Gol Caracol
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El actual campeón de la Eurocopa, el equipo que sólo ha perdido un partido en tres años (contra Estados Unidos en la semifinal de la Copa Confederaciones), el de figuras rimbombantes, el de las promesas, al que todos le apuestan, recibe voces que menguan los efectos de la increíble derrota ante Suiza (1-0) en el primer paso que dio el grupo H en el Mundial. Uno de los mejores partidos del torneo, de los pocos que se han visto en realidad hasta ahora, estampó otra cara amarga, negra, del camino de los españoles en las copas del mundo. Pero en el país de las tapas y los toros el convencimiento es total. No hay duda de que se clasificará a octavos de final. Y está bien que así sea. De nada sirve ser negativo en esta vida. La tragedia, empero, ahora está cerca. Queda para España vencer a Honduras, el lunes 21 de junio, y luego jugarse las cartas contra Chile, el viernes 25. A Honduras le debería pasar por encima. Contra la prometedora escuadra de Marcelo Bielsa no será tan fácil. Con una caída en el debut, España puso en juego la clasificación, la dejó para la última fecha y el destino en la siguiente fase será Brasil, Costa de Marfil o Portugal. Vaya lío. “La selección española ya no puede fantasear con la posibilidad de elegir el cruce tras perder ante Suiza (...) Ahora, sólo debe plantearse un ejercicio de supervivencia que le haga pasar de fase como sea”, publicó Marca, sin hacer mayor escándalo del papelón, como sí cuando a cada rato mete la pata el Real Madrid. Eso fue lo que pasó de verdad. Un resultado penoso, así España haya hecho más por los goles durante todo el juego. España, vale la estadística, nunca había perdido contra el cuadro helvético en sus 18 enfrentamientos anteriores. El último se lo llevó a su favor con goleada 3-0 en los octavos de final del Mundial de Estados Unidos 1994. El diario AS se puso en la misma línea: “La Selección no renunció a su estilo y dominó sin suerte todo el encuentro: tuvo una posesión del 63%, lanzó 11 saques de esquina y realizó hasta 23 remates, ocho de ellos a puerta”. España todavía depende de sí misma: dos triunfos holgados y estará seguramente en la próxima fase. Pero con España nunca se sabe. Su mejor lugar en un Mundial fue el cuarto puesto en Brasil 1950. Grandes generaciones se han quedado en nada desde entonces. En 2006, fuera ante Francia en octavos y, en 2002, Corea los sacó del camino en cuartos. La racha predecesora en los certámenes orbitales no es muy buena. En lugar de tanta confianza, como parece advertirse a la distancia, a veces puede ser buena la pausa y la meditación antes que una seguridad efímera.
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En el debut, Nigeria se salvó de la pena de una goleada y sólo encontró alivio en el desperdicio argentino y en su portero Enyeama. Messi (47), Higuaín (29) y Tévez (29) marcaron en la pasada temporada 105 dianas con sus equipos y en el Mundial, vaya ironía, el tanto del primer triunfo fue de un defensor (Gabriel Heinze), de cabeza, luego de un córner, no tras una gran jugada colectiva y después de que los atacantes fallaran muchas oportunidades. Fue una ironía, además de una curiosidad. El primer gol de Argentina en el comienzo de los últimos mundiales siempre fue de un delantero: en 1994, ante Grecia, marcó Gabriel Batistuta; en 1998, ante Japón, repitió Batistuta; en 2002, ante Nigeria, otra vez Batistuta; y en 2006, ante Costa de Marfil, celebró Hernán Crespo. (En 1990, luego de perder ante Camerún, Argentina marcó por primera vez gracias a Pedro Troglio, en la victoria 2-0 sobre la Unión Soviética). El adagio mundialista afirma que en el primer partido hay que ganar, más allá de si se deleita al público o no. “Si quieren ver espectáculo, vayan al teatro”, manifestó Juan Sebastián Verón antes de disputar con Estudiantes la pasada final del Mundial de Clubes frente al Barcelona, el equipo de Messi, el único que mostró dotes de certera calidad ante Nigeria. Verón, opaco en el choque inicial de Sudáfrica 2010, siguió sus palabras esta vez. Es un gran jugador, por supuesto, pero ya no corre como antes. A esta Argentina hay que