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En una de las confesiones más conmovedoras del espectáculo latino de los últimos años, Raúl González, el carismático presentador venezolano de Despierta América (Univision), ha abierto su corazón de par en par, revelando públicamente su orientación sexual y el doloroso pacto que lo mantuvo en silencio por tres décadas.
La revelación, que coincide con el lanzamiento de su libro autobiográfico La verdad muere de pie, fue realizada en una entrevista honesta y sincera con la periodista Mandy Fridmann. Visiblemente emocionado y rompiendo en llanto en varias ocasiones, González afirmó: "Soy gay". Este acto no fue solo una declaración; fue una liberación personal largamente esperada, un paso que describió como: "Hoy me libero".
Raúl González es una de las figuras más reconocidas y queridas de la televisión hispana en Estados Unidos, especialmente por su rol como conductor venezolano en el programa matutino Despierta América. Su carrera ha estado marcada por el éxito, pero, como él mismo confesó, detrás de la sonrisa y la energía en pantalla existía un profundo tormento interno y un gran miedo: que el público descubriera su verdad.
El conductor relató que su decisión de hablar nace de un agotamiento existencial frente a la pretensión. En sus propias palabras: "Llega un momento en que dices: ‘Ya basta, ya basta de vivir pretendiendo ser quien no eres, ya basta de tener una máscara, ya basta de tratar de ser perfecto cuando la perfección no existe, ya basta con cargar con el peso de la culpa del pasado, de errores cometidos".
González explicó que, durante años, se "escondió, se refugió en comida, en alcohol, en relaciones que algún momento se convirtieron tóxicas para aparentar". Estas adicciones, incluyendo la adicción al tabaco, se acabaron cuando finalmente se sintió liberado.
El motivo de su silencio de 30 años radicó en una promesa hecha a su padre. Raúl recordó que la última persona de su familia en enterarse de su orientación sexual fue su padre. La respuesta que recibió lo llevó a tomar una decisión que "sacrificó su felicidad".
El padre de Raúl le hizo una petición que se convirtió en una carga por décadas: "Mi padre cuando se enteró me pidió: ‘Que esto no se sepa hasta que yo me muera”. Inmediatamente, Raúl aceptó, respondiendo con convicción: "Así será".
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En la entrevista con Mandy Fridmann, el presentador profundizó en el peso de esa palabra, confesando: "Además en el libro cuento que cuando mi papá se entera mi papá me hace jugar que esto no se sepa hasta que él se muera. Entonces yo obviamente por el amor que le tuve, el respeto que le tuve y le tengo yo se lo prometí porque entendí su vergüenza”.
A pesar de que sus terapeutas no estuvieron de acuerdo con su decisión, argumentando que estaba "sacrificando su felicidad por él", Raúl se mantuvo firme en su juramento: "Di la palabra". El fin del silencio llegó en 2020, cuando su padre fue diagnosticado con un agresivo cáncer. Fiel a su compromiso filial, Raúl cuidó a su padre incondicionalmente, "desde el primer momento hasta el último".
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El fin del silencio llegó en 2020, cuando su padre fue diagnosticado con un agresivo cáncer. Fiel a su compromiso filial, Raúl cuidó a su padre incondicionalmente, "desde el primer momento hasta el último".
Aunque al inicio hubo un proceso de "negación de parte de él", el vínculo evolucionó hacia un "proceso de amor tan hermoso" y de "perdón". Raúl compartió las últimas palabras de su padre, un momento que marcó el verdadero "pacto de liberación": "Tus cariños valen un millón de dólares. Eres el mejor hijo del mundo. Y ahí se selló un pacto de amor y de perdón".
El presentador reconoció con lágrimas en los ojos que, a pesar de haber sacrificado su bienestar durante años, "él [su padre] se fue en paz". Tras ese momento de despedida, Raúl se sintió "bendecido de verdad estar aquí y formar parte de esta alegría y de esta fiesta".
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL