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Su nombre es Refaat Alathamma y es médico de anestesia y terapia intensiva, pero hoy su principal especialidad es la supervivencia. Desde el Centro de Refugiados del Magasi, su décimo refugio al cual llegó evacuado a la fuerza, su voz llega como un eco desde una realidad que el mundo parece observar sin intervenir. "Nos usan como si no fuéramos humanos. Están haciendo lo peor contra el pueblo de Gaza sin importarles ningún tipo de derecho", afirmó en entrevista con Noticias Caracol, describiendo un ciclo interminable de evacuaciones que lo ha llevado, junto a miles, a perderlo todo.
La Gaza que conocía ya no existe; "estamos hablando de 90% de toda Gaza está destruida", detalló el doctor Alathamma. El paisaje es desolador: no hay colegios, ni universidades, ni calles, ni servicios básicos. La vida se ha reducido a una lucha diaria por lo más elemental. "La comida es una lucha diaria, el agua es una lucha diaria", explicó, mientras relató cómo el sonido de los bombardeos se ha convertido en la banda sonora de sus días y sus noches. Cada amanecer trae el temor de una nueva mala noticia sobre un ser querido.
Durante más de 21 meses, esta ha sido su realidad. El doctor Alathamma denunció la intención deliberada de Israel es "hacer de gaza un lugar inhabitable para cualquier vida", con el fin último de expulsar a los palestinos para apoderarse de la tierra y sus recursos.
Cada uno de los diez traslados ha sido una pesadilla para el médico. Al principio, encontraban amparo en casas de familiares, pero la destrucción progresiva eliminó esa opción. Hoy, la gente paga hasta 2.000 dólares por un camión pequeño para moverse unos pocos kilómetros al sur, a un destino incierto, sin carpas ni dinero. La mayoría ha perdido sus trabajos y sus ahorros, dependiendo de una ayuda exterior que apenas llega para sobrevivir.
El hambre ha sido una constante. "Hemos pasado varias veces por hambruna", sostuvo. Recuerda que hace dos meses era imposible encontrar un kilo de harina, incluso teniendo el dinero para pagarla. Aunque la presión internacional ha permitido la entrada de algunos camiones, denunció que gran parte de la ayuda es saqueada por grupos armados "bajo los ojos de Israel", dejando lo poco que llega a precios exorbitantes. Artículos tan básicos como huevos, carne, pollo, chocolates o galletas, "eso no lo vemos hace muchos meses", añadió, pintando un cuadro desolador de la dieta de supervivencia de su familia.
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Como médico, ha sido testigo directo del colapso del sistema sanitario. La falta de medicamentos ha tenido consecuencias trágicas en su propia familia: su madre sufrió una crisis cerebrovascular que la dejó semiparalética por no encontrar su medicación a tiempo. En el hospital, vio morir pacientes por falta de medicinas, espacio o equipos. "La mayoría de los hospitales han sido evacuados", y lo que queda ha sido saqueado o destruido.
La guerra también ha fracturado los lazos familiares. El doctor está en el centro de la franja, mientras su madre está en el sur y sus hermanos, dispersos en diferentes campamentos. La pérdida ha sido una constante en su vida: ha perdido a dos tíos y a su mejor amigo, un compañero de terapia intensiva. El dolor es tan abrumador que la gente ya no puede llorar más. "Han vuelto con los ojos secos", describió.
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Los niños son quienes sufren las heridas más profundas, tanto físicas como emocionales. "Hemos visto cosas peores, montón de tipo de heridas que nunca jamás hemos visto: niños partidos, niños amputados" que, además, a menudo han perdido a sus padres en los mismos ataques.
Su mayor batalla, sin embargo, es la que libra por sus cinco hijos, de entre 4 y 12 años. "Es mi tarea que me mata todos los días", dijo. Añadió que a sus hijos les promete un futuro mejor, una vida normal lejos del horror, convirtiéndose en "padre, payaso, hermano, lo que sea para que soporten".
La desesperanza se ha apoderado de la población. "Hay mucha gente hablando sola en la calle, hay mucha gente que está deseando que lancen una bomba atómica ya de una vez en vez de estar sufriendo cada día", relató. La gente, dijo, simplemente espera su turno para morir.
Cuando se le preguntó de dónde saca la fuerza para continuar, su respuesta fue inmediata y firme: de sus hijos. "Lo que me da fuerza es ver a mis hijos todos los días, verlos como duermen, verlos como despiertan". "Si no tuviera esos cinco niños, yo te digo, estuviera muerto", aseguró.
Con doble nacionalidad boliviano-palestina, el doctor Alathamma lleva más de un año y medio intentando salir de Gaza. Bolivia, al no tener embajada en Israel, necesita la colaboración de un tercer país para facilitar la evacuación. Por ello, aprovechó la entrevista para lanzar un llamado directo al gobierno del presidente Gustavo Petro: "Le pido por favor trate de ayudarnos y salvar una familia de Gaza". Su único deseo es escapar del infierno y darles a sus hijos una mejor vida fuera del terror provocado por Israel.
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CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOL
X: RojasCamo
Correo: wcrojasb@caracoltv.com.co
Instagram: Milografias