en las calles
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En Jartum, manifestantes se aglomeraron en las calles y quemaron llantas para protestar por los arrestos, constataron periodistas de la AFP. Entre tanto, hombres en uniforme militar cortaron las carreteras principales a la capital y la vecina Omdurman.
Muchos de los manifestantes se dirigían al principal eje del centro de la ciudad, donde los pro-civiles habían organizado el jueves una demostración de fuerza al grito de "revolución" para rechazar lo que llamaban ya "un golpe de Estado rampante".
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"No aceptaremos un régimen militar. Estados dispuestos a dar nuestras vidas por la transición democrática", aseguró a la AFP uno de ellos, Haitham Mohamed.
Sudán enfrenta una transición política precaria, marcada por divisiones y luchas de poder desde el derrocamiento de Bashir en abril de 2019.
Desde agosto de ese año, el país está bajo el mando de una administración cívico-militar encargada de llevar al país a una plena transición democrática bajo mando civil, con el objetivo final de organizar a fines de 2023 las primeras elecciones libres en 30 años.
Pero en los últimos días, la tensión entre los dos campos aumentó.
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El 21 de octubre decenas de miles de sudaneses marcharon en varias ciudades para respaldar la plena transición de poder a los civiles y contrarrestar a una "sentada" iniciada días antes frente al palacio presidencial de Jartum para exigir la vuelta al "mando militar".
Uno de los problemas es que el principal bloque civil, las Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FCC), que encabezó el movimiento contra Bashir, se dividió en dos facciones opuestas.