La compañía canadiense Lucara Diamond halló en Botsuana un diamante de 2.492 kilates que se sitúa como el segundo más grande descubierto hasta la fecha en el mundo, el cual fue presentado este jueves, 22 de agosto de 2024, al presidente del país, Mokweetsi Masisi, informó el Gobierno.>>>Actor Brian Moreno encontró millonario tesoro debajo de colchón y busca al dueño"La piedra preciosa que será presentada al presidente es el diamante más grande hasta la fecha en Botsuana, pero el segundo más grande del mundo", adelantó el Ejecutivo de la nación austral africana a última hora del miércoles.La corporación canadiense mostró oficialmente este jueves la gema al jefe de Estado durante un acto público celebrado en la oficina presidencial en la capital, Gaborone."Este notable hallazgo, uno de los diamantes en bruto más grandes jamás desenterrados, fue detectado y recuperado por la tecnología de transmisión de rayos X", dijo Lucara Diamond en un comunicado.La piedra se descubrió en la mina de diamantes de Karowe, en el centro-norte del país, "un activo de clase mundial" en el mercado de diamantes grandes, según subrayó la empresa."Este descubrimiento refuerza la posición de Karowe como una mina de diamantes verdaderamente de clase mundial y destaca el éxito continuo de nuestra estrategia de desarrollo operativo y subterráneo", señaló el presidente de Lucara, William Lamb."Estamos encantados con la recuperación de este extraordinario diamante de 2.492 quilates... La capacidad de recuperar intacta una piedra tan grande y de alta calidad demuestra la eficacia de nuestro enfoque para la recuperación de diamantes", añadió Lamb.¿Cuál es el diamante más grande del mundo?La clasificación histórica la lidera el diamante "Cullinan", descubierto en Sudáfrica en 1905 con 3.106 quilates, que forma parte de las Joyas de la Corona del Reino Unido.La tercera posición la ocupa el diamante "Sewelo", de 1.758 quilates y también hallado por Lucara Diamonds en Botsuana en 2019.Situado en el sur de África, Botsuana, un país árido de poco más de 2,5 millones de habitantes, es uno de los mayores extractores de diamantes del mundo, con una industria que representa alrededor del 80 % de sus exportaciones totales.>>>Isla Fuerte: ¿cómo es el tesoro submarino que se esconde a 12 metros profundidad?
Una polémica ha desatado en África la muerte de un elefante tusker que poseía unos colmillos de marfil que pesaban 91 kilos. El animal fue ultimado en Botswana, luego de que un cazador pagara 50 mil dólares para matarlo.Otras noticias: A la fuerza y en medio de gritos, residente de Shanghái con COVID es llevado a zona de confinamientoEn sus redes sociales, el expresidente Ian Khama no dudó en pronunciarse luego de conocer de la partida del ejemplar que, según dice, era uno de los más grandes de su país. “Los operadores turísticos intentaban constantemente mostrar a los turistas como una atracción icónica”.Khama había prohibido la caza de trofeos durante su gobierno, pero Mokgweetsi Masisi, quien lo sucedió, reintrodujo esta práctica en 2019.“Nuestro turismo se basa en la vida silvestre. La incompetencia y el mal liderazgo casi han acabado con la población de rinocerontes, ¡y ahora esto!”, cuestionó el exmandatario.Leon Kachelhoffer fue el cazador que dio muerte al icónico elefante. Dijo que lo hizo de un solo disparo y describió la experiencia como “un privilegio increíble”.“Cuando tomas uno así, hay mucho remordimiento, hay mucha tristeza, piensas en la gran vida que ha llevado este elefante”, manifestó Kachelhoffer en un podcast llamado ‘Blood Origins’.El cazador posó en sus redes sociales con los colmillos del elefante muerto como trofeo.Como este tipo de elefantes, cuyos colmillos pesan más de 45 kilos, solo quedan 40 en África. Aunque en Botswana hay 130 mil elefantes, como el cazado por Kachelhoffer solo queda una pequeña minoría, informaron medios como Daily Mail.Aterrador encuentro de una familia con tiburón que la asedió y atacó su boteEl elefante muerto tenía unos 50 años y ya no estaba en edad reproductiva, pero estudios han mostrado que los animales más longevos son muy importantes para individuos más jóvenes y para contener agresiones entre ellos o conflictos con las personas.Durante 2021, la caza de elefantes en Botswana representó para su economía un recaudo de 2,7 millones de dólares, agregó el diario británico.
