Aunque Miguel Ángel Calderón presentó una tutela alegando derecho al trabajo, fue devuelto a su país. En Colombia quedan su esposa e hija menor de edad.
Bajo estrictas medias de seguridad abordó un avión que lo trasladó hasta Cúcuta, donde continuó el proceso de expulsión.
El general Óscar Atehortúa, director de la Policía, explicó las razones de la medida: “fue encontrada (la persona) con videos fotografías alrededor de un lugar muy especial y que se podía convertir en un en un problema de seguridad nacional”.
Ante los señalamientos de las autoridades colombianas, el extranjero interpuso una acción popular al considerar que le violaron sus derechos fundamentales.
Aunque el director de la Policía dice que Calderón no incurrió en delito alguno, aclara que “se pudo demostrar que no estaba vinculado como un trabajador de la empresa Rappi y que sus propósitos en el país no eran claros”.
El centro de estudios de derecho, justicia y sociedad, Dejusticia, hizo pública la declaración de la esposa del hombre, colombiana.
“Nosotros no somos espías, Miguel no es un espía, somos una familia normal. Llegamos a Colombia hace tres años, tenemos nuestros papeles en regla y no hemos cometido delito”, explicó Mariú Villalobos.