Fue encerrada en una pequeña habitación siendo adolescente y nunca volvió a salir. Solo le daban una comida al día. Al morir, apenas pesaba 19 kilos.
Sucedió en Osaka, Japón, donde la Policía tiene en custodia a los progenitores, cuyos nombres no han sido divulgados. De acuerdo con medios locales, la víctima tenía 33 años.
La pareja se entregó a la policía después de la muerte de su hija. El matrimonio, de unos cincuenta años, confesó haber obligado a la entonces menor a permanecer en una habitación de la casa, de acuerdo con la agencia de prensa Kyodo.
Una autopsia reveló que la joven murió por hipotermia y que estaba en un estado de malnutrición de extrema gravedad.
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Los padres declararon a los investigadores que habían decidido encerrar a su hija porque padecía una enfermedad mental que le provocaba un comportamiento violento, informó la cadena de televisión pública NHK.
Sus padres se comunicaban con ella a través de un altavoz fijado en la habitación. También habían instalado una decena de cámaras de vigilancia alrededor de su casa para, quizás, garantizar que nadie descubriera su secreto, según el diario Yomiuri Shimbun.
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