sumarle el hueco que parece ser Jonás Gutiérrez. Cada vez que se le ve en el campo uno quisiera saber qué piensa el ausente Javier Zanetti. O, mejor, qué piensa Maradona. Sobre Di María hay que decir que tampoco estuvo a la altura. Para fortuna de todos ellos, era el debut. Equipos como Alemania, Inglaterra o Italia generalmente no perdonan. La victoria contra los nigerianos disminuye en todo caso la presión y da margen para corregir y mejorar. Esa es la suerte que hoy tiene Argentina. Sabe que puede dar mucho más. Lo malo es que eso mismo se le viene pidiendo al equipo desde que Maradona llegó al cargo. Recuerden que Bolivia le ganó a este proceso 6-1, que Martín Palermo en la penúltima fecha de las Eliminatorias salvó a su escuadra con un gol de último minuto frente a Perú, que Argentina sólo en la jornada final pudo asegurar su cupo en la cita ecuménica contra Uruguay, que muchas veces ha jugado a nada… Nigeria ya no es la selección prometedora del noventa y aún así descubrió falencias de los bicampeones del mundo. Lo raro es que padeciendo la enfermedad Argentina también pudo golear. Lo primero que se puede concluir es que Maradona y sus dirigidos estarán en octavos de final. Los africanos eran el papel más duro de primera ronda y éste se rompió fácilmente. Viene Corea del Sur y Grecia. Segurísimo Argentina hará como mínimo seis puntos, si no los nueve. Al Mundial de 1986 los gauchos llegaron mal, con otra clasificación enredada. Luego fueron campeones con el gran Maradona como jugador, que ya no es como técnico. Todavía falta mucho camino para otra hazaña. Está claro. “Si esto fuese tenis, torneo a cinco sets, a ustedes (España) no les ganaba nadie. A un partido todo puede pasar: te tiran un centro, le da a un tipo en la cabeza y adiós”, mencionó hace poco César Luis Menotti, el técnico campeón con Argentina en 1978. Yo lo veo así: un retoque en la defensa y el despertar individual de genios como Verón, Messi, Tévez, Higuaín y Milito y hasta un defensor vestido de héroe de vez en cuando, como Heinze, pueden llevar a Argentina muy lejos en Sudáfrica 2010. A pesar o fortuna de tener a Maradona en el banco. * Si quiere ver el gol contra Nigeria, las fotos de Maradona, la crónica y las reacciones haga clic AQUÍ
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Los colombianos nos hemos tenido que acostumbrar a una realidad mezquina. Nos hemos visto obligados a hablar sobre los demás, muchas veces envidiosos de la suerte ajena. No podemos controvertir ya acerca de nuestras posibilidades sino de las que tienen Brasil o Argentina, por decir lo menos. No podemos soñar con un gol de un compatriota, con un triunfo, con pasar a la siguiente ronda. Nada. Absolutamente nada. Si acaso con clasificar al Mundial de 2014, de nuevo optimistas. La pena ha tenido varios clímax y uno de ellos fue el sorteo del Mundial, cuando literalmente 32 países estuvieron a la expectativa de su destino mientras el nuestro había conocido con antelación que la palabra “eliminación” se firmaba una vez más, por tercera vez consecutiva, por desgracia, por mediocres, en nuestra historia. Eso es triste. Pero hay mucho más. Recordar todo lo que un Mundial suscita para un país y sentirlo ahora tan abstracto, casi como algo irreal o surrealista, es lamentable. Colombia hoy sería muy distinta si se hubiera clasificado a Sudáfrica 2010. La gente estaría adecuando su agenda para ver los partidos en casa, en la oficina o en un bar (en este último caso, con bastante cerveza y aguardiente de por medio); veríamos un nacionalismo (carente de fondo) con las banderas de Colombia en los carros, en las calles; los vendedores ambulantes estarían pintados con los colores amarillo, azul y rojo ofreciendo llaveros, afiches y demás objetos dignos para la ocasión; se hablaría mucho más de fútbol en las ciudades y en los medios. Estaríamos, créase o no, unidos por una causa. Ese no sería un mejor país, desde luego, aunque al menos sí encontraría algo de regocijo y de esperanza ante tanta adversidad. Ver a la selección cantando el himno nacional en la cancha en un Mundial eriza la piel. Qué decir de un gol. ¡Es la ilusión que despierta un equipo de fútbol! Todo