Más de 3.000 personas dejaron sus territorios antes las amenazas de violencia. Aceptan que los cultivos de coca se convirtieron en su maldición.
Desiertas, así están las polvorientas calles y casas de Palambi, en Nariño. Habitantes de 21 veredas lo dejaron todo ante las intimidaciones de grupos armados que se enfrentan por el poder del narcotráfico.
“Que había caído gente armada a querer matar a la gente del alto río. Todos salieron a Palambi y luego a Tumaco”, aseguró Washingtong Castillo, líder de la zona.
Marcelino Hurtado, otro líder en la zona, lamentó que la gente se haya ido y reconoció la maldición que han sido los cultivos ilícitos en esas comunidades.
“Nosotros aceptamos ser culpables porque la coca ha sido una tragedia, pero no asumimos la responsabilidad de la propagación de los cultivos ilícitos porque no era nuestra cultura sembrar coca”, dijo.
Carlos Negret, defensor del pueblo, pidió ayudas urgentes para estas familias.