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Noticias Caracol El rastro Carta anónima, videos y llamadas fueron clave para resolver asesinato de un comerciante en Bogotá

Carta anónima, videos y llamadas fueron clave para resolver asesinato de un comerciante en Bogotá

Hugo Alirio Álvarez desapareció en 2020, en Bogotá. Lo que parecía ser un secuestro terminó siendo un atroz crimen. El Rastro develó detalles escalofriantes en la investigación.

Homicidio en Bogotá
Hugo Alirio Álvarez desapareció el 14 de junio de 2020 en el sur de Bogotá. En un principio se creyó que se trataba de un secuestro.
El Rastro

En plena pandemia de COVID-19, Hugo Alirio Álvarez desapareció el 14 de junio de 2020 en el sur de Bogotá. El caso alertó a las autoridades, que en un principio creyeron que se trataba de un secuestro. Sin embargo, con el paso del tiempo, la investigación reveló un crimen atroz que dejó atónita a toda una familia. El Rastro conoció el caso en 2023.

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Todo ocurrió luego de que un vecino llegara a la casa de Sandra Liliana Loaiza, expareja de Hugo Alirio, para alertarle que él había sido secuestrado. Aunque al principio no le creyó, la mujer accedió a las cámaras de seguridad del sector y comprobó con que Hugo había sido abordado por varias personas, quienes lo bajaron de la camioneta y lo subieron a la parte trasera del vehículo cuando iba llegando al conjunto residencial.

Desde ese momento, y tras dar aviso a las autoridades, se inició una intensa búsqueda. “Detrás de la camioneta iban unas personas. Al ver que la camioneta se detiene, abordan a la víctima y se lo llevan. Ahí miramos el secuestro”, recordó Edwin Casallas, investigador del Gaula.

Desaparición y primeras pistas

Las autoridades comenzaron a interrogar al círculo más cercano de la víctima en busca de pistas. Hugo Alirio era un comerciante y constructor reconocido en su comunidad, dedicado al arriendo de propiedades y con varios proyectos en marcha. Según su familia, no tenía enemigos ni deudas pendientes, lo que hacía aún más desconcertante su desaparición.

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Al día siguiente del rapto, la Policía encontró la camioneta de Hugo Alirio abandonada y, tras ese hallazgo, revisó las cámaras de seguridad del sector. Gracias a esas grabaciones, se pudo establecer que alrededor de la 1 de la mañana el vehículo llegó al lugar, y uno de los victimarios arrojó los tapetes de la camioneta al caño.

Las autoridades se dirigieron a la vivienda de Hugo. Allí encontraron a Elizabeth Ruiz, su novia desde hacía tres años, quien solía quedarse con frecuencia en su casa. La mujer aseguró que la última vez que vio a Hugo fue en horas de la tarde, cuando ambos salieron a un almuerzo. Después, afirmó que ella se había ido a su casa.

Hallazgo del cuerpo

Los hijos de Hugo Alirio, fruto de una relación anterior, se unieron a la búsqueda junto a las autoridades. “Pensamos que lo habían secuestrado y que iban a llamar a pedir plata”, relató una de sus hijas. Sin embargo, con el paso de las horas, esa llamada nunca llegó, por lo que la hipótesis de un secuestro se estaba desvaneciendo.

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Mientras la investigación avanzaba, las autoridades recibieron el reporte del hallazgo de un cuerpo que presentaba múltiples heridas causadas con arma cortopunzante. La persona que alertó a la Policía aseguró que lo encontró gracias al ladrido de su perro, que lo guió hasta el lugar donde estaba el cadáver.

Homicidio en Bogotá
Cámaras de seguridad fueron claves para esclarecer a los responsables detrás del crimen del comerciante en Bogotá.
El Rastro

El cuerpo fue identificado por los hijos de Hugo Alirio, lo que dio paso a una intensa búsqueda para dar con los responsables del homicidio. Una de las principales pistas eran las cámaras de seguridad de la zona, por ello, decidieron trazar una línea de tiempo que les permitiera reconstruir el día de la desaparición.

Videos y carta anónima: pistas claves

La Policía solicitó a las empresas de telefonía los registros de ubicación de los teléfonos de Sandra Liliana Loaiza, expareja de Hugo; Carlos Cubillos, un amigo de confianza; y Elizabeth Rodríguez Ruiz, su pareja actual.

En ese momento, la única evidencia que tenían las autoridades eran las grabaciones que mostraban el supuesto secuestro. Sin embargo, casi un año después del crimen, un nuevo giro sorprendió a la familia: al apartamento de Hugo Alirio llegó una misteriosa carta anónima que fue recibida por un familiar. La carta señalaba directamente a Elizabeth Rodríguez y a sus dos hijos, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven, como los responsables del homicidio.

Las autoridades establecieron que los hijos de Elizabeth ya contaban con antecedentes por riñas y comportamientos violentos. Además, se conoció que solían portar armas, lo que reforzó las sospechas en su contra.

Homicidio en Bogotá
La carta anónima señalaba a Elizabeth Rodríguez, pareja de Hugo, y a sus dos hijos como los responsables del homicidio.
El Rastro

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El análisis de la ubicación de los teléfonos celulares de los señalados reveló que Elizabeth se encontraba en el lugar del supuesto secuestro, junto a sus dos hijos.

A esto se le sumó una nueva revelación por parte de Alejandro, uno de los hijos de Hugo, quien aportó un dato desconocido hasta ese momento en la investigación. Según él, Elizabeth fingió un desmayo afuera de la casa de Hugo. “Yo le quité la chaqueta para que pudiera respirar mejor y tenía un fajo de billetes entre la pretina del pantalón. Eran unos 20 millones de pesos o más”, aseguró.

Captura y condena

Dos años después del crimen, en julio de 2022, las autoridades ordenaron la captura de Elizabeth y sus hijos, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven por los delitos de secuestro y homicidio agravado.

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Elizabeth reveló a las autoridades que ella “tenía un resentimiento contra Hugo”, porque sospechaba que él tenía una relación sentimental con Sandra Loaiza. Además, manifestó ser la autora intelectual del homicidio y reveló que, el día de los hechos, le suministró un medicamento a Hugo para dejarlo inconsciente.

El 13 de julio de 2023, tanto Elizabeth como sus hijos fueron condenados a 18 años de prisión tras llegar a un preacuerdo con la Fiscalía en el que aceptaron los cargos por el crimen.