eso se extraña. Hasta la sensación de perder en una Copa del Mundo desapareció. Muchos no saben de qué se trata sentir la derrota como propia. Son recuerdos lejanos. Y con el paso de los días esta ausencia mundialista se asume como una caída natural, casi cotidiana. Colombia no va a la cita orbital desde Francia 1998 y nuevas generaciones están creciendo sin saborear este suceso. El fútbol les adeuda a todos ellos una fortuna, no lo duden. Shakira no es Colombia en el Mundial. Tampoco Juanes ni Óscar Julián Ruíz. Esas son puras mentiras. Aun así, es posible disfrutar el torneo de Sudáfrica. Ridículo sería entrar en una melancolía prolongada cuando hay tanto que ver y calificar. Mientras esto pasa, el sentimiento con Colombia es difícil de expresar porque es triste en medio de la alegría natural que supone la cumbre del fútbol. "El Mundial de África es una historia de amor", dijo Joseph Blatter, presidente de la FIFA. Nosotros estamos en un despecho que con suerte se ahogará en un mes, gracias a 64 encuentros de fútbol.
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Aquí está el calendario de transmisión de los partidos que podrá ver en televisión gracias al Gol Caracol. El calendario con todos los partidos: AQUÍ Programación partidos por TV con hora colombiana (contiendas jugadas se borran de la lista) Miércoles 23 de junio 9:00 AM, en Bahía Nelson Mandela: Eslovenia vs. Inglaterra. Estadio Puerto Elizabeth 1:30 PM, en Johannesburgo: Ghana vs. Alemania. Estadio Soccer City Jueves 24 de junio 9:00 AM, en Johannesburgo: Eslovaquia vs. Italia. Estadio Ellys Park 1:30 PM, en Cape Town: Camerún vs. Holanda. Estadio Green Point Viernes 25 de junio 9:00 AM, en Durban: Portugal vs. Brasil. Estadio Durban 1:30 PM, en Tshwane, Pretoria: Chile vs. España. Estadio Loftus Versfeld * Programación sujeta a cambios. Oportunamente se informará la programación de las rondas siguientes.
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Nada resultó ser como se esperaba esta temporada. El dinero no pagó el soporte para conseguir títulos, los cracks dejaron de serlo sin mayor explicación y los rivales aprovecharon esto para darle unas cuantas cachetadas al nuevo proyecto megalómano de Florentino Pérez. El ciclo que ahora termina mal comenzó cuando Pérez retomó la Presidencia del club en junio del año pasado y prometió, como lo había hecho en la primera era de los ‘Galácticos’ con Figo, Ronaldo, Zidane y Beckham, contratar a los mejores futbolistas del mundo. Con tanto dinero en las manos y buenos jugadores, Real Madrid había ganado gracias a esa filosofía dos Ligas españolas (2001 y 2003), una 'Champions' (2002), una Supercopa de Europa (2002), dos Supercopas de España (2001 y 2003) y una Copa Intercontinental (2002). No todo fue un oasis. Hubo críticas de estilo y de fondo. Se cuestionó, entre muchas otras cosas, el trabajo de la cantera, que Florentino dejara ir a Vicente del Bosque, el mejor D.T. que ha tenido el club en la última década, y que le dijeran adiós a Claude Makelele, aquel congoleño nacionalizado francés que había sido estandarte de ese conjunto ganador. Al final, el entonces Presidente se fue en 2006 con varios trofeos bajo el brazo. Hace un año, el millonario directivo regresó con la promesa de nuevas conquistas. Sin embargo, lo que Real Madrid sufre hoy es el purgatorio del fracaso. Florentino trajo a Zidane como asesor y a Jorge Valdano como director general. El 2 de junio de 2009, un día después de su investidura oficial, anunció a Manuel Pellegrini como nuevo entrenador. El chileno venía del Villarreal, al que había puesto en semifinales de la ‘Champions’ en 2006 y al que había sacado segundo de la Liga española en 2008. Su fútbol gustaba. Renacía así la ilusión. El sueño de ganar la Liga de Campeones en casa, el estadio Santiago Bernabéu, el 22 de mayo, ante su público, era un deseo poderoso. El hincha se ensimismaba en su gloria hipotética. Rápidamente se empezó a armar la maquinaria. El 8 de junio, Pérez hizo oficial el fichaje de Kaká por 65 millones de euros. Luego avisó del traspaso más caro de la historia: Cristiano Ronaldo, por 94 millones de euros. Los casi 300 millones invertidos