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Durante esta época de fin de año y festividades hay diferentes costumbres, fiestas y tradiciones en las distintas regiones de Colombia. Aunque la celebración se vive de manera particular en cada territorio, lo cierto es que culturalmente coinciden varios agüeros que, año tras año, reúnen a familias y amigos con un mismo propósito, empezar el nuevo ciclo con buena energía, esperanza y deseos de prosperidad.
En Colombia, los agüeros de Año Nuevo hacen parte del folclor popular y se transmiten de generación en generación. Algunos tienen raíces europeas, otros nacen de creencias indígenas o afrodescendientes, y muchos simplemente se han adoptado y adaptado con el paso del tiempo. Más allá de la fe que cada persona deposite en ellos, estas prácticas se han convertido en un ritual que marca el cierre de un año y la bienvenida del siguiente.
Uno de los más conocidos es comer las doce uvas a la medianoche. Cada uva representa un deseo para los doce meses del año. Mientras el reloj marca las campanadas, muchas personas piden en silencio salud, trabajo, amor y estabilidad. Este ritual, heredado de España, se ha integrado plenamente a la tradición colombiana.
Otro de los infaltables es correr con una maleta apenas inicia el nuevo año, quienes lo practican aseguran que así atraen viajes, mudanzas o nuevas oportunidades lejos de casa. En barrios y conjuntos residenciales es común ver a personas corriendo entre risas, convencidas de que el próximo año traerá aventuras.
La ropa interior de colores, especialmente amarilla o roja también ocupa un lugar especial. El amarillo simboliza la prosperidad y la abundancia económica, mientras que el rojo se asocia con el amor y la pasión. Algunos creen que debe estrenarse y usarse al revés antes de la medianoche para que el ritual funcione.
Barrer la casa antes de las doce es otro agüero ampliamente practicado, pues simboliza sacar las malas energías, los problemas y las tristezas del año que termina, dejando el espacio limpio para lo que está por venir. En algunas regiones, incluso se barre hacia la puerta como señal de expulsión de lo negativo.
El dinero en los zapatos o en los bolsillos es un gesto que tiene un gran significado, pues los billetes o las monedas acompañan la celebración con la esperanza de que la abundancia no falte durante el año entrante. En la misma línea, muchas familias colocan monedas o espigas en la mesa de la cena de fin de año.
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En los hogares colombianos no pueden faltar las lentejas, uno de los agüeros más arraigados para atraer la abundancia. Antes o justo al momento de la medianoche, suelen repartirse entre los asistentes para guardarlas en los bolsillos, carteras o rincones especiales de la casa. En algunas regiones, incluso, se lanzan al aire al recibir el Año Nuevo como símbolo de que la prosperidad llegue a todos por igual y no falte durante los meses venideros.
Las velas de colores también tienen un papel protagónico en esta celebración. Cada tonalidad representa un anhelo distinto: el verde se asocia con la salud, el blanco con la paz, el amarillo con el dinero y la prosperidad, y el rojo con el amor. Encenderlas se convierte en un ritual íntimo de reflexión y conexión con los deseos personales y familiares para el nuevo año.
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Otros agüeros muy extendidos incluyen saltar con el pie derecho al sonar las doce campanadas, una acción simbólica para comenzar el año con buena suerte; vestirse de dorado, color que representa éxito, riqueza y abundancia; y, en varias regiones del país, quemar el año viejo, un muñeco elaborado con ropa usada que simboliza todo aquello que se quiere dejar atrás, desde problemas hasta malas experiencias.
Estas tradiciones, aunque sencillas, reflejan la manera en la que los colombianos combinan creencias, esperanza y celebración para darle la bienvenida a un nuevo comienzo cargado de optimismo.
Es una creencia o práctica popular que se realiza con la intención de atraer buena suerte, alejar lo negativo o anticipar lo que traerá el futuro. Generalmente está ligada a tradiciones culturales, costumbres familiares o rituales simbólicos que se transmiten de generación en generación.
En Colombia, los agüeros son muy comunes en fechas especiales como Año Nuevo, cuando las personas los practican con la esperanza de atraer prosperidad, amor, salud, viajes o éxito en el año que comienza. Acciones como comer uvas, usar ciertos colores, guardar lentejas o correr con una maleta no tienen base científica, pero sí un valor cultural y simbólico muy fuerte.
HEIDY ALEJANDRA CARREÑO BELTRAN
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