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"Se salió de control": el adiós de Don Jediondo a su cadena de restaurantes tras 20 años de historia

El humorista abrió su corazón y confesó detalles sobre la liquidación de su empresa. Esto fue lo que dijo.

Don Jediondo
La empresa no cumplió acuerdos mínimos según la entidad.
Tomado de redes.

El humorista Pedro González, más conocido como Don Jediondo, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida profesional y personal. Tras casi dos décadas de actividad, la cadena Don Jediondo Sopitas y Parrilla fue oficialmente liquidada por orden judicial, lo que implica el cierre definitivo de sus 33 restaurantes en el país.

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“Uno siente que murió un pariente”, confesó con lágrimas en los ojos el comediante en La Luciérnaga de Caracol Radio, el mismo espacio donde ha hecho reír a miles de oyentes durante años y donde ahora compartió el dolor de ver cómo se desmoronaba su proyecto empresarial.

Una crisis que nunca logró superar

El proceso de liquidación fue el desenlace de un largo camino de dificultades financieras que González arrastraba desde hace más de seis años. Aunque los activos de la empresa superaban los $25.600 millones, los pasivos eran prácticamente iguales, lo que dejó sin margen de maniobra a la compañía.

La pandemia del COVID-19, el paro nacional de 2021 y problemas que se remontan a los primeros años de operación aceleraron la crisis. “Infortunadamente, por cuestiones del mismo mercado, no se fueron cumpliendo los compromisos… y el pasado martes la Superintendencia de Sociedades ordenó entrar en liquidación”, explicó el humorista.

Más allá de las pérdidas económicas, el golpe más duro para González fue la reducción de su planta de personal. “Llegamos a tener más de 400 trabajadores, ahora teníamos 208. Lo más doloroso es no volver a ver a esa gente tan valiosa, trabajadora y comprometida”, dijo, visiblemente conmovido.

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El humorista reconoció que el afán de crecer jugó en contra: “El ego y la ambición de querer tener una empresa grande nos llevaron a tener más de 50 puntos. Pero se salió de control. Nos comprometimos mucho con los bancos y con los impuestos”.

El peso emocional de la quiebra también dejó huellas profundas. González recordó haber atravesado episodios de depresión y pensamientos suicidas hace más de una década, cuando los problemas financieros ya lo asfixiaban. “Fue Dios quien me detuvo, quien me salvó”, confesó sobre uno de esos momentos límite.

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Aun así, el boyacense aseguró que seguirá adelante, apoyado en su fe, su familia y su oficio de hacer reír. “Plata no, porque ahora toca empezar de cero… pero la vida sigue”, afirmó.

Un proyecto nacido de la improvisación

El origen de Don Jediondo Sopitas y Parrilla fue tan improvisado como simbólico. La idea surgió cuando un empresario desistió de arrendar un local en el Centro Comercial Imperial, y Pedro y su esposa decidieron asumir el reto. “El primer día vendimos una Coca-Cola y una arepa”, recordó entre risas. Con el tiempo, y gracias a la creatividad de una amiga publicista, el negocio tomó forma y llegó a convertirse en una cadena reconocida por su toque de humor y sus platos típicos de la región andina.

Hoy, con el cierre definitivo, González lo define como una pérdida irreparable: “Sí, era como un hijo. Y uno siente que murió un pariente”.

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