A la cuarentena por un brote de paperas en uno de los patios se suman denuncias de falta de agua, mala alimentación y problemas de salubridad.
“Necesitamos que por favor nos colaboren, nos tienen aguantando hambre, hay mucha enferma en esta cárcel", pide una de las internas.
Y mientras se vive una crisis en el penal, la angustia se apodera de decenas de familiares que hacen fila para ingresar comida, elementos de aseo personal y medicamentos que, afirman ellos, en muchos casos se quedan en la guardia.
"No se les está cumpliendo con la alimentación a las horas que son, la comida llega en mal estado, hay condiciones inhumanas a pesar del sitio en el que se encuentran", dice un familiar.
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La Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), encargada de garantizar el suministro de comida a las reclusas, explicó que la Secretaría de Salud cerró el rancho de la reclusión desde el pasado 19 de abril por razones de infraestructura.
Sin embargo, según la unidad, el contratista activó un plan de contingencia. La Defensoría del Pueblo aún no emite pronunciamiento alguno
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