en total se completaron en Raúl Albiol, Benzema, Xabi Alonso, Arbeloa, Negredo, Granero y Garay. Pero nada salió bien en el nuevo propósito del Real Madrid. “El Barcelona es el mejor equipo del mundo', atinó a decir Pellegrini antes de jugar la última fecha de la Liga, el único salvavidas con aire. Real Madrid hizo 96 puntos, una cifra histórica, pero los catalanes lograron 99. Una pena. El título, a pesar de su gran empeño, lo festejó el acérrimo rival, ese que venía de ganar absolutamente todo en la temporada anterior, es decir, los seis títulos oficiales: Copa del Rey, el título de Liga, la ‘Champions’, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. La Copa del Rey fue un fiasco Real. En los dieciseisavos de final, el Alcorcón eliminó al conjunto de Pellegrini con un 4-0 en la ida. “La excelencia de los ridículos”, tituló para la ocasión el diario Marca. En la vuelta, un pobre triunfo 1-0 no rescató a nadie de la debacle. El máximo objetivo, la Liga de Campeones, tampoco dejó un sabor dulce. Con un Kaká diezmado y un Ronaldo intermitente, Lyon fue el verdugo en octavos. Sólo para el consuelo de tontos, Barcelona fue eliminado en semifinales por el Inter y no pudo reinar en el Bernabéu. La horrible noche no cesó ahí. Hasta el Atlético de Madrid celebró en la capital española, ante los ojos del Real, su título en la Liga Europa, algo que no hacía el conjunto rojiblanco en un torneo continental hacía 48 años. La cara amarga en el Real Madrid no se puede esconder, aunque los grandes equipos tampoco se pueden dar ese lujo por mucho tiempo. El quiebre ya se viene con la salida de Pellegrini (cuatro millones de euros de indemnización al técnico se van con la decisión) y la llegada de José Mourinho. En el Real, pase lo que pase, siempre hay dinero para pensar en grande, así esta vez todo haya sido muy bajo.
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[flv image=http://blogs.golcaracol.com/muchaspelotas/files/2010/05/RamonJesurun050210COLa1.jpg]http://static.caracoltv.com/v/n/2010/05/cb41808019b2811cc536e6bb4ab098b6.flv[/flv]Acabar con la mediocridad en el fútbol nacional parece una quimera, pues el paladar ha estado a gusto en los últimos años con un torneo que, dicen, prima lo emotivo sobre la calidad, como si lo segundo fuera, acaso, menos importante. Sin embargo, algo positivo ha nacido de la obligación. En el actual campeonato, y sólo porque la FIFA exigió acabar los certámenes antes de lo normal por la disputa del Mundial, el título ya no se definirá en Colombia después de pasar por unos cuadrangulares semifinales irrisorios, a los que han clasificado conjuntos con rendimientos precarios, que rondan muchas veces el 50% o menos, para después dar la vuelta olímpica. Esto pasó, por nombrar un único caso, con Junior en el Clausura 2004. Fue octavo y después terminó campeón de un torneo hecho a la medida de los anodinos. Ahora, sólo serán los cuatro mejores conjuntos los que jugarán las semifinales (el primero enfrentará al cuarto y el segundo, al tercero) y los ganadores de dichas llaves irán a la final en choques de ida y vuelta, el 26 de mayo y el 2 de junio. Algo sensato y que nos queda a la medida. El campeonato debería mantenerse así como está, sin los susodichos cuadrangulares. No obstante, está previsto que regresen de nuevo luego de Sudáfrica 2010. Una liga como tal, en la que el título lo gane el primero de la tabla general, no es bienvenida en Colombia porque la premisa es tener más conjuntos vivos en la mayoría de fechas posibles para que no se afecten la situación financiera de los equipos y las taquillas, a pesar de que superar los 15 mil espectadores sucede máximo en tres partidos por fecha. Sí es verdad que es más bonito para el hincha ver a ocho equipos en las semifinales porque hay más aficionados pensando en la contienda. Pero eso no le hace bien al fútbol y sí acostumbra a los ‘clubes’ y a la gente a nadar en la imperfección, en el acomodo, en la complacencia inicial para después sí desear ser los mejores. El problema del fútbol colombiano radica en gran parte en premiar la mediocridad por sobre la calidad desde el mismo sistema del torneo. Pero también tiene su raíz