Claudia Carrasquilla: la fiscal de Medellín a la que la mafia quiere asesinar

No teme decir su edad, es amante de la música electrónica, de las carnes, las pastas y los mariscos. Este es el perfil de la mujer más poderosa de Antioquia. Su oficina está en el lugar más estratégico del Búnker de la Fiscalía, en Medellín, al que solo se accede por intermedio de una cita y después de superar un estricto control de seguridad. Tiene 30 metros cuadrados, la engalanan las banderas de Colombia, del organismo que ella representa y del departamento de Antioquia. Eso sí, está adornada a su gusto. Encima de su escritorio, una mesa tipo ele, se sobrepone un cuadro en el que fueron pintadas tres mariposas -una azul, otra naranja y una amarilla- y que le regaló uno de los 50 miembros de la Policía Judicial que estuvo bajo sus órdenes hasta el 8 de septiembre de 2016, cuando ella fue nombrada directora de la Seccional de Fiscalías de Medellín en remplazo de Germán Giraldo. [Le puede interesar: Tras escándalo de ‘Pedro Pistolas’, Germán Giraldo renuncia a la Fiscalía] Sobre la mesa hay seis bloques de documentos, una colección de 16 marcadores ‘Sharpie’ de diferentes colores, lápices, un computador de mesa, una ‘tablet’, un Iphone de color blanco y un ‘Smartphone’ negro, un teléfono fijo y un calendario. También una bolsa de Studio F, un Código Básico de Procedimiento Penal, un pisador de papel, una cosedora y un billete de dos mil pesos en el que se ve el rostro de la artista Débora Arango. Al fondo un televisor que permanece apagado, un mueble en el que reposan insignias y condecoraciones y al costado izquierdo una terraza. Al otro costado, una repisa en la que siempre hay dulces disponibles para sus más cercanos colaboradores, una imagen de María Auxiliadora y un cuadro con el rostro de Cristo, firmado con su nombre y la dedicatoria: “con respeto y cariño…” Así es el lugar en el que Claudia Carrasquilla Minami pasa gran parte de su vida. Las jornadas de esta medellinense de 50 años comienzan, todos los días, a las 5:00 de la mañana. “Y van hasta las 7, 8 o 9:00 de la noche. Sé a qué horas empiezan pero no a qué hora terminan. Estoy acostumbrada a este ritmo de trabajo. En Crimen Organizado, ese era el ritmo de trabajo, era de otra sintonía pero la misma intensidad”, dice. Eso le costó la separación con el padre de sus dos hijos, pero también la mayor satisfacción de su carrera. “Puede parecer arrogante, pero mi mayor satisfacción como abogada es haber sido fiscal de crimen organizado: me gusta combatir el crimen y haber podido desarticular estructuras, capturar cabecillas que eran íconos en Medellín ha sido muy importante”, enfatiza, mientras su asistente se acerca para que le firme uno de los tantos papeles que reposaba sobre los seis bloques de documentos de su escritorio. Ella toma uno de los marcadores, el de color verde, y firma con su mano izquierda. Es la misma con la que dio paso a las capturas de más de 800 integrantes de La Oficina de Envigado durante los 6 años que estuvo en la Dirección Nacional Contra el Crimen Organizado -entre los que están alias 'Carlos Pesebre' y alias 'Jonás'- y que le valió que en el bajo mundo los delincuentes la llamen –así a ella no le guste- la ‘Fiscal de hierro’. [No deje de leer: La traición que develó la condena de alias 'Carlos Pesebre'] “Fueron 100 el primer año, 200 el segundo… y en 2016 se lograron unas 350 detenciones de delincuentes y policías que trabajaban para ellos”, recuerda. En ese lapso su despacho era en el séptimo piso del edificio José Félix de Restrepo, donde están los juzgados penales en Medellín. Allí, bajo sus órdenes, estaban su asistente y 50 policías judiciales que hacían labores misionales para ella. Era fiscal especializada, cargo al que llegó luego de ser asistente judicial local y fiscal local. Carrasco, como le dicen cariñosamente algunos de sus amigos, tiene hoy bajo su cargo 1.544 colaboradores, entre los que están más de una decena de escoltas. Estos la protegen de un atentado que se develó hace apenas unas semanas, fraguado por más de 20 organizaciones criminales del Valle de Aburrá que estaban reuniendo dinero para asesinarla. [Vea también: Directora de Fiscalías de Medellín, blindada ante posible atentado en su contra] Lucas, Andrés Escobar y David Guetta Pero Claudia Carrasquilla no solo es fiscal. Su tiempo libre lo reparte entre su pareja, sus dos hijos mayores de edad y Lucas, el ‘bull dog’ inglés que se pavonea orondo por su sala mientras ella cocina carnes, pastas o mariscos. Entre sus gustos también están la música electrónica y el ciclismo. “Aprendí a cocinar cuando era asistente judicial, porque hice algunos cursos, me encanta escuchar a David Guetta, sus mezclas, lo pongo en mi radio, en mi casa, en Youtube, y Martín Garrix, y me encantan Nairo y Rigoberto”, cuenta, al referirse a los dos escarabajos. De los recuerdos más tristes que siguen en su memoria están la muerte de Andrés Escobar, con quien estudió en el grado 11 en el colegio Conrado González Mejía, del barrio Robledo, y los bombazos puestos por el extinto narco Pablo Escobar Gaviria. “Me tocó un carrobomba cerca a (la calle) Colombia, estalló y me tocó ver cómo volaban palos, piedras, eso fue aterrador. Éramos estudiantes”, recuerda. Al preguntarle si entre los criminales que ha investigado hay alguien que tenga el perfil de Pablo Escobar, responde: “Sí, alias ‘Tuto’. No por su poder. Se cree capo y en desarrollo de las indagaciones se pudo establecer que posiblemente ordenó homicidios para escalar en la estructura. Yo me ponía a leer las entrevistas de personas de la organización delincuencial y ellos decían las muertes que se causaron en la ciudad de Medellín cuando él buscaba escalar posiciones. Está condenado por concierto para delinquir a 13 años de prisión”, explica ella. Se trata de Didier de Jesús Rios López, señalado jefe de la banda La Unión, a quien, como al gran capo, las autoridades ubicaron cuando hacía una llamada telefónica.

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