Autoridades del municipio, incluso la Iglesia católica, advierten sobre las consecuencias que traería el proyecto para reactivar el uso del químico.
Hectáreas sembradas con coca ponen a Tumaco en el deshonroso primer lugar de los municipios con más cultivos ilícitos, por lo que es necesaria una solución. Sin embargo, para aplicarse la aspersión aérea, el gobierno debería concertar su uso con la comunidad.
“Nosotros exigimos al gobierno nacional que se adopten las órdenes impartidas por la Corte Constitucional en la sentencia T236 del 2017 frente a las consecuencias nocivas que trae el uso del glifosato a la salud”, afirmó Jair Parra, personero de Tumaco.
Por su parte, Monseñor Orlando Olave dejó ver la preocupación frente al narcotráfico y añadió que la erradicación voluntaria “debería ser el camino, porque la fumigación siempre traerá efectos negativos para el ambiente y la salud”.
“Que la cura no sea peor que la enfermedad”, es lo que plantea la comunidad de Tumaco y de la costa Pacífica nariñense en respuesta al proyecto que plantea reactivar la aspersión aérea
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