en el cambio constante de la forma de jugar el campeonato. Somos buenos para inventar. Se han jugado torneos nivelación (1995-96); los partidos empatados de toda la temporada se definieron en penaltis en 1998; se armó un triangular fantasma para ascender a un equipo a Primera División (2001); hubo cuadrangulares finales (1994) y semifinales (como los actuales); bonificaciones de distintos tipos y muchos otros cambios como, por ejemplo, que de 1992 a 2002 un total de 16 equipos participaron en el torneo y desde entonces hay 18. Hace poco se habló de la posibilidad de ampliar el número a 20 escuadras… Estamos viviendo hoy en día un nuevo formato que se debe mantener. Si bien representa una modificación más en el sistema, sirve para enterrar a los malos equipos y para recompensar las buenas campañas. Permitir la clasificación de ocho conjuntos a las semifinales, de 18 que están en competencia, es poco loable. Con la venia del ejemplo, es como preferir a cinco mujeres sin gracia por cantidad y no a una sola por su propiedad.
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La Federación nombró a Hernán Darío Gómez como nuevo timonel del conjunto nacional. Aquí van diez razones a favor y en contra de esta designación. A favor: 1. Ha sido exitoso en su medida: entre otras cosas, llevó a Colombia al Mundial de Francia 1998 y a Ecuador al campeonato de Corea y Japón 2002. 2. Conoce el entorno nacional y sus evidentes dificultades. 3. Francisco Maturana es el nuevo director técnico y de desarrollo de la Federación Colombiana de Fútbol y él lo quiere como D.T. de la selección. Tendría un amigo a su lado. 4. Después de varios años en el exterior, Gómez ha estado en el país el último tiempo y se ha vuelto a empapar del fútbol local, con los pros y contras que esto conlleva. 5. ‘Bolillo’ sabe manejar la presión y enfrentar las críticas de unos medios de comunicación llenos de vicios y prejuzgamientos. 6. Tiene experiencia en las Eliminatorias. Incluso, para ir al Mundial de Francia alcanzó un invicto de siete partidos y fue considerado el mejor técnico de Suramérica en 1996 por el diario El País de Uruguay. 7. Es extrovertido y su peculiar estilo de expresarse le gusta a mucha gente. 8. Es un técnico respetado en el continente. Y es sin duda uno de los que más ha llegado lejos en nuestro país. 9. Es un gran motivador de grupos. Se hace querer de sus jugadores. 10. Ha hecho campaña para quedarse con el puesto. Lo está buscando y se le notan muchas ganas de volver al banco del conjunto nacional. En contra 1. Al conocerse su posible nombramiento, se levantó de inmediato un polvorín en la prensa y la afición. Su nombre divide. 2. El trabajo reciente de Hernán Darío Gómez fue muy pobre. Dirigió a Santa Fe con una nómina prometedora, no clasificó a los cuadrangulares del Clausura 2008 y se fue antes del Apertura 2009. 3. La gente teme que con él a bordo regrese la denominada ‘rosca paisa’. 4. Ya tuvo encuentros algo molestos con periodistas. Su temperamento a veces lo dirige más al disenso que al consenso. 5. Mientras ha dejado claro que sueña con el cargo, ha dicho que lo buscan de Ecuador y estuvo cerca de arreglar un contrato con Atlético Nacional… ha estado en muchas partes y a la vez en ninguna. 6. Las encuestas y sondeos no le favorecen. Hoy en día, Leonel Álvarez, quien ha dicho que le gustaría estar como asistente técnico de Gómez, es el nombre que más despierta favorabilidad en Colombia. 7. Luego de clasificar con Ecuador al Mundial de 2002, ‘Bolillo’ se fue en 2004 tras fracasar en la Copa América de Perú. En 2006, fue nombrado D.T. de Guatemala y dos años pasaron para que se apartara del cargo por malos resultados. Su trabajo con selecciones ha sido malo en recientes experiencias. 8. La presencia de Gómez y Maturana hace pensar más en el pasado que en la renovación del fútbol colombiano. 9. En el Comité Ejecutivo de la Federación no hay unidad y sí muchas dudas de encargarle de nuevo la selección a ‘Bolillo’. 10. ¿Qué fútbol nos ofrece Hernán Darío Gómez? ¿Es ofensivo? No. ¿Es atractivo? Tampoco. ¿Para ir otra vez al Mundial hay que regresar a la década del noventa? Sólo los resultados darán la respuesta.