Gotz Neef es un investigador de vida salvaje en Botswana, país de África, que tuvo un estremecedor encuentro con un león hambriento. El animal entró en su carpa y lo atacó súbitamente.El campista, de 32 años, vio la nariz del animal empujando a través de su tienda y la golpeó, lo que enfureció al felino, que lo atacó mordiéndolo en su brazo. Desde ese momento Neef tuvo que batallar por su vida.“No sabía qué había afuera de mi tienda, así que grité pidiendo ayuda y lo golpeé en la nariz tan fuerte como pude. Luego me atacó y comenzó a morderme", dijo Neef. "Escuché a alguien gritar: 'Es un león'. Traté de empujarlo con mi saco de dormir, pero estaba decidido a atacarme", agregóUn colega del investigador, Rainder Vos Brandis, se despertó, salió de su carpa y armado de un palo fue a ayudar a su compañero. A pesar del auxilio, el león no soltaba a Neef del brazo.Por otra parte, el guía principal de Botsuana Wild Bird Trust, Walter Setlabosh, disparó una bengala contra el animal que logró soltar el brazo de Neef, pero inmediatamente volvió a agarrarlo.Ante múltiples intentos fallidos, Setlabosh subió a su auto y atropelló al león varias veces. Después de ello, el felino soltó al investigador y se alejó del campamento.Afortunado de estar vivo, Neef tenía 16 mordeduras de colmillos profundas en sus brazos, hombros y cabeza que lo dejaron cubierto de sangre. Fue trasladado a un hospital en Namibia, a donde fue tratado y se está recuperando bien.El león que atacó a Neef era viejo y se encontraba malherido tras ser atropellado, por lo que fue sacrificado, teniendo el visto bueno de las autoridades locales.
Hay preocupación en el Delta del Okavango, un afluente ubicado en Botsuana, país de África, por la muerte de cientos de elefantes. Este fenómeno se está presentando de manera masiva y sin explicación aparente.Más de 350 de estos mamíferos han perecido misteriosamente desde mayo de 2020, una cifra que encendió las alarmas entre los defensores de los animales a nivel mundial.Entre las hipótesis que se están manejando sobre las causas está un potente agente patógeno o un envenenamiento.Sin embargo, las aves de carroña que devoran los cadáveres de los elefantes no se están viendo afectadas, situación que descarta que los estén envenenando con cianuro, un elemento que usan los cazadores furtivos para matar a esta especie.Al gobierno botsuano le llueven críticas pues, según la comunidad internacional, no se están haciendo las investigaciones correspondientes para detener las masivas muertes de elefantes en África.
Los animales fueron encontrados con los colmillos arrancados en las últimas semanas, denunció ONG. Sería la mayor masacre hasta ahora de esta especie. La ONG Elefantes sin Fronteras y el ministerio de Fauna y Parques Nacionales del país recopilaron estas cifras tras realizar un recuento aéreo de la población paquidérmica de Botsuana. "Comenzamos el recuento el 10 de julio y hasta ahora hemos contado 90 cadáveres de elefantes", explicó a la AFP el responsable de la oenegé, Mike Chase. "Cada día encontramos aún más", agregó. "La mayoría fueron asesinados por balas de gran calibre", continuó el defensor de faunas. "Se trata del episodio más grave de caza furtiva en África que jamás haya conocido", prosiguió. El ministro de Turismo local, Tshekedi Khama, confirmó la amplitud de la masacre. "Sé que el balance alcanza a un número de dos cifras, algo muy elevado para Botsuana", declaró a la AFP. "Estoy muy preocupado, muy inquieto", añadió. Por su parte, el patrón de Elefantes sin Fronteras se encargó de aclarar que estas muertes se produjeron unas semanas después de la controvertida decisión de las autoridades de Gaborone de desarmar a sus "guardabosques", precisamente especializados en la lucha contra la caza furtiva. Situado entre Zambia y Sudáfrica, Botsuana alberga la población africana más grande de elefantes en libertad, estimada en 2015 en 135.000 ejemplares. La riqueza de su fauna ha convertido al país en el santuario favorito de los aficionados a los safaris de lujo y en uno de los polos del desarrollo de su economía, a pesar de que cuenta con una de las legislaciones más severas en materia de protección de fauna y medio ambiente a nivel mundial. "En la mira de los furtivos" Hasta mayo, los "guardabosques" estaban fuertemente armados y se les permitía disparar a los cazadores furtivos. Pero, entonces el gobierno del nuevo presidente, Mokgweetsi Masisi, en funciones desde el mes anterior, ordenó el desarme de estas unidades, sin explicar realmente el motivo. Su predecesor, Ian Khama, era considerado un apasionado defensor de la fauna salvaje de su país. Preguntado este martes por la AFP, el jefe del estado mayor del ejército, general Placid Segokgo, se negó a hacer comentarios sobre la decisión de desarmar a las unidades de "guardabosques". Según Chase, los responsables de esta ola de caza ilegal vienen de países vecinos como Angola y Zambia. "Han matado a tantos elefantes en esos países que casi han desparecido. Ahora, los contrabandistas vienen a Botsuana", explicó. "Hemos estado a salvo de los cazadores furtivos durante mucho tiempo, ahora nos damos cuenta de lo sofisticados que son", admitió el ministro Khama. "Lamentablemente, a veces aprendemos las lecciones de la peor manera", agregó. El Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) se manifestó conmocionado por la magnitud de la masacre. "Hasta ahora, las manadas de elefantes estaban por completo en paz en Botsuana", señaló su vicepresidente, Jason Bell, "pero ahora están en la mira de los cazadores furtivos". La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que el lucrativo tráfico de marfil es la causa de la caída en picada de la población de elefantes africanos, que en la última década ha disminuido de 415.000 a 111.000. Sus estudios revelan que cada año alrededor de 30.000 paquidermos son víctimas de la caza furtiva.