Pan, mermelada, queso, mandarina y avena es, por ejemplo, el refrigerio de un colegio en Bogotá, del que su rector asegura los niños le huyen porque prefieren comprar paquetes, perros calientes y frituras.
Una hamburguesa con salsas, gaseosa y papas a la francesa contiene unas mil calorías que no solo son dañinas sino difíciles de eliminar.
Algunas personas aseguran que muchas de las veces es la única opción que tienen, bien sea por falta de tiempo o economía. En el caso de las verduras, solo 28,1% de la población las consume diariamente.
Míriam Lucía Ojeda, nutricionista de la Pontificia Universidad Javeriana, señala que estos son hábitos alimenticios que vienen de la casa. "Muchas veces porque a los papás no les gusta ‘x' o ‘y' comida, le inculcan a los niños a no comerla".
Janeth Osorio Guzmán, directora de Cobertura y Equidad del Ministerio de Educación, señala que un plato ideal para el desayuno de un niño debe tener una proteína, un lácteo, azúcar, una grasa y un cereal. En el caso del almuerzo debe tener la sopa, jugo, verduras.
Enfermedades cardiovasculares, pulmonares, diabetes y hasta cáncer son algunas de las consecuencias para la salud que desencadena comer en exceso grasas y harinas.
Según la encuesta nacional de situación nutricional en colombia de 2010, 95,2% de la población consume grasas, 98,6% consume azúcar y de estos el 94,6% lo hace diariamente.
Updated: diciembre 26, 2014 09:11 p. m.