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[flv image=http://blogs.golcaracol.com/muchaspelotas/files/2010/04/CarlosPuche040410COLa.jpg]http://static.caracoltv.com/v/n/2010/04/d49a71f02dac35a6b081081c537d8ee3.flv[/flv] En una cosa sí se parece el fútbol español al colombiano: en que hay varios equipos que no están al día en el cumplimiento de sus deberes económicos. La absurda comparación, por la evidente diferencia que hay entre los campeonatos de estos dos países, tiene su razón. Sin embargo, allá las cosas no pasan tan desapercibidas. En Colombia, los jugadores se mueren de hambre y el torneo sigue sin ningún problema. Pero en tierra de reyes es diferente. Luis Rubiales, desconocido ex lateral del Levante y responsable de la Asociación de Futbolistas Españoles, decretó el quinto paro general de jugadores que se cuenta desde 1979*. La idea era hacer la huelga para el gran clásico entre Real Madrid y Barcelona, sabiendo de su repercusión mediática. Finalmente, se postergó para la fecha 33, la cual se jugará entre el 17 y 18 de abril y que programa de todas maneras partidos importantes como Real Madrid-Valencia y Espanyol-Barcelona. "La selección vive un momento de esplendor, pero eso debe repercutir también en los más humildes. No hay que acabar con los ricos, hay que acabar con los pobres...", dijo Rubiales, con certeza aunque con tono de político populista. Lo cierto es que únicamente el 15% de los clubes españoles está al día con sus planteles. Los apuros generales en Primera División son enormes. Real Madrid debe 683 millones de euros; la deuda del Valencia supera los 600 millones; la del Atlético de Madrid ronda los 300 millones; la del Deportivo La Coruña se acerca a los 120 y la del Real Zaragoza, a los 100. No es para imaginarse a Messi haciendo fila para cobrar un cheque, pues los poderosos Barcelona y Real Madrid tienen notables ventajas ante sus competidores. En España cada equipo negocia por su parte los ingresos por los derechos de transmisión y hasta 2013 catalanes y merengues recibirán cada uno por temporada 120 millones de euros. La inequidad es abrumadora: Valencia gana 30 millones, Valencia 20 y Almería, 12. El problema está sobre todo en segunda división e inferiores, pero la mejor liga del mundo también puede colapsar. En eso tuvo mucho que ver la ‘Ley Beckham’, la cual permitió que científicos o profesionales destacados, entre ellos futbolistas, que llegaran a España a devengar más de 600 mil euros anuales pagaran en impuestos un 24% contra el 43% de los demás mortales. Esto con tal de atraer personal calificado. Los equipos se aprovecharon de ello para contratar a las mejores estrellas del balompié mundial con costos mucho más competitivos. La medida, en vigor desde 2004 y llamada así por el arribo de David Beckham al Real Madrid, fue derogada en noviembre de 2009 por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La Liga dejó de ser paraíso fiscal, pero la decisión, que entró en vigor el 1 de enero de 2010, no es retroactiva. Aquellos que tengan contratos vigentes, como Zlatan Ibrahimovic, quien gana 12 millones de euros por temporada, podrán contar con estos beneficios hasta 2015. Es posible que la huelga no se materialice en España. Pero ya se hizo aviso de la inconformidad. Si los equipos no pagan, los jugadores no juegan. Esa debería ser la consigna en Colombia, donde el fútbol aqueja varias miserias. América y Millonarios, los dos equipos más ganadores del torneo local, deben a sus jugadores mucho dinero (ver video). Literalmente, algunos no tienen ni para coger el bus que los lleve a los entrenamientos. La situación en conjuntos de la Primera B puede ser peor. No es extraño en este torneo viajar 18 horas por tierra para jugar un partido y regresar de inmediato a la ciudad de origen. Coldeportes, la Federación y la Dimayor se hacen ciegas al igual que quienes deben hacer cumplir las leyes y castigar de una vez a estas instituciones que maltratan al futbolista o, para decirlo mejor, al empleado. Es una pena muy honda y nada parece que vaya a ser diferente. El fútbol de España es otro mundo para los colombianos, claro, pero hacer respetar las obligaciones es deber de cualquiera. El mismo gremio del fútbol en nuestro país se acostumbró a padecer y a ceder ante las amenazas y, como no hay mayor presión para cambiar la ruta, que siga entonces el espectáculo del fútbol colombiano. Es eso o acabar el torneo. *Se cayó la huelga en el fútbol español. Ver
