Los tres primeros meses de este año han sido trágicos para la niñez wayú enLa Guajira, ya que aumentaron las muertes por causas asociadas a la desnutrición. Las comunidades siguen clamando por alimentos y agua potable.
Según el Instituto Nacional de Salud, 19 niños menores de cinco años han fallecido por causas asociadas a la desnutrición durante este primer trimestre del 2023. En el mismo período del año pasado fallecieron 11 menores de edad.
"Es muy difícil conseguir alimento a la mitad del desierto, lo poco que hacen los wayú son sus artesanías que es lo poco que nos queda", manifestó Elisa Arpushana, indígena wayú afectada por ausencia de alimentos.
Al interior de sus comunidades indígenas, las necesidades y el hambre, sin tregua, asechan a los más pequeños.
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El desgarrador llanto de una familia tras la muerte de una niña de 4 años, por causas asociadas a la desnutrición en la comunidad Jamucherru, en el municipio de Uribia, da cuenta de la dura problemática en la región.
“Este es el producto de la corrupción sistemática que está asesinando más niños que la misma desnutrición en nuestros territorios y ese es el fiel reflejo de que no se están haciendo las cosas bien porque los recursos sí están garantizados anualmente para el ICBF regional La Guajira", manifestó José Silva, director de la ONG Nación Wayú.
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Noticias Caracol intentó dialogar con la Gobernación de La Guajira sobre las acciones que debe adelantar para disminuir estas cifras, pero no respondieron a la solicitud.
Clamor por agua potable
En La Guajira, los indígenas wayú se quejan de la mala calidad del agua que tienen. Afirman que este líquido que les toca beber para sobrevivir les causa daños en la salud, principalmente a los niños.
La situación más crítica la están viviendo las mujeres gestantes, lactantes y los niños que se ubican hacia la zona de la alta Guajira, por esto las comunidades indígenas exigen al Gobierno que les facilite agua potable y apta para el consumo humano al interior de sus comunidades.
Los niños deben recoger el agua en reservorios a cielo abierto. Aunque el líquido obtenido es verdoso, los indígenas wayú lo ingieren por la angustiante sed qué los agobia en un desierto donde la temperatura alcanza los 35 grados centígrados.