
María Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe Turbay, contó en Los Informantes cómo ha enfrentado los días más duros tras el atentado que casi le cuesta la vida al senador y precandidato presidencial. Narró momentos íntimos de angustia, fe y fuerza, así como la manera en que la familia se ha sobrepuesto ante el miedo y el dolor.
En entrevista con María Elvira Arango, directora de Los Informantes, María Claudia reveló que al conocer la noticia salió de inmediato con rumbo a la Clínica de Fontibón en la que le prestaron los primeros auxilios al precandidato herido durante un acto político y, por las distancias y trancones en Bogotá, pasaron más de 40 minutos hasta que logró llegar.
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“Yo decía: ‘Dios mío, Miguel no se puede morir sin que yo llegue a verlo y abrazarlo y decirle, estoy aquí, aunque sea para despedirlo. Yo me bajo antes de llegar a la clínica en Fontibón y llego corriendo”, relató al comentar que fue un momento “terriblemente traumático” también para una de sus hijas, Isabella, que la acompañaba en ese momento.
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La vida para la familia de María Claudia Tarazona y Miguel Uribe Turbay cambió en un segundo. Hoy, mientras el congresista sigue luchando por su vida tras un mes del atentado, ella habla con gran fuerza y serenidad, afirmando que se aferra a su fe, al amor que se prometieron, y a sus cuatro hijos.
Un fatídico diagnóstico
Desde el momento en que ella llegó a acompañarlo en Fontibón, la zozobra ha sido parte de sus vidas. De hecho, María Claudia relata que, mientras lo trasladaban en ambulancia hacia la Fundación Santa Fe, ella iba sosteniendo la cabeza de Miguel y le decía “no te mueras, no te mueras, tenemos que llegar, tenemos que llegar. Tienes que ver a tu hijo, lo tienes que volver a abrazar. Vuelve a mí, no te vayas, quédate conmigo. Y logramos llegar en ese momento”. Fueron los 15 minutos más largos de su vida y lo que vino después fue una montaña rusa de emociones.
“Cuando llegamos y operan a Miguel y nos dicen ‘sobrevivió a la operación’ y fue un alivio”, relata, pero más tarde esa tranquilidad se desvaneció. Al ingresar a cuidados intensivos, algunos médicos le informaron que Miguel tenía muerte cerebral. “Yo dije ‘¿Qué significa eso?’, y me volteé y miré a otro médico, le dije ‘¿Miguel se va a morir?’ y me dijeron que sí. Le dije ‘¿Qué tantas horas tengo?’, entonces me dijeron ‘es cuestión de horas’”.
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Ante las malas noticias de ese momento, María Claudia les contó a sus hijas, quienes le grabaron un mensaje de despedida, y también conversó con el consentido de la casa, su hijo menor Alejandro, de 4 años: “Lo abracé y le dije ‘Hijo, te tengo que contar una cosa. ¿Te acuerdas las reuniones que vamos con papá? En las que tú saludas mucha gente. ‘Sí, mamá, sí me acuerdo’. ¿Qué pasó? Y le dije ‘Mira, papá, estaba en una de esas reuniones y un joven, muy joven, tomó un arma y le disparó a papá en la cabeza. Y papá está muy malito’. Entonces, él se me tiró encima y me abrazó. Y me dijo, ‘¿Por qué, mamá? ¿Por qué a mi papá?’”.
Pese a que María Claudia cuenta que se alcanzó a despedir de Miguel, ponerle los audios enviados por sus hijas y prometerle cuidar a su familia, dice que después ocurrió un verdadero “milagro”: el doctor Fernando Hakim le dijo “es otro paciente, otro cerebro y se está recuperando”.
Y así, apoyada en la fe en Dios, en los milagros y con el respaldo de su familia, a diario se aferra a la esperanza de que Miguel Uribe Turbay, quien ha sido sometido a varias cirugías en la Fundación Santa Fe, tenga una considerable mejoría.
¿Qué pasó antes del atentado a Miguel Uribe?
Sin embargo, María Claudia Tarazona también recuerda de forma conmovedora lo sucedido la noche y la mañana previa al atentado del que fue víctima Miguel Uribe Turbay. Cuenta que el día anterior estuvieron en una fiesta en la casa de unos amigos y, aunque no era común que el congresista se diera el permiso trasnocharse o tomar, en esa reunión todo cambió.
“Esa noche algo pasó maravilloso. Y Miguel no habló de política, no habló de nada, se relajó, hablamos de mil historias, nos reímos y yo le dije a Miguel, bueno, ya son las 11:30, nos vamos. Y yo me fui a hacer algo y cuando volví Miguel estaba cantando. A Miguel le encanta cantar. Y esa noche cantamos, bailamos, se nos desapareció el mundo entero, bailamos todos, el uno pegado al otro toda la noche. Yo le decía, ‘Miguel, te amo’ y él me decía ‘Yo te amo, eres mi vida entera’, y se nos desaparecieron los amigos, todo, solo estábamos él y yo”, describió.
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Lo que vino después, el día siguiente, también estremece. Según el testimonio de María Claudia, pensaron ir en familia al acto político programado en Fontibón, pero su hijo Alejandro les dijo que no quería ir, por lo que ella decidió quedarse con él esperándolo para ir a cenar en la noche.
“Me dijo: ‘te lo prometo, a las 7 en punto estoy comiendo con ustedes (…) ‘menos mal pude venir a verlos’. Nos abrazamos los tres, nos abrazamos con el alma. O sea, fue un abrazo impresionante (…) Fue distinto todo, todo en ese momento fue distinto (…) Fue distinta la noche anterior, fue distinta la despedida, fue distinto el sentimiento de un abrazo los tres apretados, los tres en el borde de la cama, ‘te amo, te amo, te amo, te amo’. Y él se iba yendo y me seguía gritando, ‘¡Te amo!’ y se fue y yo me quedé y bueno, lo siguiente es lo que ya sabemos”, comentó María Claudia Tarazona enfatizando en que su única ilusión era verse de nuevo esa noche.
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En el más reciente parte médico sobre la salud de Miguel, la Fundación Santa Fe informó que le iniciaron un proceso de neurorrehabilitación. Mientras María Claudia y su familia esperan por su recuperación, ha agradecido públicamente a médicos, paramédicos y a los colombianos por sus muestras de solidaridad. “Yo siento que Dios está obrando en la vida de todos los colombianos y que ese amor, esa fe y esas oraciones es lo que me tenían a Miguel vivo. Sin duda, no lo dudo ni un minuto (…) Esa oración lo está sanando”, puntualizó.