Alfredo Carvajal Sinisterra cuenta el camino de la marca que su abuelo fundó en 1904 y que hoy se extiende por 14 países de América Latina.
Después de fabricar desde sobres, hasta calculadoras y máquinas de escribir, Carvajal es hoy una organización con más de 20 mil colaboradores y con presencia en múltiples industrias. Su mayor accionista es la Fundación Carvajal, desde donde la familia conserva el legado de Manuel Carvajal Sinisterra.
A los 83 años, Alfredo Carvajal Sinisterra, quien hace parte de la tercera generación de la familia que fundó el que es hoy uno de los grupos empresariales más importantes de Colombia recuerda cómo su abuelo Manuel Carvajal Valencia inició el negocio con un capital de 200 pesos.
“Él compró una imprenta, se llamaba Imprenta Comercial. Mis tíos fueron intelectuales, académicos, les gustaba escribir y fundaron un periódico que se llamaba El Día. De mis antecesores, mi papá era más comercial, ese era el que no escribía; le interesaban más los negocios. Y así se fue haciendo Carvajal, primero con avisos”, narra Alfredo Carvajal.
El estar en el negocio de la impresión le representó a Carvajal la que fue por varios años una de sus unidades más rentables.
“Nosotros entramos en directorios como impresores, realmente vino un señor que se llamaba Guillermo Mendoza que ya falleció y que trabajaba con la ETB en Bogotá para que le hiciéramos el directorio de Bogotá. Tuvimos directorios en Centroamérica, en Ecuador, en Brasil, en el Perú”.
Sin embargo, la llegada de nuevas tecnologías significó el cambio de su foco de negocio.
“Irrumpió en ciertos negocios y los volvió obsoletos, como el de directorios telefónicos, lo reemplazó Google. Así que tuvimos una época muy difícil de cambiar de negocios y concentrarnos en otros”, recuerda.
La unidad de empaques, para entonces un negocio pequeño en todo el grupo, fue creciendo al tiempo que tuvieron la oportunidad de comprar Propal.
“En aquella época Propal tenía una desventaja competitiva porque obviamente el papel de bagazo de caña no tiene la misma calidad que el papel de madera, pino u de eucalipto. Hoy en día lo que era un problema se convirtió en una oportunidad por la conservación de la naturaleza de los bosques, la parte de la ecología”.
El legado más importante de Alfredo Carvajal ha sido mantener unida a su familia después de 115 años y 5 generaciones. Por eso en 2001, tomó la decisión de asumir la presidencia de la organización por única vez y separar a la familia de la administración, pero “con la condición de que no iba a estar más de seis años porque yo ya era una persona de cierta edad”.
La relación del Alfredo con su hermano Adolfo no se ha visto perjudicada por la empresa, pues cuenta que “nosotros no nos metemos como familia en ninguna decisión de administración”.
Asimismo, Alfredo Carvajal dice que espera que esta filosofía continúe en su familia por muchas generaciones.