La Semana Santa es un período de profunda reflexión y espiritualidad para los cristianos en todo el mundo. Uno de los aspectos más significativos de esta temporada es la consideración de las siete palabras que Jesús pronunció mientras estaba en la cruz.
Estas palabras, cargadas de significado y simbolismo, revelan su amor, sacrificio y propósito redentor. Conozca cada una de ellas.
1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
En medio de su agonía, Jesús intercede por aquellos que lo crucificaron. Esta primera palabra enseña sobre el perdón.
A pesar del sufrimiento, Jesús muestra compasión y misericordia hacia sus verdugos. El perdón es un acto poderoso que libera a las personas y las acerca a Dios.
2. “Hoy estarás en el Paraíso conmigo.”
Dirigiéndose al ladrón arrepentido que también estaba crucificado, Jesús ofrece la esperanza de la vida eterna. Esta palabra recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la gracia de Dios está disponible para quienes se vuelven a él con sinceridad.
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3. “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, he ahí a tu madre.”
Jesús encomienda a su madre María al cuidado del apóstol Juan. Esta palabra destaca la importancia de las relaciones familiares y la responsabilidad mutua.
También simboliza la creación de una nueva familia espiritual en la comunidad de creyentes.
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4. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Estas palabras expresan la profunda angustia de Jesús al sentirse separado de Dios. Aunque temporal, este abandono refleja el costo de nuestra redención.
Jesús experimentó la soledad para que las personas pudieran encontrar comunión con Dios.
5. “Tengo sed”
En su debilidad física, Jesús anhela agua. Pero esta palabra también tiene un significado espiritual.
Jesús es la fuente de vida y saciedad. La sed espiritual solo puede ser satisfecha por él.
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6. “Todo está cumplido”
Con estas palabras, Jesús proclama que su obra redentora está completa. La salvación ha sido asegurada. Esta palabra invita a confiar plenamente en su sacrificio y a descansar en su gracia.
7. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
En su último aliento, Jesús entrega su vida al Padre. Esta palabra es un acto de rendición total. Enseña a confiar en Dios incluso en la muerte y a entregar la vida en sus manos amorosas.
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