Sigue dando de qué hablar el estrechón de manos entre los presidentes de EE. UU. y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro. Sin embargo, tanto los gobiernos de Washington como el de La Habana no le otorgan mayor trascendencia al encuentro.
Mientras que la Casa Blanca niega que se tratara de algo planeado, representantes del exilio cubano rechazaron el gesto.
"Es muy triste que después de una dictadura de casi 55 años que llevan los hermanos Castro en el poder, el señor Obama le haya dado la mano al dictador Raúl Castro, que tiene las manos manchadas de sangre", opinó Salvador Rodríguez, miembro de la comunidad exiliada en Florida.
René Díaz, habitante de Miami, también expresó su queja. "Esa gente nos odia a nosotros. Y cómo vamos a darle la mano a un comunista tan malo como Raúl Castro", inquirió.
Sin embargo, otros pronunciamientos son más benevolentes, como el del historiador y creador en Cuba de la Asociación social demócrata arco progresista, Manuel Cuesta. Según el académico, se trató "de un evento meramente protocolario. Intrascendente, que duró solo 10 segundos".
El polémico encuentro ha servido para recordar el saludo entre Bill Clinton y Fidel Castro en el año 2000.
Updated: diciembre 11, 2013 06:33 p. m.