Con acompañamiento de la Personería de Medellín, en esa barrio se rindió homenaje a las víctimas del múltiple crimen cometido por “agentes del estado” en 1992.
En el acto conmemorativo realizado la mañana de este miércoles estuvieron familiares de las víctimas del ataque ocurrido el 15 de noviembre de 1992, Juan Fernando Gómez Gómez, personero delegado para los Derechos Humanos, y miembros de la Mesa por la Vida.
“Es un evento conmemorativo liderado por la Mesa por la vida, que quiere celebrar la memoria de estos nueve mártires”, dijo Gómez Gómez.
La masacre fue cometida alrededor de las 8:30 p.m., según documentos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “mientras un número de habitantes del barrio de Villatina en la ciudad de Medellín regresaba a sus hogares tras concluir un oficio religioso”.
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Según los registros documentales, “aproximadamente 12 hombres que portaban armas de uso privativo de las fuerzas de seguridad y se desplazaban en tres vehículos particulares, llegaron a una esquina del barrio, se bajaron de sus automóviles y ordenaron a los niños y jóvenes que se encontraban en ese sitio que se tendieran en el suelo, tras lo cual abrieron fuego contra ellos”.
El ataque cesó cuando miembros del Ejército Nacional llegaron al lugar y repelieron a los armados, pero no hubo capturas ni heridos entre los responsables.
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Murieron producto del ataque Johanna Mazo Ramírez, de 8 años de edad, “quien tenía enyesada una de sus piernas debido a un reciente accidente”, Johnny Alexander Cardona Ramírez, Ricardo Alexander Hernández, Giovanny Alberto Vallejo Restrepo, Óscar Andrés Ortiz Toro, Ángel Alberto Barón Miranda, Marlon Alberto Álvarez y Nelson Dubán Flórez Villa, quienes tenían entre 15 y 17 años de edad.
Además, Mauricio Antonio Higuita Ramírez, de 22 años de edad.
El testimonio de Nelson Dubán fue clave para identificar a los responsables, pues mientras era trasladado a un centro médico, donde posteriormente murió, el menor de edad dijo que entre los que dispararon había miembros de la Fuerza Pública, a quienes conocía porque “eran compañeros de uno de sus familiares”.
El estado colombiano aceptó su responsabilidad en esos hechos y se comprometió a la instalación de un monumento en homenaje a las víctimas, el cual fue construido en el Parque del Periodista, en el centro de Medellín.
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