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La Ciénaga de Pajaral, pulmón económico y cultural para la comunidad de Nueva Venecia en el Magdalena, se encuentra bajo el asedio de una densa maleza de plantas enraizadas, conocida como Hydrilla verticillata o "rabo de caballo", que ha transformado la navegación y la vida de sus habitantes. Esta invasión, que se suma a la presencia de la planta exótica "buchón" desde hace más de cinco años, ha llevado a la comunidad al borde de la desesperación, amenazando directamente su principal fuente de sustento: la pesca.
Los pescadores locales, cuya vida gira en torno a la ciénaga, denuncian que cada vez es más difícil encontrar peces. Leonor María Moreno, residente de 49 años, describe la situación como "muy mala" y cuenta que su esposo e hijos pescadores a veces no logran ninguna captura, una situación sin precedentes en su experiencia. Edwin Antonio Gutiérrez, otro pescador, lamenta que "antes todo este pueblo estaba limpiecito, pescábamos, todo bacano, hacíamos plática para nuestros hijos, ahora como ve si no nos ponemos las pilas nos tapamos todo". La pesca es "la vida de este pueblo y si no se acaba este pueblo," advierte Gutiérrez, quien le pide a las autoridades que "se toquen el corazón".
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La crisis va más allá de la pérdida económica. Los pescadores como Carlos Pacheco Mejía ahora deben trasladarse a otras ciénagas, y sus ingresos diarios de 200 o 300 mil pesos se han reducido, y tardan dos o tres días en alcanzar esa cifra. La maleza ha bloqueado los caños, dejando a la comunidad atrapada y dificultando el transporte de bienes y personas. Gualter de la Gru, transportador de niños, señala que el motor de su embarcación se "recalienta de tanto alzarle la pata".
La salud pública también se ha deteriorado. La comunidad no puede abastecerse de agua limpia ni trasladar enfermos, mientras el estancamiento del agua propicia un aumento de mosquitos. Leonor María Moreno dice que los niños se han enfermado con "diarrea, fiebre, granos, rasquiña".
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Sandra Villardy, científica y bióloga marina, explica que la descomposición de la planta de rápido crecimiento genera malos olores, altera la calidad del agua y agota el oxígeno, lo que podría conducir a un problema mayor. Villardy ha estudiado a fondo el problema y explica que la Ciénaga de Pajaral es poco profunda, con menos de un metro de profundidad, lo que hace que los peces compitan físicamente con la especie invasora que "desplaza físicamente a los peces".
Respecto a cómo llegó la planta, el Ministerio de Ambiente sugiere que pudo entrar por cultivos de acuario. Villardy añade otra hipótesis, y señala que muchas especies invasoras entran a nivel global a través de las aguas de lastre de los barcos. Destaca la presencia de varios puertos sobre el río Magdalena cercanos a la ciénaga, como la sociedad portuaria de Barranquilla y la de Palermo, y las obras permanentes de dragado que, si bien reconectan con el río, también exponen el ecosistema a nuevas especies invasoras.
Un factor clave en la expansión de la planta ha sido el cambio en la salinidad del agua. Villardy detalla que la ciénaga es un sistema estuarino, es decir tiene salinidad por su interacción con el mar Caribe. Sin embargo, en los últimos tres años, fuertes fenómenos de La Niña y las obras de dragado han permitido la entrada de una gran cantidad de agua dulce. Esta alteración ha creado un ambiente ideal para la Hydrilla verticillata, una especie de agua dulce, lo que le ha permitido invadir la ciénaga.
En mayo, el INVEMAR confirmó la presencia de la planta tras denuncias de mortandad de peces. Meses después, la comunidad, con el apoyo del defensor de derechos humanos Andrés Gil, interpuso una tutela contra el Gobierno.
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Desde CORPAMAG, Gisela Mosquera, jefa de la Oficina de Planeación, afirma que la "cola de caballo" aún no está catalogada oficialmente como invasora, por lo que no cuentan con un plan de manejo específico. Sin embargo, aseguran haber realizado visitas a la comunidad para verificar la especie y su afectación, así como mesas de trabajo conjuntas para entender la percepción comunitaria y las competencias de la corporación. En cuanto al "buchón", la otra planta exótica presente desde hace años, CORPAMAG ha adelantado la apertura de caños.
El Ministerio de Ambiente ha anunciado su participación en una mesa interinstitucional la próxima semana para definir soluciones. No obstante, la bióloga Sandra Villardy advierte que "el tiempo corre en contra" y que "hay un margen de tiempo importante para tomar decisiones rápidas para evitar un problema mayor". La solución que propone es la remoción mecánica controlada de la planta.
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Mientras tanto, la Ciénaga de Pajaral sigue cubierta por las plantas invasoras, y con ella crece la angustia de los habitantes de Nueva Venecia, quienes claman por ayuda urgente para salvar su sustento y uno de los ecosistemas más valiosos del Caribe colombiano.
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