Los jóvenes de 19 y 21 años incendiaron la vivienda en la que ocurrieron los hechos, con la intención de eliminar la evidencia.
Ni suplicar clemencia al presidente de Bielorrusia, país europeo en el que se mantiene la pena de muerte, les sirvió a Stanislaw e Illya para escapar de la condena de ser fusilados. Contrario a echar para atrás el castigo, el líder Aleksandr Lukashenko los trató de “escorias”.
Los jóvenes eran acusados de apuñalar más de 100 veces a una docente como venganza por alertar a los servicios sociales que la hermana de ellos no era apta para tenerlos bajo su custodia cuando eran menores de edad.
En el juicio aceptaron el homicidio, pero culparon al alcohol. “Quizás el vodka actuó así. Todavía no puedo explicar por qué la maté”, dijo Illya, mientras que su hermano se declaró culpable como cómplice, pero no como autor material.
Updated: enero 15, 2020 08:24 a. m.