
Algunos sueñan con trabajar en compañías como SpaceX, una de las más importantes y revolucionarias del mundo, pero pocos lo logran. El caleño Sebastián Torres trabajó muy cerca de Elon Musk en la compañía pionera en exploración espacial que logró hitos como el aterrizaje de cohetes y la primera caminata espacial de turistas. Sin embargo, detrás de ese éxito, vivió una experiencia tan intensa que le tomó años recuperarse del alto voltaje emocional y mental. En Los Informantes contó cómo llegó a formar parte del equipo de uno del hombre más rico del mundo, según Forbes, y por qué decidió renunciar.
Sebastián Torres, oriundo de Cali, nunca estudió astrofísica ni ingeniería aeroespacial. Su verdadera pasión siempre fue el tenis. Creció en una familia de clase media, su padre es biólogo marino y su madre se dedicó al hogar. Desde pequeño soñaba con ser tenista profesional y pasó su infancia en las canchas, compitiendo junto a su hermano y midiéndose con Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, quienes años más tarde harían historia al coronarse campeones en Wimbledon.
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“Estuve en Cali, hasta los 17 años, mi familia no era abundante económicamente y tuve que elegir: o tenis o universidad....Me fui becado por el tenis a Estados Unidos, y allá desarrollé mi carrera como ingeniero industrial”, contó a Los Informantes.
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Sebastián se graduó de la Universidad Cal Poly, en California, una de las 25 mejores universidades públicas de Estados Unidos. Inició su carrera en multinacionales farmacéuticas y rápidamente comenzó a ascender en esa industria. Cinco años después ya era un ejecutivo con un salario envidiable, pero también con una carga de estrés laboral tan alta que terminó llevándolo al límite.
“Tuve un ‘breakdown’ total. Sudaba frío, ataques de pánico, caigo en un espinal negativo y entré en una depresión seria”, reveló Sebastián. A partir de ese momento, le recetaron varios medicamentos que, lejos de ayudarlo, comenzaron a empeorar su estado día tras día.
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“Me llevaron al psicólogo y me dijo: ‘cuando sientas ansiedad tómate estas pastillas, cuando quieras dormir tómate esta otra y cuando te sientas triste tómate estas cada tres horas’. Entonces de repente tenía 3 o 4 pastillas, pero a los dos o tres días empecé a tener pensamientos suicidas, todo lo que hacía yo pensaba cómo me podía suicidar”, contó.
¿Cómo llegó a SpaceX?
Fue entonces cuando decidió darle un giro radical a su vida. Durante varios meses se dedicó a dictar clases de tenis para niños, alejándose por completo del mundo corporativo. En medio de ese nuevo rumbo, y cuando menos lo esperaba, recibió una llamada que volvería a cambiarlo todo.
“Cuando yo llegué a SpaceX era una empresa super chica, había creo que eran 900 empleados. Cuando yo me fui era más de 10.000, no sé ahora cuántos serán...Y la manera que la empresa creció o la manera que Elon pudo hacer un diferencial, fue que él empezó a buscar empresas pequeñas y los convirtió en proveedores”, aseguró Sebastián.
¿Cómo es trabajar con Elon Musk?
El primer rol de Sebastián fue coordinar con proveedores en distintos puntos del país. Dos meses después, conoció personalmente a Elon Musk. “Él es superinteligente, pues es un genio y en especial el que más sabe de cohetes hoy en día es él y que a mí me sorprendió mucho porque era con la parte técnica, él es el que siempre resuelve lo más complejo”, mencionó.
Además, Sebastián afirmó que Elon “siempre está ahí todo el tiempo. Si tú ibas un domingo, te lo encontrabas. Si tú ibas a las 5 de la mañana, a veces te lo encontrabas”.
Tres años después de ingresar a SpaceX, Sebastián llegó a liderar uno de los proyectos más importantes de su carrera: el motor Raptor, uno de los más potentes jamás construidos.

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Según Sebastián, Elon Musk es un hombre completamente enfocado en sus metas, extremadamente inteligente y de pocas palabras. Su relación con él nunca fue más allá del entorno laboral. “Él está super obsesionado con lo que está haciendo y esa obsesión se transpira y todo el mundo la siente... Tiene un humor muy particular”.
También hizo énfasis en la alta carga laboral y en la frustración que generaba trabajar bajo el exigente liderazgo de Elon Musk. "La gente se frustra mucho con él porque él tiene una mano muy dura, él usa mucho el miedo como liderazgo, él a veces echa a la gente en frente de todo el mundo”.
Logros al lado de Elon Musk
Uno de los hechos más peculiares para Sebastián era que Musk durmiera tan poco. “A mí lo que me interesaba de Elon al principio es que él no dormía tanto, él se montaba en su carro en un Tesla, tenía el 'self driving', estaba experimentando con eso, se montaba ahí y se quedaba profundo. Uno llegaba, veía el carro parqueado frente al edificio con un guardaespaldas y el guardaespaldas decía: 'shh, está el jefe durmiendo'”.
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Aunque Sebastián nunca imaginó tener una oportunidad laboral de ese nivel, terminó trabajando entre cohetes, plataformas de lanzamiento y prototipos interplanetarios. Fue parte del equipo que hizo posible el primer aterrizaje exitoso de un cohete tras una misión y también del icónico lanzamiento del Tesla Roadster que quedó flotando en el espacio.
El motivo de su renuncia
Tras la pandemia del COVID-19, el estrés laboral se intensificó. SpaceX atravesaba uno de sus periodos más productivos, y el descanso era prácticamente inexistente. Ni siquiera en fechas importantes, como la Navidad, el ritmo disminuyó. Por ello, el miedo de volver a caer al ‘burnout’ era constante.
Tras siete años trabajando para la compañía de Elon Musk, tomó la decisión de renunciar a su cargo. “Yo presento mi renuncia, me llaman y me dicen, 'gracias por tu aviso de 30 días, pero como tu contrato es At-will (empleo a voluntad) nosotros tenemos la capacidad de decirte que tu último día es hoy”, recordó.
Sin poder despedirse, puso fin a una de las etapas más intensas de su vida. Han pasado tres años desde que renunció a SpaceX. Hoy vive en una finca en las montañas de Pereira, a orillas de un río. Su rutina dio un giro completo, ahora medita cada mañana, sale a caminar y desarrolla varios proyectos en la zona cafetera.
“Extraño la intensidad, irónicamente”, confesó Sebastián, aunque tiene claro que no volvería a esa vida marcada por las largas jornadas y la exigencia implacable de SpaceX. A pesar de haber trabajado junto a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada en USD 342.000 millones, según Forbes, hoy valora más la tranquilidad, la conexión con la naturaleza y el propósito que ha encontrado en su nueva vida lejos del ruido y la presión del mundo corporativo.