Indígenas del Apaporis buscan dar a conocer su tierra por medio del ecoturismo. Noticias Caracol se internó en la selva y fue testigo de una belleza sinigual.
Uno de los destinos es el raudal del Jirijirimo: escondido bajo la espesa selva de la Amazonía, con un nombre difícil de pronunciar, sagrado para las comunidades indígenas y bendecido por su preciosidad.
Son tres horas navegando por el río Apaporis y Cananarí para llegar a Pacoa, corregimiento cercano al raudal.
“Un espacio completamente natural, virgen, sin contaminación”, dice Juan Carlos Gómez, turista.
Pero ese es solo un abrebocas de un departamento en el que viven cerca de 45 mil habitantes, en su mayoría indígenas, que son guardianes de una selva casi infinita que se puede divisar desde la gran ventana del mundo, ubicada en el cerro Way Reriku.
“Todos creían que venir aquí era muy difícil que había muchos peligros y nos encontramos una gente amable, nos atendieron con sus comidas, con su cultura con sus danzas”, asegura Juan Rodrigo Uribe, turista.
Incluso los visitantes extranjeros reconocen que el raudal del Jirijirimo no tiene nada que envidiarles a las cataratas del Niágara.
Según datos del Centro de Información Turística de Colombia, en 2018, el departamento del Vaupés ha recibido solamente 13 turistas extranjeros, cifra que los vaupenses esperan que incremente bajo la premisa de un ecoturismo responsable.
Updated: enero 02, 2019 03:10 p. m.