
A finales de marzo de este año se conoció el caso de Greiber Eduardo Berrío, un joven de 19 años de edad del sur de Bogotá que fue atacado por una jauría de nueve perros, que le causaron más de 150 mordeduras en todo su cuerpo. Greiber Eduardo permaneció cuatro meses en la unidad de cuidados intensivos. Perdió sus dos brazos y sus orejas. Hoy, recuperado y desde su casa, es un testimonio de superación y habló Noticias Caracol. El joven le hizo un llamado a las autoridades, pues considera que su caso se pudo haber prevenido.
"La muerte no es un final sino un comienzo, porque más allá de lo físico existe lo espiritual… Y aunque no lo creamos sí existe", comentó el joven en entrevista con este noticiero. Sonriente, en compañía de su familia y con una voz en calma, Greiber Eduardo recuerda el periodo que estuvo en la unidad de cuidados intensivos luchando por vivir, entre máquinas y revisiones médicas. Ahora, cuenta, inicia un nuevo proceso de recuperación. Necesita más de 100 terapias, prótesis para sus extremidades superiores y un tratamiento para la cicatrices en diferentes partes de su cuerpo. "Fue doloroso. Si hablamos del ataque en el tema físico lo fue. Tomemos acción y no esperemos a que pase lo peor para tomar cartas en el asunto".
Petdy Vargas, su mamá, habló de lo inspirador que resulta su hijo. "Siempre es así, motivado. Parece mentira, pero él nos da a nosotros entusiasmo, ganas de seguir. Mirarlo a él ya nos recarga la batería otra vez", le dijo la mujer a Noticias Caracol.
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Fueron dramáticos los momentos que vivió su familia cuando ocurrió el ataque. Guillermo Berrío, papá de la víctima, habló en ese entonces con Noticias Caracol. "Cuando eso ocurrió (el ataque), mi hijo fue llevado por unos policías al Hospital de Bosa y fue trasladado para Kennedy. Lo cierto es que acá en Kennedy tocó amputarle los dos brazos, supuestamente porque estaba bastante infectado. El médico de Bosa reportó que mi hijo tenía más de 150 mordeduras de perro. Le arrancaron sus dos orejitas. La única parte que no le mordieron fue su parte íntima y los pies. Se puede decir, prácticamente, que si no lo hubieran auxiliado, los perros se lo hubieran comido".
El de Greiber Eduardo, sin embargo, no fue un caso aislado. Se trata de una problemática que por años ha crecido en silencio: las jaurías de perros que deambulan en Bogotá, muchas veces sin supervisión, y que hoy representan un riesgo. Desde el año 2016, la Defensoría del Pueblo alertó sobre esta problemática, y señaló que cada hora se registran al menos dos ataques de perros en Bogotá. En la actualidad, tres episodios dejaron en evidencia la dimensión de esta crisis, específicamente en la localidad de Bosa, en el sur de la ciudad. El 31 de marzo le ocurrió a Greiber Eduardo, en un potrero del barrio El Porvenir. Días antes, una mujer de 27 años ya había sido atacada por esa misma jauría. Y en abril otro joven fue atacado en circunstancias similares.
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Sobre los perros que atacaron al joven de 19 años, el Distrito señaló en entrevista con Noticias Caracol que "son perros que pertenecen a una persona, no son perros que están en condición de calle sino que tienen un tenedor". Así lo explicó Ana María Hinestrosa, subdirectora de Cultura Ciudadana del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, quien afirmó que las autoridades hallaron al dueño de los animales, que tiene varios perros. "Estos animales son decomisados y son llevados a las instalaciones de la unidad de cuidado Animal que tiene el Instituto".
En ese entonces, la Secretaría de Salud informó que "luego del diálogo con el tenedor de los animales, y en acción conjunta con la comunidad, se logró la entrega voluntaria de cuatro perros relacionados con el incidente". La entidad recordó en ese entonces que el proceso de observación de los perros incluye el seguimiento diario de estos durante un periodo de 10 a 15 días, con el fin de identificar si hay algún signo asociado con la enfermedad de la rabia y definir el manejo que se le dará a cada uno de ellos según su estado de salud y comportamiento
El Distrito reitera que este tipo de malos comportamientos son sancionados en el Código Nacional de Seguridad y Convivencia de la Policía y que trabajan para abordar el abandono de animales en la ciudad.
Mientras las autoridades revisan la responsabilidad detrás de su caso, Greiber Eduardo solo piensa en seguir adelante con su vida. "Quiero ser periodista quiero estudiar periodismo", afirmó.
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WILLIAM MORENO HERNÁNDEZ
NOTICIAS CARACOL