Aunque el panorama no es alentador, Melissa Restrepo hoy respira más tranquila; su papá, Libardo, tuvo que irse de Medellín porque el aire de la capital antioqueña lo estaba matando lentamente.
“Es un paciente de 73 años, tiene Epoc, que es una enfermedad pulmonar, por lo que tuvo que trasladarse a otro municipio, lo tuvimos que hacer por recomendación del médico, dado que por el aire contaminado de Medellín la expectativa de vida se le reducía aproximadamente 6 años”, manifiesta Melissa Restrepo, hija de persona afectada.
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La calidad del aire ha sido uno de los principales factores para que la atención de urgencias por enfermedades respiratorias haya aumentado hasta en un 30%.
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“Tenemos en el aire partículas grandes de 10 micras que van a afectar básicamente las vías respiratorias superiores y entonces nos puede causar malestar”, añade Rita Almansa, líder epidemiológica de la secretaría de Salud.
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Mediante una carta, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, pidió a Ecopetrol la distribución de un mejor combustible en la ciudad para mejorar la emisión de gases y así poder enfrentar la contingencia.
Por su parte, don Libardo vive hoy en Jericó, un municipio a tres horas de Medellín. Las noticias son alentadoras, su calidad de vida mejoró notablemente.
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