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A la gente que no cumple su palabra hay que tenerle desconfianza. Y Luis Bedoya dijo en una entrevista a Yamid Amat, publicada el 21 de septiembre de 2008, que si no se clasificaba al Mundial de Sudáfrica, “nos vamos todos: jugadores, técnico y directivos”. Bedoya, un economista industrial de la Universidad Católica de Pereira, llegó a la Presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol en 2006 y dos años después se crucificó. “Las reelecciones las dan los resultados. No he conocido hasta ahora un solo Comité Ejecutivo que sobreviva a una eliminación”, dijo. Al dirigente y a mucha gente se le olvidaron sus palabras, pronunciadas en tiempos difíciles, luego de que la selección sufriera una estrepitosa goleada 4-0 contra Chile por la octava fecha de las Eliminatorias. Al técnico del momento, Jorge Luis Pinto, lo despidieron. Luego Eduardo Lara fue apartado del cargo. Varios futbolistas también se fueron yendo, bien por incapacidad o por edad. Pero el “mandamás” no renunció y, al contrario, se arrellanará durante otro cuatrienio en la Federación, al asegurarse otra vez su puesto como máximo titular del Comité Ejecutivo. Bedoya, de 49 años, fue sabio al manejar la tercera quemada de Colombia rumbo al Mundial y supo resaltar los logros de su administración, los cuales están basados en pilares económicos, de gerencia internacional y deportivos. Bajo su poder, la Federación se recuperó de un déficit aproximado de más de 4.000 millones de pesos; además, inició el proyecto de construir una sede de selecciones en Bogotá y se consiguió la sede del Mundial Sub-20 de 2011. Eso se reconoce. Pero logros deportivos por mayor no hubo, más allá de la clasificación de la Sub-17 a dos mundiales y el mejoramiento del fútbol femenino, fútbol sala y fútbol playa, como el propio Bedoya menciona. Aún así, es preocupante pensar que no hay mejores directivos en nuestro país o suponer que la responsabilidad de la eliminación de Sudáfrica no le corresponde a él y al resto del anterior Comité Ejecutivo. Los directivos no se ponen los guayos, pero hacen parte del equipo. Bedoya sin duda ha hecho un mejor trabajo que sus antecesores al frente de la Federación, pero su imagen está sobredimensionada. Por qué no cumplió su palabra. ¿Ambición de poder? El pasado Comité Ejecutivo permitió la interferencia de empresarios en el seno de la selección, hubo falsedad en documentos de jugadores de los conjuntos nacionales menores, se cambió la sede de Bogotá al final de las Eliminatorias sin mayor motivo y del grupo renunció Ignacio Martán por la vinculación que tenía el Cortuluá, del que era mayor accionista, con el narcotráfico. Ya tiradas las cartas, el camino para clasificar a Brasil 2014 debe comenzar cuanto antes. Bedoya citó con anterioridad varias reuniones con periodistas, directivos y gente de fútbol para hablar sobre el futuro del balompié nacional (más lobby para seguir en el cargo que cualquier otra cosa). Y contactó de una vez a Francisco Maturana para que sea el técnico en desarrollo del futbol colombiano, algo así como un director deportivo, cargo que recomienda la FIFA a sus federaciones adscritas. El nombramiento de Maturana está prácticamente listo y lo mismo sucede con el del nuevo técnico, que sería Hernán Darío Gómez. Con o sin ellos, ojalá la nueva iniciativa sí sirva para jugar nuevamente la Copa del Mundo. Ese deseo es inmutable. Lo difícil del caso es creer en renovación con un presidente que se hace reelegir y con dos figuras del fútbol colombiano como Maturana y Gómez que consiguieron muchas cosas importantes en el pasado pero que, infortunadamente, no las han podido revalidar en el último tiempo.
