En un claro ejemplo de lealtad, Marrom no quiso despegarse de Alexandro, un habitante de la calle en Sao Paulo.
Día y noche, durante una semana, el animal esperó afuera del hospital en Limeira e, incluso, aprovechó un descuido y se coló en la unidad de urgencias para buscar a su amo.
En su prolongada espera a las puertas del centro médico se ganó la simpatía de los funcionarios del lugar, que también escribieron un cartel que alertaba a los visitantes para que no lo lastimaran.
Y llegó el emocionante reencuentro.
Publicidad
Alexandro y su amigo fiel ganaron una nueva casa: serán enviados a un refugio para personas sin hogar donde se aceptan mascotas.
Publicidad