La mandataria expresó su inconformidad al considerar que el ente judicial intenta pasarle cuenta de cobro por las diferencias que ella tiene con el presidente en el tema de la pandemia.
El almuerzo del miércoles al que Iván Duque convocó a la alcaldesa de Bogotá tuvo como plato fuerte buscar la unidad y zanjar las discrepancias que se han dado entre el Palacio de Liévano y la Casa de Nariño.
Por séptima vez estaban los dos frente a frente en el salón del consejo de ministros.
Pero la entrada con la que nadie contaba fue la que sirvió Claudia López: su inconformidad por la investigación que le abrió la Fiscalía por violar la cuarentena. Según ella, eso tiene un nombre y apellido: los choques que ha sostenido con el jefe de Estado.
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Duque le respondió, mirándola a los ojos, que ese no es su talante, que ella muy bien lo conoce desde que compartieron curul en el Senado.
Y le manifestó que no existe una falta de comunicación, que en él siempre hay disposición de escucharla como a otros mandatarios regionales.
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Minutos antes, al firmar los estudios para el Regiotram del Norte, tren que unirá a Bogotá con Cundinamarca, el presidente invitó a “usar lo mejor de nuestra inteligencia colectiva e individual para recuperar vida productiva y seguir salvando vidas y protegiendo la salud”.
Estas palabras las retomó en el encuentro privado con la alcaldesa López, a quien le pidió construir conjuntamente y de manera articulada esa reactivación económica en la que se privilegie la vida, la salud y el empleo.
En esa misma reunión, Claudia hizo pública una petición al presidente: la ayuda financiera del gobierno por $38 billones para su plan de desarrollo. La respuesta fue que se va a estudiar porque la emergencia por el COVID-19 ha cambiado las necesidades presupuestales.
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