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El hincha está sentado en la sala de su casa y se sobresalta al oír una frase que le retumba en los oídos como un arrepentimiento. -¡Qué mentira! –reclama airadamente. En tiempos políticos en Colombia, en los que se habla de respeto a las minorías muy a pesar del deseo de las mayorías, este aficionado tiene razón en su molestia. No importa el color de la camiseta que se ponga. Incluso puede ser neutral y sentirse aludido. –“Medellín y Once Caldas son Colombia en la Copa Libertadores”-, repite él, sarcásticamente, lo que acaba de escuchar en la radio. Luego cavila y reconoce a viva voz que le están diciendo una mentira a gritos: -Por vender inventan lo que sea –justifica él desesperanzado; y añade-: ¡Malditos periodistas! El deseo que tiene este hincha es muy discutible. No quiere que gane ningún otro equipo distinto al suyo, ni siquiera en un torneo internacional. Poca entereza hay en alegrarse de la desgracia del otro, pero si esa es su voluntad, por qué pisoteársela. –Que me la respeten –dice-. Soy colombiano, sí, y no por eso tengo que creer que Medellín y Once Caldas sean el país. Quiero que pierdan y listo -contraataca. ¿De dónde proviene esa manía de los medios de generalizar el supuesto sentimiento común? ¿Va por buscar la unión del país en torno a un logro deportivo o más por promocionar un evento ligado a sus intereses? Medellín y Once Caldas provocan, evidentemente, menos reacciones negativas cuando llegan sus victorias. Pero si se hiciera esta afirmación (que un equipo “es Colombia” cuando compite en el exterior) con Millonarios, América o Nacional, por ejemplo, sería muy diferente. Tal como sucede en Argentina y muchos otros países, el amor o el odio por un club no acaba allende de las fronteras nacionales. En otras palabras, un hincha de Boca siempre querrá que River pierda, salvo unas pocas excepciones. Un título de prensa tipo “River es Argentina en la Libertadores” sería, en caso dado, impreciso, irreal. -Es lo que pasa en Colombia. Lo creen a uno estúpido y le meten tantas mentiras como pueden. Y eso porque ahora están bien (Medellín y Caldas) porque cuando pierden ahí sí no son “Colombia” sino ellos solitos (los equipos) los que caen -, se explaya el hincha, casi levantándose de su asiento. -Qué mejor que un equipo colombiano ganara otra vez la Libertadores –le contesto yo tratando que entre en mi razón-. -Está bien que uno no le haga fuerza a otro equipo, no tiene por qué hacer eso tampoco, pero ya desearle el mal es un punto que evidencia odio y marca más envidia que cualquier otra cosa-, reniego. Tratar de encontrar una disculpa por la citada referencia a los periodistas fue imposible. Llegó luego un silencio corto y el cambio a otro tema fue oportuno, mucho mejor que entrar ya en lo que sería una discusión bizantina. La lección, sin embargo, queda aprendida. Basta de hablar por todos como si se tratara de una masa uniforme y respeto por los deseos adversos, así golpeen la unión que tanto necesita nuestra sociedad.