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“Uno se da cuenta que es muy frágil”: este testimonio de paciente con coronavirus llega al corazón

Este sargento retirado lucha por recuperarse, al igual que su hermano, quien lleva 21 días en cuidados intensivos. “Lo peor es normalizar las cifras”, dice.

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Yesid Molina adquirió el coronavirus por su hermano, a quien decidió llevar a su casa para brindarle todos los cuidados y, de paso, evitar que su mamá se contagiara de COVID-19.

Luego de 11 días logró salir de cuidados intermedios, pero aún no está recuperado del todo.

Entre tanto, su hermano lleva 21 días luchando por sobrevivir en la unidad de cuidados intensivos de la clínica Santa María del Lago, de Bogotá.

Escuche cómo es vivir con coronavirus y las reflexiones que hace Yesid Molina para las personas que no toman las medidas de precaución como el lavado de manos, distanciamiento social y uso del tapabocas.

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¿Cómo eran sus días en esa unidad?

“En mi caso, el nivel de oxígeno siempre fue muy bajo, con fiebres muy altas, alucinaciones y un dolor brutal en todo el cuerpo, pero la sensación de no poder respirar era la más agobiante. En mi caso, luchaba por no llegar a la UCI porque mi hermano está en la UCI hace 21 días y quería evitarle ese dolor a mi mamá de tener a sus dos hijos entubados. Esa era mi batalla día a día. Solamente un médico me decía ‘su trabajo es respirar’ y a eso me dediqué, a tratar solamente de respirar, no me importaba nada más”.

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Usted se llevó a su hermano, que vivía con su mamá, para protegerla a ella y ahí es cuando se contagia. ¿Cómo cree que se dieron las cosas?

“Yo me traje a mi hermano para mi apartamento. Desde el principio le dije que lo iba a tratar como si tuviera COVID, no sabíamos todavía, pero estaba en habitación y baño aparte. Todas las medidas que uno recibe las estábamos ejecutando. El 18 de junio ya él entra a cuidados intensivos, yo salgo positivo el 20; es decir que en algún momento de los cinco o seis días que él estuvo conmigo en la casa, en algún descuido, el virus me cogió a mí. Cuando me cogió a mí duré 10 días en la casa con mucha fiebre, con muchas cosas, hasta que ya llegó a un nivel de que las alucinaciones y la falta de oxígeno eran muy grandes. Le dije a mi esposa ‘yo ya no doy más’.

¿Qué fue lo más difícil de estar hospitalizado por cuenta del coronavirus?

“Ver las peleas que cada quien estaba dando contra esta enfermedad. De las cuatro personas que estuvieron conmigo en la fase media de recuperación, dos salieron intubadas de mi cuarto. Era esa angustia de ver, no solo el procedimiento de intubación, que es dramático de por sí, sino que no sabía si los iba a volver a ver. En este momento no sé en qué condiciones están ellos. Sé que salieron intubados de mi habitación. Esa angustia de llegar a ese nivel y de no poder hacer nada”.

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¿Cómo está su hermano?

“Lleva 21 días en la UCI de la clínica Santa María del Lago. Y que esta sea la oportunidad para agradecer a todos los médicos y a los enfermeros que están haciendo todo lo posible por mantenerlo vivo. Él, desafortunadamente desde que entró, los niveles de oxígeno eran muy bajos y por eso tuvo que recibir ventilación mecánica de una vez. Hace tres días despertó y muy contentos lo desentubaron, pero desafortunadamente tuvo que ser otra vez intubado y sedado”.

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¿Cuál es el mensaje para aquellos que desobedecen las medidas de protección ante el COVID-19?

“A mi hermano le quiero decir que luche, que siga luchando, que toda la familia está pendiente de él, toda la familia, todos los amigos estamos orando porque lo necesitamos acá. Que él sea un testimonio de que este es un tema real, que la gente entienda que esto no es un juego. Que esta enfermedad se mete por cualquier rendija, por cualquier descuido y que lo peor que podemos hacer es normalizar las cifras. Cuando empezamos a ver 150 muertos, si creemos que eso es normal, démonos cuenta que hay 150 familias que están padeciendo este tremendo dolor.

¿Por qué considera que hay que huirle a este virus?

“A esta enfermedad hay que huirle porque la gente cree que esto le va a pasar a otro, o que este es un tema solamente de adultos mayores, pero realmente no es así. Cada cuerpo es diferente, cada reacción es diferente y aquí no hay azar ni fortuna, sino cuidado. Y en la medida que la gente no se cuide, vamos a terminar todos en un hospital. Unos creerán que son más fuertes que otros y que van a salir adelante, pero la verdad es que cuando usted está ahí en esa condición, sin poder respirar, se da cuenta que uno no es fuerte, se da uno cuenta que uno es muy frágil”.

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