Cuando la artista vio a su hija dormir se sintió en uno de esos momentos de tranquilidad, en los que le gusta imaginar que cada árbol es un librero y debajo de ellos hay la silla más confortable del mundo.
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De este cuadro dice que fue el más difícil de realizar y que pensó por largo tiempo en qué convertirlo.
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Mientras la niña se preparaba para dormir comenzó a cantar “La canción del búho”, una de sus favoritas, y eso inspiró a Ruth en este cuadro.
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Ruth relata la experiencia de cada cuadro en su blog www.themischievousmommy.blogspot.ca
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De este cuadro dice que es el más valioso de todos pues retrata a su hija. Cuando le preguntó a la pequeña en qué quería convertirlo, ella dijo: “¡Eve!”.
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La pequeña Eve da rienda suelta a su talento.
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La artista combina perfectamente maternidad y arte.
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Mientras que muchos padres colocan los dibujos de los pequeños en la nevera, la canadiense Ruth Ooterman va mucho más allá y crea piezas de exhibición.
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