Recorrer las calles del puerto, a orillas del río Sinú, es encontrarse todo tipo de espacios y arquitecturas que múltiples migraciones han dejado como huella.
En el norte de Córdoba está ubicado Santa Cruz de Lorica, un municipio declarado monumento nacional por su arquitectura republicana, su multiculturalidad y su encanto.
Esto lo convierte en un lugar privilegiado y escogido por cientos de turistas. Lorica es otro de los pueblos patrimonio de Colombia.
El encanto de sus esquinas y sus plazas hacen de Santa Cruz de Lorica un lugar único.
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“En cada esquina es como si uno estuviera viendo una película en vivo, en cada esquina hay escenas para hacer fotografías. De repente uno está en Lorica en alguna parte del mercado y parece que estuviera en El Cairo, hay otra parte como si te sintieras en La Habana. El patrimonio de Lorica tiene de todo un poco”, dice Yugui López, gestor cultural del municipio.
“Aparte de ser un sitio turístico, manejamos todos los tipos de folclor, el demosófico, el literario, el coreográfico. Estamos en pleno mercado público, donde tenemos aquí toda la gama de artesanías, las comidas típicas, y el centro histórico que nos está rodeando una combinación fenomenal”, explica Orlando Saleme Dumett, gestor cultural de Lorica.
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El centro histórico es un lugar de encuentro para propios y visitantes, que con finos elementos estampa en cada balcón y edificación su imponente arquitectura.
“En la época de la república, Lorica se convierte en capital de provincia del viejo Bolívar, siendo Cartagena la capital del Bolívar grande, y además puerto fluvial. Es una arquitectura republicana tardía, pero tiene también un poco de mozárabe, tiene de mudéjar, tiene un poco de romano, de griego; a iglesia es totalmente ecléctica. Tiene muchos elementos y se conoce como arquitectura republicana”, dice el historiador Dumett.
El bello y colorido mercado de Lorica, a orillas de rio Sinú, es el lugar ideal para visitar en cualquier momento, ya que se combinan tradición, gastronomía y artesanías.
“La comida que más le gusta aquí al turista es el bocachico guisado, la mojarra guisada y el sancocho de bocachico. Y nosotros lo brindamos en todas presentaciones, en viudo, frito, sudado, se los hacemos al cabrito”, dice Yanelis de Hollos, cocinera tradicional del mercado de Lorica.
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En Lorica cada edificación cuenta una historia. Desde la época de la colonia ha sido un puerto privilegiado por estar anclado a orillas del Sinú, lo que permitió la llegada de migrantes sirios, libaneses y europeos que trajeron comercio y nuevos estilos de vida.
“El siglo XIX trae consigo una colonia completa de judíos sefardíes y es la primera vez que se asientan en América los sefardíes aquí, en Lorica. Luego, a finales del siglo XIX, viene la primera oleada de inmigrantes sirios y libaneses por la guerra. Llegaron franceses, italianos, dominicanos, cubanos e iraníes”, explica el historiador Antonio Dumett.
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El encanto de Lorica, su historia, cultura y arquitectura lo hacen un lugar privilegiado.
Santa Cruz de Lorica hace parte de la red de pueblos patrimonio de colombiana y fue declarado monumento nacional en el año 1996.
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